bc

El CEO Vanidoso, Mi Destino

book_age16+
86
FOLLOW
1K
READ
HE
kickass heroine
drama
city
like
intro-logo
Blurb

Daniela Jones pertenece a una familia de la alta sociedad, al igual que Marcus Kingman, quienes por motivos del pasado, se odian a muerte, sin embargo, cuando la familia Jones se ve envuelta en diversos desfalcos, llegando a la banca rota, deciden enlazar el destino de Daniela, al darla en matrimonio al joven que odia a muerte.

No quiere ver a su familia en la calle, por eso accede a casarse, pero lo que no sabe Daniela, es que su padre es realmente el culpable de un suceso terrible del pasado que marcó un antes y después en la familia Kingman, lo que había iniciado el odio entre ambas familias, ahora como la estabilidad de los Jones estaba en una cuerda floja, Marcus vio la oportunidad perfecta para llevar a cabo su venganza.

Estaba dispuesto a todo, lo que no sabía era que aquellos ojos almendras y esos hoyuelos sobre sus tersas mejillas, serían su perdición. Los dos se verán envuelto en una nube, en la tempestad, pero ambos aguardando la calma.

Después de todo, del odio al amor se puede pasar, y los enemigos también pueden amarse.

¿Podrán quererse pese a los desafíos que aparezcan en sus vidas?

Sí el amor es fuerte, no importan las turbulencias.

chap-preview
Free preview
1
Daniela había estado durante mucho tiempo observando el atardecer que podía apreciar desde allí, siempre le había gustado escoger para sus vacaciones de verano alguna isla en particular y esa vez su destino fue una maravillosa isla en Italia, la estaba pasando muy bien, siempre había sido así, no se había quejado de nada, porque lo tenía todo a sus pies. Así que sin preocupación alguna, podía darse buena vida y pasarla genial. Era algo que sin duda querrían tener mucho, pero solo pocos eran los afortunados. Daniela volvió a darle un sorbo a su bebida, mientras estaba allí, a la espera de que su madre llegara para bajar juntas y recorrer la isla. Estaba en el archipiélago de La Maddalena, al norte de Cerdeña, era uno de los Parques Nacionales con que cuenta la isla. El objetivo del parque es proteger el ecosistema marino de estas islas, y con ello, de paso, se protegen las espectaculares playas con que cuenta. La Maddalena es su isla principal y la que da nombre al resto del archipiélago. Lejos de ser un lugar tranquilo, el pueblo de La Maddalena, es un puerto bastante grande, que tiene bastante animación los meses de verano. La isla es fácil de recorrer con vehículo propio, de manera que se pueden explorar las distintas calas y playas de esta isla. También habían unas islas más accesibles que otras. En todo caso, era el destino soñado por muchos y ella estaba allí realmente a gusto con el clima. Todavía su mamá no había llegado a la habitación, había quedado en subir en menos de veinte minutos para así aprovechar el día y aprovechar el día soleado y magnífico que regalaba Italia en dicha estación. Ella no solía ser lo suficientemente paciente, pero en ese momento se sentía mucho más arraigada la impaciencia, su mayor defecto. Suspiró profundo y decidió buscar su teléfono para marcarle a su progenitora, de verdad que no podía creer que todavía no llegara, estaba a poco de irse por su cuenta y olvidar el plan que habían hecho juntas, eso haría si no le tomaba la llamada. Determinada a ello, le marcó al móvil. —Hija... Ni siquiera la dejó hablar. —Mamá, tengo demasiado tiempo esperándote, quedamos en salir. No me digas que lo olvidaste o todavía no te arreglas —le soltó un poco molesta. Su madre al otro lado de la línea suspiró hondo. La señora Jones se había enterado de algo malísimo que estaba pasando y no quería arruinar el día de su hija, mucho menos las vacaciones que con tanto ímpetu había planificado en familia, pero lamentablemente no podía hacer nada para cambiar el giro de los hechos, Rosa Jones, su progenitora, se había enterado de ese inmenso problema que tenían y lo que había pasado con su dinero, definitivamente era culpa de su esposo por ser un completo imbécil y no saber manejar la situación, pero ahora que todo se había salido de control, recuperarlo no era una cosa sencilla y ahora tenían que escatimar en gastos. Debían volver a los Estados Unidos de inmediato, antes de que bloquearan sus tarjetas, o sería terrible para las dos. Cuándo Rosa se había colocado al tanto de la situación tan horrible que estaba pasando con la compañía, tenía ganas de llorar había trabajado demasiado para lograr llegar hasta allí, sin embargo por un mal negocio todo eso estaba ocurriendo y estaban en desventaja corriendo el riesgo de que la compañía en segundos se fuera a la quiebra, sí, en un chasquido. —Mamá, ¿qué está pasando? No te quedes callada y dime de una vez lo que ocurre —exigió ante el hondo silencio que se había formado. —Dani, ha pasado algo con la compañía, hace un momento tu padre se puso en contacto conmigo y me informó qué corremos el peligro de que la compañía se vaya al traste, esto no es ningún simulacro, tampoco estoy bromeando... no lo haría con algo así, por favor debemos volver a los Estados Unidos de inmediato, o no podremos salir después, porque podrían bloquear las tarjetas... siento mucho que estas vacaciones sean arruinadas, pero tampoco puedo hacer nada para cambiarlo y lo sabes. —¿Qué? No, mamá, pero qué estás diciendo. No puede ser. ¿Estás queriendo decir que ahora estamos en la ruina y no tenemos absolutamente nada de dinero? En ese momento Daniela se encontraba en un estado de shock, no podía creer que de la noche a la mañana podrían perderlo todo y no había nada para evitarlo, en este instante sintió el verdadero temor que nunca antes había experimentado, por el hecho de que el lujo con el que había estado viviendo desde que nació, tenía que abandonar su vida y eso no era algo que estaba dispuesta a aceptar. Daniela no estaba preparada para renunciar a todo, incluso cuando ni siquiera tenía esa opción solo el arrebato debido a las circunstancias. —Eso pasará, algo salió mal, tu padre es el culpable, maldita sea —expresó con furia y su hija igual de indignada aventó el teléfono sobre la cama. Ella también tenía ganas de ponerse a llorar, pero en lugar de eso, comenzó a golpear la cabeza contra la almohada, gruñendo y lanzando maldiciones, odiaba con todas sus fuerzas a su progenitor, últimamente había cometido demasiados errores, todo era culpa de sus idioteces y decisiones mal pensadas. Le preocupado demasiado lo que iba a decir la sociedad sobre ellos, porque durante mucho tiempo se habían posicionado como una familia importante en los Estados Unidos, siempre destacando y manejándose dentro de los círculos sociales más relevantes del país, ahora que todo estaba a punto de llegar a su fin, le daba terror tener un estilo de vida como el de cualquier persona pobre. Eso sí que no. —No, esto no puede estar pasando, no puede ser cierto, mi corazón se va a detener, siento que eso va a pasar. Oh por Dios, esto tiene que ser una pesadilla, maldita sea, es un mal sueño —se dijo a si misma, tratando de convencerse de que todo era una pesadilla, pero era la cruda realidad, y la tenía que enfrentar. ... Meses atrás. La mujer llevaba unos stilettos que hacían resaltar sus largas piernas y su figura esbelta ocupando ese vestido de una costosa marca, siempre atrapando las miradas, ni hablar de su cabello abundante y cayendo sobre sus hombros, muchas veces decidía dejarlo en un recogido elegante para exhibir su atractivo cuello, sonreía cada vez que un hombre no le quitaba los ojos de encima, Daniela Jones sabía lo hermosa que podría ser su mayor, su arma era esa, su belleza, hipnotizaba a más de uno, pero siempre había alguien que no caía en sus encantos. Y sí, ese era Marcus. Claro que a Daniela eso le importaba un bledo. Ese hombre era la persona que ella más detestaba en la vida por algo que pasó en el antaño y aún así no podía olvidarlo. Actuaba como si nada, y eso era lo que más coraje le daba a la morena. Rosa llegó al lado de su hija y le explicó que debía irse con Mauricio de allí, ya que se estaba sintiendo un poco mal. —¿Qué tiene papá? —No te preocupes, solo recuerda que ya tenía demasiado que hacer en la compañía y todo eso lo llena de estrés, hoy me dijo que se iba a quedar en casa, pero decidió venir con nosotras, ahora necesita descansar y se pondrá bien, ya sabes cómo es tu papá —le dijo y Daniela se quedó más tranquila. Estaba al tanto de cómo podía ser su padre, era cierto que siempre trabajaba mucho en la compañía, pero últimamente lo estaba notando un poco extraño, tal vez debía ir a un doctor para hacerse unos análisis que le dijeran si todo realmente andaba bien con su salud o si existía la posibilidad de alguna anomalía, cosa que ella estaba deseando que no fuera cierto, pero cualquier cosa podía pasar. No estaba de más el chequeo. —Mamá, creo que además de tomarse un descanso papá debería ir al doctor para que lo revise, el estrés es normal pero puede desencadenar en otra cosa y eso se puede evitar con un chequeo temprano, sé que al principio se ha mostrado un poco renuente a visitar a un especialista, pero necesita hacerlo si de verdad quiere estar bien —le explicó y ella asintió con la cabeza. —Lo sé, nos iremos ahora, pásala bien, aún así, no llegues tarde a casa, linda —le expresó y ella rodó los ojos. —Mamá, yo no soy una niña tengo veintiún años de edad y puedo quedarme todo el tiempo que quiera, no te lo digo para que te lo tomes a mal —le soltó al oído. —Vale, tampoco es necesario que me hables de esa manera, pero sé que tienes razón, ya no eres una niña. Solo sé cuidadosa, eh —señaló y ella le dijo que sería precavida al conducir, aunque su madre no solo se refería a eso —. También puedo decirle a Paul que te pase buscando, no es necesario que manejes hasta casa recuerda que vas a estar un poco tomada y eso puede ser peligroso. —Mamá, ya deja de ser tan protectora conmigo y de anticiparte a algo que no sucede aún, ni siquiera pensaba beber mucho, prometo no tomar a raudales. —Eso espero. En fin, me voy. ¿Ya has ido a saludar a Marcus? —¿Qué? No puedo creer que estés diciendo eso, son nuestros rivales, no, nuestros enemigos, su familia entera está en mi lista negra. Rosa suspiró. Aunque Marcus no había sido el autor de un hecho qué ocurrió en el pasado, también era señalado por parte de Daniela al ser el hijo de Miguel, quién años atrás había robado, por así decirlo, un proyecto muy importante, que de tomarse por la compañía Jones, ahora estuvieran en el número uno, pero jugó sucio ese señor, eran tan tramposos, no dudaba de que Marcus fuera igual a su padre. —Sí, el padre de ese muchacho fue quién le quitó la oportunidad a nuestra compañía de ser la mejor o de demostrar que de verdad tenemos el potencial para estar en el número uno, pero créeme que no nos conviene demasiado odiar a esa Familia, porque ahora mismo son más poderosos que nosotros —le recordó, una realidad que siempre la dejaba reflexionando, aún así no estaba dispuesta a ponerse a sus pies o doblar las rodillas ante un hombre tan soberbio como él. —No me importa, no seremos amigos, nada, no lo voy a saludar, además, hay cosas más importantes que hacer aquí, ya vete mamá —añadió. Después de un tiempo la música sonaba muy fuerte en todo lugar y muchos estaban bailando al ritmo de la pieza, pasándola genial, estaban los que preferían quedarse cerca de la barra disfrutando de una ronda de bebidas, aunque Daniela no tenía la compañía de sus padres allí y por ende estaba un poco sola, no por eso tenía la intención de hacerse cercano a alguien. Prefería tomar sola, mirar su teléfono, incluso un rato bailar, hasta que se cansó del ambiente y decidió salir a tomar el aire. La brisa era fría y estaba golpeando ligeramente su rostro, también haciendo mover su cabello a su antojo, el vestido que llevaba puesto no la abrigaba lo suficiente pero de todos modos parecía agradable estar allí. Además de que ya estaba a poco de irse a casa, no porque su madre le había dicho que llegara temprano, sino que ya no podía soportaba los estiletos que se había puesto, una elección acertada pero que después de un rato se volvió un poco tedioso de soportar. —Siempre me pasa esto —gruñó quitándose el calzado, a esa hora poco le importaba perder un poco el glamour. —Daniela, ¿por qué siempre andas huyendo de mí, eh? Es algo que me gustaría saber, tal vez porque soy demasiado apuesto y no sobrevives a mi cercanía, no encuentro otra razón —habló, su voz gruesa y matizada por ese egocentrismo que tanto odiaba la chica. Ella de inmediato se giró para verlo de cara a cara. Había desistido de quitarse el calzado entonces, se le quedó mirando sin mostrar un vestigio de vacilación. Marcus era un hombre alto, de tez blanca, y cabello peinado prolijamente y tenía unos ojos azules como el mar que sometía más de una sin embargo Daniela era la única que no se ahogaba en esas aguas, de hecho se enfrentaba sin piedad a ese mar que para muchas podía ser peligroso, puesto que caían rápidamente pero ella había sido siempre la excepción. No era como el resto. —No te creas tan importante Marcus Kingman. Por supuesto qué no es es el motivo, estás completamente equivocado, supongo que es demasiado para ti comprender que no todo gira a tu alrededor y no eres tan importante cómo piensas. —Soy importante, de mí, muchos dependen, que no lo quieres aceptar es tu problema. Eres una mujer hermosa, pero ti actitud es terrible, eso te resta interés —se expresó con tanta seguridad, esa que siempre lo caracterizaba, era un hombre que irradiaba poder, de eso no había ninguna duda, pero a veces esa convicción no podía con todas las personas y ese poder fallaba justamente antes Daniela, quién no tenía filtros ni se limitaba o se frenaba a decirle la verdad en la cara. —¿Y quién te has creído para decirme algo así? Eres un egocéntrico, eh. Eso es tan aburrido, no sé cómo hay muchas babeando por ti, por suerte no tengo ese mal, que horror —se atrevió a decir mientras estaba a punto de irse, pero él la detuvo. Sus ojos parecían estar intentando asesinarla, pero Daniela jamás se dejaba derrotar, ella no permitía que ningún hombre, ni siquiera un Kingman, lograra su cometido. —Vas a estar a mis pies, no solo tú, tu familia entera tendrá que suplicarme para que le dé una mano y eso va a pasar cuando menos lo esperes, sé muy bien lo que estoy diciendo y no deberías tomar mis palabras como una broma, de hecho tómalo como una advertencia de lo que está por venir, Daniela Jones —le dijo, dejando a la morena bastante aturdida con sus palabras algo que le cambió la expresión, la dejó sumergida en una preocupación que no había sentido antes. ¿Por qué le estaba diciendo eso? No sabía que pretendía, pero sonaba muy seguro de ello. —Suéltame. —Vale, ya no sabes que decir, ahora te quedas callada porque te he dejado la enorme duda en la cabeza de algo que no es una mentira, creo que estoy siendo demasiado bueno en decirte y anticipar un hecho que ocurrirá, pero al fin y al cabo es culpa del mal manejo que han hecho ustedes con su propia compañía. —Que yo sepa, la compañía está muy bien, así que deja de inventar tonterías, o de decir cosas sin sentido, no sé qué es lo que buscas con decirme todo esto, pero no dejas de ser un imbécil. Eres igual a tu padre, eh —apuntó y él liberó su mano, pero sonrió victorioso. —Ya he ganado, pero no lo sabes, sé libre mientras puedas, disfruta de todo lo que tienes ahora mientras puedas porque pronto te vas a ver entre la espada y la pared, muy pronto te vas a encontrar en la indecisión de mantener esa vida lujosa que tanto te gusta, pero sacrificar completamente tu vida, o vivir en la inmundicia —continuó diciendo. Las ganas de darle una bofetada a ese hombre no le faltaban a Daniela, pero estaba conteniendo ese enojo, apretando los puños, sabiendo que quedaría mal parada haciendo algo así, a sabiendas que habían demasiadas personas mirando. —Lo mejor será que me vaya, no seguiré perdiendo el tiempo contigo, además podría arrepentirme de hacer algo por un impulso —escupió antes de marcharse y Marcus se quedó en su lugar, volviendo a darle un sorbo a su copa. —¡Cuidado al conducir, Jones! —exclamó a la muchacha mientras iba directo a la salida y durante el trayecto la morena puso los ojos en blanco, era un idiota por decirle todas esas cosas y ser tan arrogante como siempre. Por eso y más, no quería saber nada de esos Kingman. Pronto había subido su auto y ya estaba manejando rumbo a su casa, durante el camino no pudo dejar de pensar en todo lo que ese hombre le dijo. ¿Es que acaso ya no estaba enterada de alguna situación y era por eso que su padre había estado actuando un poco raro todo esos días? quería creer que Marcus solamente estaba jugando con su cabeza haciéndole creer tal cosa, la verdad es que ella veía todo en orden en la compañía y si algo estuviera mal, entonces ya lo sabría. Pero ya no sabía que creer. Cuando llegó a casa, tenía tanto sueño que ni siquiera le preguntó a su padre o a su mamá sobre ese asunto, prefirió irse a la cama y esperar que llegara un nuevo día, así que temprano por la mañana ya estaba en el comedor mientras las palabras de Kingman todavía seguían comiendo su mente, estaba a punto de hacer la pregunta a su padre, cuando anunció que debía irse a la compañía temprano porque había una reunión pendiente, una a la que ella no tenía que asistir necesariamente, por lo que podría quedarse otro rato en casa. —Mamá, ¿todo está en orden en la compañía? —¿Es que acaso ves que voy seguido a la compañía? de hecho tú eres la que todos los días va, así que deberías estar enterada de la situación actual. —Mamá, solo quería saberlo de ti. Y sí, caldo que si algo malo estuviera pasando, ya lo sabría. Rosa no quería decirle nada a su hija pero había escuchado hablar a su esposo sobre algo que pasaba. Y sí no estaba al tanto, era mejor que se enterara por su cuenta. Por eso le dio esa respuesta. Una que no dejó conforme a su hija. —Me tengo que ir al trabajo, mamá, ¿no irás hoy? —Quedé en verme con unas amigas. Que tengas un buen día. —Igual.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
63.1K
bc

Navidad con mi ex

read
10.4K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
190.4K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
91.6K
bc

Bajo acuerdo

read
26.6K
bc

Tras Mi Divorcio

read
534.8K
bc

Yo, no soy él

read
91.1K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook