Likan.
—Pa. —esta limpiando el corral con Ayen jugando en el suelo con unos cubos.
—¿Mmm?.
—Me voy donde el tío Fede. —alzo a mi hermano besándolo, se tienta de la risa que le da.
—¿Ah?.
—Como se fue donde la familia de Anto me pidió cuidar la casa.
—¿Vas con tu hermano?.
—No... Con Lucia. —queda serio un rato hasta que asiente—. ¿Pasa algo?.
—No. —me da la espalda y ya me pone incómodo.
—¡Vamos papá!, habla, ¿qué pasa?.
—Solo quiero que te cuides Likan... Que disfruten la juventud no se apuren, no hagan cosas que no deben, vayan lento. —me mira y se ríe—. Sé que piensas como todo el mundo que no soy el indicado para darte consejos Likan... Pero soy tu papá y quiero lo mejor para ti.
—¿Quién dice que no puedes darme consejos?. —bajo a Ayen y me acerco a él—. Dime qué pasa, ¿Hay
