Natalie se asustó por sus obscenos pensamientos y trató de despejar su mente y centrarse en otra cosa. Había un espejo enorme en el tocador junto a la puerta, así que empezó a mirarse en él. La cálida luz del baño era como un fino velo que cubría su rostro, resaltando su suave y tierna piel. El vapor del lugar hacía que su delicado semblante se viera húmedo y flexible. En ese momento, se dio cuenta de que estaba muy bella, pues su rostro, piel y rasgos faciles se veían relucientes, capaces de enamorar a cualquier hombre. "Es evidente que soy muy hermosa", suspiró ella de repente. Natalie volvió a sus sentidos cuando escuchó una risa detrás de ella. "¿Qué se supone que significa eso? ¿Acaso no soy lo suficientemente bonita?", replicó algo enojada, y al mismo tiempo avergonz