Cazadores de monstruos

Capítulo 3:La Reunión

Verónica no podía procesar todo lo que estaba sucediendo. Miraba atónita a la señora Irma parada entre un mar de pueblerinos, todos queriendo tomar la palabra. Irma gritaba pero sus palabras se perdían en un mar de gritos.

–... debemos dejarlo…

Alcanzó a distinguir estás palabras, no logro escuchar ni el principio ni el final, pero varios al igual que Verónica, fue lo único que necesitaba escuchar para poder entenderla, pero a diferencia de los demás, Verónica no gritó para intentar contradecirla. Varios insultos fueron escuchados entre otras palabras cómo: libre, locura, basura, vender y peligro. La señora Irma intentó apaciguar a sus detractores con palabras igual o peores. Verónica no podía creer que se trataba de la misma dulce señora a la que le había comprado las verduras para la comida unas horas antes.

–¡Muy bien, cálmense!–Dijo el jefe Ramírez con el tono lo suficientemente alto como para ser escuchado.

Los gritos se apaciguaron casi de inmediato, fue como un maestro pidiéndole a la clase que guardara silencio o mejor aún, le recordó a cuando su gato “Parche” notaba un punto rojo en la pared, proveniente del láser en la mano de Verónica, la escena le resultó algo divertida y tuvo que hacer un esfuerzo para que su sonrisa no fuera muy notoria.

–No sabemos qué fue lo que pasó, lo único que están haciendo es un circo alrededor de un crimen. –Dijo el jefe que había subido a la tarima donde el padre Pedro daba el sermón todos los domingos.

Al frente de la iglesia se alzaba una cátedra y en ella había una gran mesa en donde normalmente se llevaba a cabo el ritual de comunión, en el costado derecho sobre la cátedra se encontraba un pequeño atril de madera que solo contenía un pequeño micrófono conectado a la superficie. Todos lo miraban desde abajo, sentados en las largas bancas de madera, algunos estaban parados entre los pasillos, para ellos aún había mucho que decir y hacer, no había tiempo de estar sentados, uno de ellos era Donaldo Fierro.

Verónica lo conocía muy bien, si ella tuviera que definirlo con una palabra sería “inadaptado”, era un hombre que vivía en el bosque, a las orillas del pueblo. Vivía solo de los animales que cazaba y comía, de vez en cuando bajaba al pueblo, vendía a los carniceros alguna presa como siervos o conejos y con el dinero se surtía de productos que no podía conseguir de la naturaleza, cosas como condimentos, municiones, alcohol y pornografía. Hace un año tuvo un incidente con Vero, una noche volviendo a casa se lo encontró saliendo del bar “El gran simio”, se tambaleaba y resoplaba como un animal moribundo, cuando vio a Verónica se abalanzó sobre ella, la sostuvo por las muñecas y la pegó a la pared del bar, ella se quedó pasmada y cuando su cerebro procesó el peligro que corría, se dispuso a gritar, pero su captor actuó más rápido. Donaldo se acercó con una enorme sonrisa, mostrando pequeños dientes como rocas corroídas por un mar rojo y le dijo:

–Una vez se lo hice a una ninfa que encontré en el bosque, eres casi tan bonita como ella.

Y así, tan rápido e impredecible como empezó, terminó. La soltó y siguió su camino a su cabaña en el bosque, tambaleándose mientras murmuraba un idioma que solo él entendía. Verónica regresó a su casa, su rostro aun no regresaba a su color natural y eso era evidente, bastó con que su madre la viera para correr y preguntarle qué pasó. Ella les contó a sus padres lo sucedido y su padre se los contó a varios de sus amigos, quienes todos juntos fueron al día siguiente a darle una advertencia a Donato. Nada demasiado serio, solo un par de golpes en las mejillas y en el cuerpo, un poco de sangre en la nariz y en los labios.

El rumor de lo sucedido y de lo que Donato le dijo a Verónica esa noche se extendió y en muy poco tiempo se volvió un chiste local, las pocas veces que Donato bajaba al pueblo todos lo señalaban a sus espaldas y lo llamaban el “coge árboles”, si alguien no entendía el apodo el otro rápidamente le contaba que una noche se embriago tanto que tuvo sexo con un árbol porque pensaba que era una ninfa.

Aunque en el pueblo habían registro de apariciones de las ninfas, fueron de las primeras criaturas en extinguirse y desaparecer, ya que su belleza era legendaria, lo que las convirtió en uno de los monstruos más buscados por los primeros habitantes del pueblo.

La visita de Donato al pueblo esa noche le resultó peculiarmente rara a Verónica ¿por qué alguien como él vendría al pueblo a una junta de este tipo? ¿De verdad le interesaba el pueblo lo suficiente como para involucrarse? Y la pregunta que más curiosidad y un poco de enojo le produce ¿Por qué no vinieron todos los demás?

Hace dos días, mientras en todas las casas y trabajos se hablaba de lo recién descubierto en el lago, en los altavoces del centro del pueblo, frente al palacio municipal se reprodujo un audio. La voz era de Clara, la secretaria del gobernador y decía:

–Se solicita la presencia de todos los jefes de familia en la parroquia el día 24 de octubre a las siete de la noche, para discutir asuntos relacionados con el pueblo.

El audio se reproducía cinco veces en bucle cada hora, además las patrullas rondaron por las calles reproduciendo el mismo audio cada ciertas horas.

Era la primera vez que Verónica veía en el pueblo esa esencia de incertidumbre, en sus 15 años de vida, había escuchado un audio similar llamando al pueblo a juntas pero era la primera vez que el tema le resultaba interesante y sobre todo, necesario.

Lamentablemente su padre Gerardo le dijo que no podía ir, la razón simple fue “citaron a jefes de familia ¿eres jefe de familia?” Pero la verdadera razón era Erick, desde la aparición del cadáver, su hermano menor de doce años había caído en un sombrío shock, era como si se hubiera perdido en su cabeza, casi no hablaba y lo poco que decía solo era para evadir las preguntas de su familia sobre su estado de ánimo. Se limitaba a ir de un lado a otro en silencio.

Verónica no entendía porque la muerte de Antonio le había producido ese conflicto interno. Ambos hermanos lo conocían, era un pueblo chico, solo había una primaria secundaria, entonces todos los jóvenes se conocían. Verónica pensaba en Antonio como una pieza que no encajaba, rondaba la escuela y las calles intentando llamar la atención, portándose como un idiota, seguramente esto era debido a que su padre, un herrero, murió cuando él era muy niño y su madre trabajaba todo el día, algo bastante cliché, pero entendible, aún así a Verónica no le parecía suficiente. En varias ocasiones Antonio le había tocado el trasero por los pasillos de la escuela y cuando le reclamaba, Antonio, solo le hacía señas obscenas y comentarios sexuales, se lo hacía a todas las chicas en la escuela, pero incluso eso lo podía dejar pasar, lo que de verdad hacía que le hirviera la sangre, era ver a su hermano llegar a casa con moretones en las costillas y en las espinillas, provocado por las patadas de sus botas con casquillo que seguramente pertenecieron al padre de Antonio.

En una ocasión, harta de el abuso hacia su hermano, obligó a Erick a confesar que Antonio lo había golpeado, a la directora no le costó creerlo, después de todo Erick tenia un moretón rojizo en la mejilla provocado por una bofetada que Antonio le dio cuando Erick no le respondió “¿porque se estaba golpeando el mismo?”

Antonio fue suspendido de la escuela una semana, su madre Sandra lloró y le pidió disculpas a los padres de Verónica y a la directora, pidiendo otra oportunidad para su hijo, lo único que obtuvo fue reducir la suspensión a tres días, en el último día de suspensión, Antonio, desapareció. Verónica y la gran mayoría de habitantes del pueblo creían que había escapado y huido del pueblo, pero tan solo unas horas después se reportó la desaparición de otro niño Owen “la muralla” Olvera, fue entonces que la policía empezó a buscar a ambos jóvenes, sospechando que algo malo había pasado, tuvieron razón.

Verónica entendía que esa reunión, marcaba un antes y después en el pueblo, no podía entender porque los otros no lo podían ver. Los temas que se hablaron esa noche, afectaron los siguientes días de todos los habitantes del pueblo.