Capitulo 8: Recuerdos parte 4

2321 Words
Tomas (pasado) La seguí observando por un largo rato, hasta que llegó la noche. Ella se la pasó mirando a los pájaros del parque mientras fumaba, su ropa era muy diferente, ya no eran colores alegres. Era ropa negra y su cabello era n***o con puntas azul eléctrico. Miró su reloj antes de tomar su mochila y caminar en dirección a donde estaba yo. Me volteé enseguida para que no me viera y la seguí a una distancia prudente. Al cabo de unos minutos, nos encontrábamos en un suburbio tranquilo, se detuvo frente a una casa y entró. Ahora sabía donde vivía. Pasaron los días y yo la seguí mirando de lejos en el parque, era mesero en una cafetería justo enfrente y daba la casualidad de que mi turno terminaba justo cuando ella decidía marcharse y la seguía, para asegurarme de que nadie más le hiciera daño. Entonces un día, ella giró hacia una calle diferente, me extrañó mucho y la seguí. De pronto me encontraba en un callejón un poco oscuro, no la vi, quizá camino tan rápido que la perdí de vista. Decidí dar por terminada mi persecución y me di la vuelta y justo en ese momento... Nada. Oscuridad y silencio. ¿Por qué se oscureció de repente? Me sentí aturdido, desperté en un lote baldío con la cabeza rota, busque mi cartera y no la tenía. ¡Alguien me había asaltado! Entonces en uno de mis bolsillos había un papel que no estaba allí antes. " ¿Te dolió el golpe en la cabeza? Entonces ya estamos a mano. Si quieres tu cartera de vuelta, ya sabes donde encontrarme". Me sentí como un tonto. Ella sabía que la estaba siguiendo desde el primer día y me siguió el juego. Debo admitir que me sorprendía bastante su comportamiento, ella no era así. Ahora parecía una bravucona y no la cachorrita asustada que era. MI cachorrita. Fui a casa caminando de nuevo, me tomé unos analgésicos y me bañé con agua caliente para desinflamar el golpe. No pensé que tuviera tanta fuerza. Al día siguiente mi humor no era el mejor, pero claro, cuando te rompen la cabeza no sueles estar feliz y relajado. Sin embargo, hice lo mejor que pude para que el dolor no interfiriera con mi trabajo. Más que nada me encontraba impaciente, quería que las horas pasaran rápidamente para nuestro encuentro. Había tantas cosas que quería decirle. _________________ Antonella (pasado) Estar en Portland sin duda era más tranquilo, si bien no había hecho ningún amigo, por lo menos no tenía enemigos como en Seattle. También aquí me salto algunas clases, realmente no sé que es lo que quiero. Después de lo que pasó con Tomas me siento vacía y me arrepiento de haberlo denunciado. Sé que moralmente era lo correcto, pero no dejaba de pensar en que me precipite. Muy a nuestra manera nos queríamos. Cada tarde me gusta ir al parque y observar las aves, verlas volar libres con el viento soplando sus cuerpos, sin reprimir sus instintos...a veces quería ser una simple paloma. Suspiro y cierro los ojos pensando en él. ¿Me perdonará por lo que hice? Justo esos eran mis pensamientos cuando la alarma de mi teléfono sonó. Era hora de ir a casa, al girar hacía la cafetería "Buranko cafe & bar" lo vi. Creí que era una alucinación y que él realmente no estaba allí. Hasta donde yo sabía lo habían enviado a Michigan con un pariente, así que era imposible que fuera él. Conforme pasaban los días, siguió sucediendo lo mismo. Era él. Decidí que era hora de invertir los papeles. Le tendí una trampa un día, era una manera de darle a probar de su propia medicina, cerca de mi casa había casas en construcción y eran pasando un callejón. Me escondí detrás de unas enormes tablas, el caminó más adelante y yo quedé detrás de él. Tomé una tabla más pequeña con mis manos y tomando impulso lo golpeé una sola vez en la cabeza. Cayó al suelo inconsciente, como pude lo arrastre hacia una obra negra y lo recosté sobre la gravilla. Le quité su cartera y le puse a cambio una nota "¿Te dolió el golpe en la cabeza? Entonces ya estamos a mano. Si quieres tu cartera de vuelta, ya sabes donde encontrarme". Una parte de mí sentía adrenalina por todo mi cuerpo, había hecho algo que antes me era impensable hacer. Antes no hubiera tenido el valor de pegarle a nadie y por otro lado la conciencia me estaba remordiendo. Traté de ponerme seria por un momento. Sabía que haberlo agredido estaba mal, pero...¿Qué acaso él no lo hizo conmigo también? Sabía que él me buscaría al día siguiente, solo que había un pequeño detalle que olvide. Esta vez realmente tuve que asistir a clases, había junta con los padres de familia. Mis padres ni siquiera me dejarían salir. Se habían enterado de todas mis mentiras. Subí a mi habitación resignada, sabía que estaría castigada y seguramente comenzarían a llevarme y traerme del colegio para asegurarse de que estaba en la escuela. Escuchaba a mis padres discutir. Nunca antes habían peleado, esta también era culpa mía. Por un lado mi padre creía que debían ser más severos conmigo, mientras que por otro lado, mamá creía que debían darme tiempo para asimilar lo que pasó, ya que ni siquiera era algo que me sintiera cómoda platicarlo con algún(a) psicólogo(a). A mí solo me preocupaba no ir a la cita que tenía con Tomas. Tomas... Él era el origen de todos mis males y yo me había vuelto masoquista porque a pesar de todo, aquí estaba... Tratando de llamar su atención. No quise dejarlo plantado, lo de hoy no estaba en mis planes. Espero que no sea tan tonto y entienda que el mensaje "Ya sabes donde encontrarme" también se refiere a que puede venir a buscarme. _________ Tomas(pasado) Pasé la tarde ocupado en el café, por ratos miraba en dirección al parque, pero esta vez no estaba allí. ¿Me estaría jugando una broma? ¿Le sucedería algo? No tenía tiempo para pensar en ello, tenía mucho trabajo y aún debía ir al centro Hooper. El día fue realmente agotador, al anochecer ayudé al centro en la repartición de alimentos para las personas que están internados como yo lo estuve. También ayudé a aspirar los asientos de la sala de espera, entre otras cosas más, cuando salí de allí solo quería ir a mi casa y descansar, miré mi reloj, era tarde. Pero aún así iría a buscarla. Definitivamente estaba loco, corría el riesgo de ser descubierto por sus padres y entonces estaría acabado. Pero no me importo. Corrí hasta su casa, la cual afortunadamente no está tan lejos del centro. Esperé hasta que sus padres apagaran sus luces y lance una piedra a su ventana, me escondí detrás de un arbusto. Escuché una ventana abrirse y me asomé lentamente, era ella. Convenientemente hay un árbol casi rozando su ventana, ella saltó al árbol y bajo por este. Traía una sudadera negra con capucha y su cabello estaba suelto...y era gris. Admito que se veía muy cool. Caminamos en silencio, la seguí hasta la construcción y entramos a una casa en obra negra, estaba oscuro. Traté de mantener una distancia prudente entre los dos, debido a lo que había pasado. Permanecimos en silencio como antes. — Eres un idiota. ¿Lo sabías?— Fue lo primero que dijo. — Lo sé. Y te pido perdón por eso. — Un "perdón" no me hará regresar a ser quien era. Me cambiaste Tomas, pero no toda es culpa tuya. Yo debí parar todo esto mucho antes. — Aún así, quien tiene la culpa soy yo. Yo era el abusador y tú la víctima. — Él hubiera ya no existe... ¿Qué pretendes que deba hacer ahora? Tan solo mírate, te ves tan bien... Y a mí me está llevando el carajo. — Por lo que veo, eres tú la que no se deja ayudar. No has ido a terapia y estás consumiendo más que antes. — Lo cual es tu culpa. Yo no sabía nada de sustancias ilegales hasta que te conocí. — Entonces déjame ayudarte. Yo te metí en esto y es mi deber sacarte. Por favor, solo necesito que confíes en mí. — ¿Qué confíe en ti? Confié en ti y abusaste de mí. — Decía mientras no podía reprimir unas lágrimas. — Entonces déjame reparar mi error.— Le digo mientras limpio sus lágrimas con mi mano. —Por favor— Acerco mi frente a la suya, y siento su respiración, nos miramos fijamente. — Te odio Tomas, no sabes cuanto te odio en este momento, pero también te amo.— Entendía que estuviera confundida, acaricie su rostro en silencio y luego la abrace. Al principio se puso tensa, pero poco a poco comenzó a relajarse hasta corresponder mi abrazo. ____________ Antonella(teniendo el mismo recuerdo que Tomas) No recordaba esto. Sabía que nos habíamos mudado a Portland para tratar de superar el trauma. Pero mis padres nunca mencionaron que me volví a encontrar con él casi medio año después de lo sucedido. Había cosas de él que si habían cambiado. Pasaban los meses y había podido recuperarme en la escuela, con las drogas estaba batallando un poco más, pero él me ayudaba en secreto. Me hubiera gustado tanto que él fuera como es ahora, desde el principio y nos hubiéramos ahorrado tanto sufrimiento. Mis padres notaron mi cambio repentino. Pensaban que quizá tenía amigos en la escuela. Mentía diciendo que sí. Aunque era una mentira a medias, si tenía un amigo.... Era él. El verano estaba a punto de empezar Y eso me dejaba un poco triste, Tomas me había dicho que terminando el verano debía ir con su tío Richard a Michigan y que no volveríamos a vernos. Era lo mejor para los dos, lo sabía, pero no lo aceptaba. Nos habíamos vuelto más unidos, podría decirse que ahora realmente éramos amigos. Me sentía triste porque ya no nos veíamos como antes, él decía que tenía mucho trabajo y que estaba estudiando para el examen de la universidad. Aquí es donde nuestros caminos se separaban. Sabía que el tiempo que teníamos estaba contado, pero no podía verlo en otro sitio que no fuera el parque o nuestra nueva guarida, que era la casa en construcción que estaba a punto de ser terminada. Un día mis padres me dijeron que tenían que tomar un nuevo diplomado sobre prótesis dentales y que estarían fuera el fin de semana, no irían muy lejos, sería en Springfield que esta a máximo unos cuarenta minutos de Portland, sin embargo esos cursos suelen tardar todo el día y tienen que "socializar" con sus colegas, así que se hospedarían en el mismo hotel. Eso era perfecto, Tomas y yo podríamos estar juntos sin miedo a que nos descubrieran. El fin de semana llegó y mis padres salieron muy temprano esa mañana. Me puse a limpiar la casa hasta el medio día y después tenía que terminar mis tareas. Miraba el reloj a cada rato, aún faltaba tiempo para vernos, pero yo quería que el tiempo avanzara más rápido. Ya entrada la tarde, ese día Tomas estaba conmigo, estábamos en mi habitación, sentados en el suelo en extremos diferentes. Él estaba bastante nervioso, me había dado un sobre y en este venían los resultados de su examen de admisión, si bien aunque no lo pasará por mérito propio sus padres moverían sus influencias, él quería demostrar que podía hacerlo por sí mismo. Me contagio su nerviosismo, las manos me sudaban al sostener el sobre, fuera cual fuera el resultado, él se iría... Respiré profundamente y abrí el sobre. Lo leí rápidamente. — ¿Y bien? — Me preguntó nervioso — Lo hiciste. Lograste pasar el examen.— Traté de sonreírle, pero él sabía que no estaba feliz.— Felicidades Tomas, fuiste aceptado en la Universidad de Michigan por tus propios méritos. — Gracias, aunque sé que no te agrada tanto la idea. — Si yo también pudiera ir, entonces me agradaría más la idea.— Él se acercó a mí y me besó la frente. — Algún día podrás hacerlo también, cuando te sientas lista para hacerlo — ¿Crees que pueda hacerlo? — Todo es posible cachorrita.— Se acercó a mí y me abrazo y yo lo abracé. Mi corazón latía fuertemente y mis mejillas se sentían calientes. Se escuchó un gran estruendo en la calle y las luces se apagaron. Al parecer se había quemado un transformador. Así que significaba estar a oscuras toda la noche y quizá el resto del día siguiente. — No me dejes. —Le dije mientras seguí abrazándolo. — Le tengo miedo a la oscuridad....Y la casa es grande y luego hay ruidos... Por favor no te vayas esta noche.— Esa noche lo cambiaría todo de nuevo. ___________ La luz entraba por la ventana, ya había amanecido. Me giré al otro lado para seguir durmiendo y él estaba ahí a mi lado. No pude evitar ruborizarme tanto que hasta mi cabello se puso rojo. Lo habíamos hecho toda la noche y esta vez fue muy diferente. El fue tierno conmigo, al comienzo estaba nerviosa y lloré al recordar cómo había sido la primera vez, pero él se encargó de hacerme sentir segura. Había sentido cosas nuevas que jamás había experimentado. Tan solo de acordarme hacía que me pusiera roja de nuevo. Pasamos todo el día juntos, le gustaba molestarme diciéndome cosas sobre lo que habíamos hecho porque sabía que me ponía roja de la vergüenza. Odie que tuviera que irse, sin embargo, debía hacerlo o mis padres lo descubrirían. Recordar eso fue muy bonito y el odio que sentía por él actualmente parecía desvanecerse, pero aún había muchas cosas que quedaban en el aire.
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