CAPÍTULO 4

1147 Words
Un mes había pasado desde que Millie había entrado a trabajar, todo iba de maravilla, nadie sospechaba quién era ella en realidad, tenían aliados y esperaba que ninguno la traicionara. Estaba sentada en el balcón de su casa y no pudo evitar pensar en Noah, ese hombre se le estaba metiendo con fuerza en su cabeza en especial después de ese día, donde por tonta había entrado sin tocar a la oficina de él y su sorpresa fue verlo teniendo sexo salvaje con la rubia de su novia, se había quedado sin habla, verlo moverse tan salvaje y tan entregado la había excitado, ¿Pará qué negarlo? Y estaba segura que él muy maldito lo había notado, porque por unos segundos sus miradas se encontraron, y él siguió moviéndose sin detenerse sólo que con la mirada fija en ella, tuvo que tragar grueso ante lo que veía en sus ojos, lo vio llegar al clímax, por un momento quiso ser ella la que estuviera debajo de él, pero en cuanto hizo a dar un paso adelante volvió en sí, por lo que retrocedió y se marchó tirando la puerta, cosa que hizo que Zuri se diera cuenta que alguien había entrado. ¿Cómo iba a verlo ahora a la cara? ¿Porqué diablos no cerró la puerta con llave? Ese hombre estaba loco. Y ella había sido una cobarde porque había salido huyendo de la empresa. No quería encontrarlo por ahí a la hora del almuerzo o en algún lugar de la empresa. Cerró los ojos con frustración al recordar que tenía que viajar con ese hombre al día siguiente, tenían que promocionar la nueva propaganda además, tenía que hacer que confiaran en ella al cien por ciento y lo iba a conseguir, sabía que iba por buen camino, su trabajo estaba siendo impecable y estaba ganando terreno. Unos golpes en la puerta de su habitación la hicieron salir de sus pensamientos, se encontraba cómodamente en el balcón de su habitación, que quedaba al lado atrás de la casa, le encantaba ver el hermoso jardín y bosque que había de ese lado de la casa y como el agua de la piscina brillaba por los rayos del sol, a su mente siempre llegaban aquellos hermosos recuerdos de los días que pasaba con su familia. Con un suspiro se levantó y se fue a abrir para saber qué querían, ni siquiera se molestó por su aspecto que en cuanto había llegado se había dado una ducha de agua fría, luego se había puesto unos short muy cortos de pijama de seda junto un bralette n***o que le llegaba justo a su ombligo. —Señora abajo hay un joven que la busca — dijo el ama de llaves de Millie en cuanto ella abrió la puerta, cosa que la hizo fruncir el ceño. —¿Un joven? ¿Quién? — justo cuando la mujer iba hablar una voz se escuchó aún lado de ellas. —Yo — ambas mujeres se giraron y su sorpresa fue mayúscula al ver a Noah ahí, el hombre se la estaba comiendo con la mirada y tenía la mirada oscura, podía reconocer esa mirada, ya que horas atrás la había visto. —Señora yo lo dejé abajo — dijo la mujer asustada, sabía lo estricta que era su jefa. —Sí, bueno, yo decidí subir, la mujer no tiene la culpa — dijo Noah alzándose de hombros, Millie lo miró enojada. —Ya. Puedes retirarte Lily — la mujer casi que corrió escaleras abajo, mientras que Millie se cruzó de brazos. — ¿Qué quieres? ¿Por qué has venido a mí casa? ¿Y porque eres tan atrevido de subir sin ser invitado? — Noah se acercó a ella, sin dejar de mirarla de pies a cabeza. —Sólo sigo tus ejemplos, tienes una costumbre horrible de entrar a mi oficina sin tocar. — dijo tan cerca de ella que Millie tuvo que retroceder, porque sentía que le faltaba el aire y su ropa interior volvía a mojarse de solo recordar lo que vio. Noah aprovechó y entró también a la habitación mientras ella seguía retrocediendo como si él fuera un asesino que estaba a punto de asesinarla. Él cerró la puerta y siguió mirándola, estaba malditamente excitado, como siempre que la veía, pero ahora tenía tanta piel a la vista que era un pecado, podía ver ese hermoso cuerpo y tenerlo a su merced. ¡Diablos! Esa mujer lo tenía al borde de la locura, no había podido dejar de pensar en ella desde que la vio por primera vez, este mes trabajando juntos se habían rosado, cada que vez que poseía a Zuri lo hacía pensando que era Millie, ya su "Novia" había notado lo diferente que lo hacía. Pero es que deseaba demasiado a Millie. —Sé supone que las personas normales tienen la oficina para trabajar Noah y si vas a tener sexo te recomiendo que cierres con llave la puerta. ¿Es que acaso no tienes decencia? —¿Decencia? Claro que la tengo, pero no me molesta tener sexo donde y cuando quiero, además a ti tampoco te molestó ver como se lo hacía a Zuri. — ella no pudo evitar ruborizarse. —No sé de qué hablas. —Mientes, no lo hagas, recuerda que nuestras miradas no mienten. Estabas muy excitada con lo que veías, lo vi en esos hermosos ojos que se oscurecieron, justo como en este momento. — Noah no sabía qué era esa atracción que lo jalaba hacia ella. —Pues estás muy equivocado, eso no es verdad — ella quería seguir manteniéndose firme al igual que su dignidad, pero ver a Noah tan cerca no la dejaba pensar. —Entonces dime, ¿por qué huiste? —¿Yo? Estás loco, no huí, solo vine a descansar, pero si no lo recuerdas hemos trabajado muy duro durante semanas y mañana nos vamos de viaje. Justo a eso fui a tu oficina, a decirte que no iba a estar en la oficina. — La mirada de él la estaba quemando ¿Qué diablos le pasaba? — Será… será mejor que te vayas, mañana salimos temprano — ella pensaba pasar por su lado, abrir la puerta y sacarlo de su habitación pero en cuanto pasó por su lado Noah la tomó de un brazo y la pegó a su pecho, provocando que un jadeo saliera de su boca. —Mientes muy mal Millie — su voz era ronca, sus ojos estaban casi negros, y su mirada no se despegaba de los labios de Millie, ella solo pudo tragar en seco al verlo tan excitado y sentirlo tan duro en su vientre. Iba a protestar, claro que iba a hacerlo, pero en cuanto abrió la boca, Noah se la cubrió con la suya, haciendo que gimiera complacida al sentir los labios de él sobre los suyos.
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