Metaguerra (Saga Evolución Libro 2)

Capitulo Uno

Ciudad Emma, Archipiélago de Svalbard.

Prosperidad. Eso era lo que tenía la ciudad en estos momentos, se había convertido en una de las ciudades más importantes en el mundo y el comercio le había abierto las puertas haciendo importantes tratos multinacionales con Rusia, Polonia y Alemania. Los metahumanos supieron llevar bien la ciudad, ya que, además de tener una gran economía también poseían uno de los mejores sistemas de salubridad y educación.

Misael y su equipo fueron los fundadores y quiénes se encargaron de la organización de dicha ciudad, gracias a los conocimientos del señor Petrov y su esposa y la ayuda de los ciudadanos más experimentados hubo armonía. Cabe destacar que en los primeros meses fué un arduo trabajo el que les tocó, no sólo por la organización y construcción, sino que también la gubernamentación tuvo que ser trazada.

Víctor, Carlos y Darel se hicieron cargo de la milicia de Svalbard, no tenían intenciones de pelear con ningún país pero tampoco se encontrarían desprevenidos, por lo que la mejor solución era dejar a éstos tres chicos formar a los soldados del archipiélago.

Todos los logros de la ciudadela se dieron en el corto tiempo de dos años y con ello las responsabilidades de nuestros jóvenes héroes aumentaron pero nunca se dejaron amedrentar por nada ni nadie.

—El tiempo pasa volando cuando no te diviertes— Jhona Petrov camina hacia su pensativo hijo.

—Tengo muchas responsabilidades papá— el joven sonríe.

—No debes cargarlas tú solo, estoy para ayudarte— toma asiento frente a él—Tienes veinte años Misael, trata de relajarte.

—De acuerdo papá, ¿Qué me sugieres?— el chico deja los apuntes de lado.

—Ve con tus amigos, visítalos— sonríe el hombre.

Carlos camina a paso ligero por el campo de entrenamiento, tiene a cargo a los novatos y está ansioso por llegar y ver a los reclutas; la última camada que se enlistó para recibir el entrenamiento resultó ser muy buena en verdad y todos tuvieron sus honores.

Al llegar al campo observa a los jóvenes, es un grupo bastante mixto y suspira listo para comenzar.

— ¡De pie soldados!— dice caminando hacia ellos.

Todos se sobresaltan y él evita reír, rectos en sus lugares esperan a que el mexicano de alguna orden en específico.

—Comenzaremos con su resistencia, a correr todo el perímetro del campo— ordena y todos comienzan.

—Que rudo eres Carlos— Francis se acerca.

— ¿Cómo estás carnal?— saluda Carlos riendo. Francis lo observa interrogante. —No sabes que es carnal, ¿verdad?

—Soy francés tarado, claro que no lo sé— el rubio aclara.

—Oh, perdona Rapunzel, olvidé que tus risos son europeos— ríe el muchacho.

El mexicano se carcajea, su rubio amigo rueda los ojos y se aleja de allí; para sorpresa de Carlos su grupo está descansando y no llevan ni una vuelta completa, se mofa de los nuevos y decide que será divertido hacerles la vida imposible.

— ¡¿Quién les dijo que descansaran pendejos?!— Grita acercándose. — ¡Corran como si les fueran a dar en la madre!

Micaela, Jamie y Liesse se encuentran en la biblioteca principal de la ciudad, allí intentan poner orden luego de que un grupo de niños – no mayores a siete años– tuvo su primer visita en el edificio.

Micaela es – junto a Liesse y Caín – la que se encarga del entrenamiento de los soldados de élite de la ciudad, éstos oficiales están para defender el perímetro del archipiélago en caso de guerra o de intromisión por parte de un enemigo, también son los que en ocasiones los acompañan a otros países para aprender.

—Es increíble como en dos años todo ha cambiado— dice Jamie. — Me alegra tanto.

—Así es, y tú relación con Darel va excelente— la castaña da un leve toque en su hombro.

— ¡¿Yo?! Tú no te quedas atrás con Carlos— ambas ponen cara divertida. — Sólo faltas tú Liesse.

—No tengo prisa. — agrega la rubia terminando su parte.

—Aun no entiendo por qué tú y Misael terminaron su bonita relación.— Jamie la observa.

La rubia las observa y desvía la mirada, toma sus cosas y dándoles una última mirada sale del edificio. No tiene ánimos de hablar sobre el tema, ellas bien lo saben por lo que no intentan presionarla.

Misael le pidió tomar un tiempo luego de que terminaran con Wallace y la isla de Cebú, según él, tenían mucho que hacer y grandes responsabilidades que atender por lo que lo mejor era estar separados; más la chica sabe que lo hizo por el simple hecho de tener a Caín cerca, Misael podía ser orgulloso y celoso y ésto lo llevaba a ser un tanto impulsivo en sus acciones.

— ¿Liss?— una voz interrumpe sus amargos pensamientos. — ¿Te encuentras bien?

—Sí, no te preocupes— dice sonriendo al ver a Caín.

—Voy de camino a ver a Carlos y los demás, hay algo importante que deben saber. — Agrega el pelinegro. — ¿Vienes?

—Claro— responde la rubia.

Ambos se encaminan con prisa hacia el edificio principal de la ciudad, allí es dónde se llevan a cabo todas las reuniones importantes e incluso las negociaciones con representantes exteriores. 

En la puerta de dicho edificio pueden ver a Lorraine y Xiang, ellos fueron los metahumanos que Micaela libró del control de Wallace en Filipinas; la chica –de origen costarricense– posee habilidades de cambia forma por lo que la convierte en una excelente Homo Evolutivus Corpus y el muchacho –de orígen c***o– utiliza sus habilidades de control de los sentidos para sacar beneficio de su rival, haciéndolo uno de los mejores Homo Evolutivus Nature.

Antes de poder llegar a la entrada principal Misael los sorprende saliendo despreocupado del lugar, los tres se observan y una no muy cómoda situación se instala en el ambiente.

— ¿Sucede algo?— pregunta Misael.

—Tienes que ver algo importante— Caín luce alarmado.

El chico asiente y lo sigue rápidamente, los tres llegan a los límites de la ciudad; desde las alturas del edificio en el que se encuentran observan a lo lejos y sobre el Océano Glaciar Ártico un extraño objeto moverse, más precisamente acercándose a ellos a toda velocidad, tambaleándose en algunas oportunidades; y por lo que ven detrás de él está siendo atacado.

—Vienen hacia acá— dice Liesse.

—Den la alerta, que el equipo se reúna en la costa. Les daremos la bienvenida— Misael voltea y se dirige hacia ellos.