Ella lloraba al ver a su familia muerta, sus manos estaban llenas de sangre mientras le gritaba a su pequeña hermana que no cerrara sus ojos.
Debió de haber salido de dónde su hermano mayor la escondió, él había salido en busca de la menor de la familia, pero los malditos asesinos no le dieron tiempo y ahora estaba sola.
—Millie — ella inmediatamente oyó la voz de su hermano y con mucho cuidado soltó a su hermana para correr hasta él, su padre tenía varios balazos por todo el cuerpo, al igual que estaba lleno de golpes, con su hermana y madre fueron menos sangrientos, le dispararon directo en la cabeza.
—Mike, hermano, aguanta por favor, no me dejes sola — Millie estaba desgarrada.
—Tienes que huir, escóndete en algún lugar. — de su boca salía sangre cada vez que pronunciaba alguna palabra.
—¿Por qué? ¿Quién ha hecho esto? — Mike estaba cayendo cada vez más en la oscuridad.
— Rush — fue lo único que salió de su boca antes de cerrar sus ojos.
Millie sabía que debía huir, pero no podía, tenía que vengar lo que le habían hecho a su familia, no podía huir toda su vida, los haría pagar con lágrimas de sangre a todos y cada uno de los que pertenecían a esa familia.
DIEZ AÑOS DESPUÉS
—Sigo pensando que es mala idea. — Millie miró a Bob de mala manera.
—No te p**o para que pienses, solo para que trabajes.
Millie se había vuelto fría, amargada, rencorosa, ya no sonreía, pero sobre todo se había vuelto vengativa.
—No, se que no lo hace, pero toda mi vida ha sido protegerla y velar por usted.
—¿Y dónde estuvo el día que necesitaba que me protegiera? ¿Y no solo a mí, sino también a mi familia?, ¿dónde?. — Bob se mordió la lengua, como había hecho tantas veces para callar lo que quería gritar, Millie había dejado la tierna niña que una vez fue, dulce, amable, hacía siete años había muerto con su familia.
—Creo que no lo recuerda, pero por si acaso, Ethan me había mandado fuera, necesitaba saber quién quería hacerles daño. — Millie le dio la espalda, no quería hablar de ese maldito día.
—Lo recuerdo bien, ese maldito día no sale de mi cabeza ni un solo momento, ahora vamos que no quiero llegar tarde.
—¿No tienen miedo que la reconozcan?
—No, he cambiado mucho, mi cuerpo no es tan delgado, ahora está muy trabajado, mi cabello ya no es rubio, además que mi apellido ya no es Heard sino Taylor, y estoy segura muy segura que la gran familia Rush nunca le prestó atención a la ratón de biblioteca de la familia Heard, fueron contadas las veces que fui alguna fiesta que ellos habían hecho y nunca los trate fuera de un hola.
—Bien, entonces vamos.
Millie se encontraba nerviosa, aunque no se notara, moría del miedo de que la descubrieran, hoy empezaría su venganza, después de esforzarse mucho, había logrado su primer objetivo que era ser una de las socias de la gran empresa de los Rush, una empresa que antes se llamaba Rush - Heard, ya que la habían construido su padre al lado de Sander, maldito fueran todos, la habían dejado sin padres, sin su hermana, y su hermano estaba en coma desde hacía siete años. En un mes cumpliría 26 años y era una clase de mujer que nunca espero, amargada, ya no sonreía, estaba llena de odio y rencor, se había vuelto muy inteligente, más de lo que en el pasado fue, además había aprendido que para llevar a un hombre a la perdición tenía que tener un cuerpo con el cual volverlo loco y eso haría, los iba a destruir desde adentro y recuperaría aquello que le habían quitado y vengaría la muerte de su familia y así cuando su hermano despertara, porque lo haría, estaría muy orgulloso de ella.
—Mini, hemos llegado. —dijo el único fiel al servicio que había quedado.
—Gracias, pero no quiero que vuelvas a decirme así, soy Millie. —salió del auto lista para conquistar y aplastar. — te llamaré para que vengas por mí.
—De acuerdo – dijo no muy convencido, Bob sabía que Millie estaba mal, pero él odio y el rencor no la dejaba ver más allá y a pesar de todo la comprendía, claro que lo hacía. Pero eso no quitaba que extrañaba a aquella dulce niña y adolescente que vivía enamorada de la vida. La observó ahí hasta que entró a la gran empresa, su traje la hacía ver una mujer increíblemente sexy, su falda tubo color negra, la blusa de seda manga larga de un blanco impecable, su saco era de color n***o al igual que esos zapatos altísimos de tacón, además los lentes la hacían ver muy ejecutiva. Él sabía que Millie había cambiado, y la apoyaría hasta el final, sólo pedía que todo saliera como ella quería. Cuando la vio desaparecer emprendió camino a la mansión.
Millie notó que la miraban, pero eso no le importaba, había dejado de sentir vergüenza o pena, ahora quería comerse el mundo. No necesitaba pasar a recepción, el día que había firmado le habían entregado su tarjeta, le habían enseñado cuál sería su oficina y le habían dado su código personal. Pero todo lo había hecho Sander y su secretaria, el hombre tenía dos hijos pero los conocería en la reunión que habían organizado para los dos nuevos socios y así poder conocerse todos. Millie no sólo tendría el 20% de las acciones, también era la encargada de la publicidad de la empresa y ella daría todo porque admiraran su trabajo.
—Señorita Taylor muy buenos días.
—Buenos días Dakota. ¿Ya están en la sala de reuniones? — preguntó en un tono profesional y frío.
—Sí señorita, solo usted falta, igualmente aún faltan diez minutos para empezar la reunión.
—Eso ya lo sé, yo nunca llego tarde. Con su permiso. — Millie, se giró de inmediato a la sala de reuniones, era hora de empezar el show, era hora de empezar hacer justicia.
Tocó la puerta suavemente y al escuchar un "pase" entró decidida a cumplir su promesa. Pero quedó paralizada al ver unos hermosos ojos color gris estaba segura que en algún lado los había visto, pero no recordaba de dónde.