—Claro lo tomaré en cuenta — dijo Noah algo incómodo.
—Bien, ¿Y ahora? — Millie no sabía para qué Rush la habían mandado a llamar.
—Casi siempre soy el que crea cosas nuevas para la publicidad de la empresa y como ahora trabajamos, quiero contarte lo que pienso hacer para que trabajemos en ello. — Millie colocó lo que llevaba con ella en una pequeña mesa, que encontró ahí, luego se giró hacia Noah con los brazos cruzados.
—¿Qué tal si no me parece? Yo también tengo mis ideas.
—Señorita Taylor, yo no quiero empezar a discutir por esto, pero yo ya tengo avanzado el trabajo, para el próximo lanzamiento podemos hacerlo con sus ideas. — Millie frunció el ceño y negó con la cabeza.
—No me parece Rush, veré si me gusta lo que lleva del trabajo, sino empezamos de cero. — Noah la miró malhumorado, pero levantó sus manos en son de rendición.
—Bien, ya veremos, ahora ven — Noah la llevó hasta una mesa, donde tenía su computadora y varios bocetos. — Quiero que en la publicidad salgan mujeres hermosas usando los productos — Millie empezó a negar y Noah cruzó los brazos molestos. — Ni siquiera he empezado a decir mis ideas.
—Y no quiero seguir oyéndote. ¿Mujeres hermosas? ¿Te estás oyendo? Para los hombres solo son mujeres y de hermosos cuerpos y rostros, el 90,60,90.
—Pues no, no me refería a eso, quiero mujeres hermosas, una mujer plus es hermosa, ¿cuando dije el 90,60,90? No soy de esos hombres que se dejan guiar por el físico, ahora, quiero que mujeres de toda clase, bajas, altas, delgadas, más rellenitas, rubias, pelirrojas, castañas , mujeres de toda clase usen nuestros productos y se vean reflejado en lo que hacemos. — Noah se encontraba irritado tras su primera discusión, algo le decía que eso iba a hacer siempre así. Millie no dejaba de mirarlo a los ojos, se dio la vuelta para acercarse al gran ventanal, él no perdió el tiempo de verle el culo, no podía negar que la mujer tenía un cuerpo perfecto.
Millie cerró sus ojos e imaginó lo que Noah le estaba diciendo y tuvo una idea. Por lo que abrió sus ojos y se giró a él con una hermosa sonrisa, una que ella no sabía que le estaba dando, esa sonrisa que tenía cada vez que tenía una idea.
Noah sintió que se quedaba sin aire al verla sonreír, pensó en que definitivamente no había nadie más hermosa en ese mundo que ella y su corazón empezó a latir tan deprisa que sintió que se le iba salir del pecho.
—¿Puedo dar algunas ideas? — Noah la miró y asintió.
—Soy todo oídos. — dijo sonriente.
—Que tal, si al igual que todas esas mujeres se buscan hombres, niños y adultos y ancianos, que vean que las empresas Rush hacen los productos para toda la familia. ¿Por qué gastar tanto dinero en diferentes publicidades de todo lo que hacen si en una sola pueden añadir todas? — Noah la miró de pies a cabeza y volvió a sonreír, las empresas Rush se especializaban en muchas cosas, desde libros, tecnología, perfumes, y ropa. La ropa de lencería era la que más a Noah le gustaba hacer publicidad, ya que su imaginación volaba demasiado.
—Me gusta tu idea. Eso haremos, algo diferente después de tanto tiempo.
—Gracias — Millie volvió a estar más que seria. Noah se acercó muy lento a ella quedando a pocos pasos.
—¿Sabes? Te ves increíblemente hermosa cuando sonríes. — ella no pudo evitar sentirse nerviosa por la cercanía de ese hombre, pero sí sabía cómo sacar ese carácter de mierda que llevaba con ella desde hacía siete años.
—No te acostumbres, porque no soy de sonreír, y no quiero que te acerques tanto a mí, ni que venga con tus halagos tan fuera de lugar y tan corrientes. — Noah a pesar de todo sonrió y cuando dio otro paso la puerta se abrió. Cosa que le molestó, aunque era un hombre pacifico, odiaban que entraran así.
—¿Interrumpo algo? — La voz de Zuri se escuchó por todo el lugar.
—No — dijeron inmediatamente ambos.
—¿Qué haces aquí? ¿y porque entras de esa manera? —
— Lo siento cariño, pero cuando terminamos de hablar estaba cerca y no aguante las ganas de verte, además Dakota no estaba — dijo haciendo un falso puchero. Noah negó con la cabeza, pero igual sonrió.
—Bien pero que no se vuelva a repetir, porque bien pudiste tocar la puerta, sabes que odio los malos modales. — Noah miró a Millie que miraba a Zuri y a él simultáneamente.
—Zuri te presento a Millie Taylor la nueva accionista y también encargada de la publicidad junto a mí, señorita Taylor, le presento a Zuri Brown, mi pareja. — Zuri le sonrió, pero Millie no, ella no sonreía.
—Mucho gusto señorita Brown, ahora yo seguiré trabajando en mi idea en mi oficina.
—Nuestra idea — la corrigió Noah. Ella lo miró de muy mal humor, agarró sus cosas y salió de ahí.
—Que genio — dijo Zuri mirando a la castaña que salía de la oficina.
—Sí también lo noté, muy seria, no le gusta sonreír. — Zuri volvió a mirarlo.
—Eso no le quita lo guapa. Y estabas muy cerca de ella. Espero no te atrevas a dejarme por ella.
—Zuri no empieces. — dijo Noah frustrado.
—No empiezo, solo te lo advierto, eres mío y de nadie más. — se acercó a Noah y empezó a masturbarlo sobre la ropa, haciendo que él gruñera.
—Tengo que trabajar Zuri, espera hasta la noche.
—No quiero esperar. Te gusta hacerlo aquí.
—Me gusta hacerlo en cualquier lado, pero de verdad tengo mucho trabajo, entiende, ahora sal y nos vemos en la noche. — Zuri agarró su cartera y antes de irse besó a Noah con esas ganas de cogerlo ahí mismo y él le correspondió gustoso.
En cuanto Zuri se fue y Noah suspiró, enojado con él mismo, ¿Por qué había estado pensando en Miller? Se estaba preguntando ¿qué sería probar esos apetecibles labios? Pero lo mejor sería no pensar más en eso, ni mucho menos involucrarse con una mujer que a kilómetros se veía peligrosa y llena de oscuros secretos. Noah sabía que debía alejarse o podría terminar con el corazón roto.