Suzana Ferrari:
Cuando vi a Caio en la mansión, mi corazón se aceleró. Estaba yendo hacia el altar, pero cuando nuestros ojos se encontraron, respiré profundamente para intentar mantener mi compostura y no enfocarme en él. Desvié la mirada, sé que se va hoy porque está siendo anunciado en todos los periódicos. Pensé que esto sería maravilloso, me liberaría completamente de él y no correría el riesgo de encontrármelo de nuevo. Pero eso no sucedió, cada segundo que pasaba en la boda intentaba controlarme al máximo para no mirarlo, a pesar de que mi corazón lo deseaba con todas sus fuerzas. Creo que logré fingir que no me importaba su presencia, pero no niego que me siento extraña al hacerlo. Debería estar agradecida porque se va y, si tengo suerte, nunca más nos encontraremos. Pero no puedo
