Tras terminar la cena se quedaron un rato más conversando, era una noche fresca y tolerable para Sophie, de no haber sido así hace mucho hubieran entrado al hotel y les llego la media noche platicando, por suerte el ambiente en ese lugar se seguía manteniendo gracias a la música en vivo y que la mayoría de turistas estaban bailando, como le hubiese encantado ir a la pista a bailar, pero lastimosamente no tenía nadie con quien hacerlo pues no se podía robar a Liz y dejar a Adam sentado o viceversa.
– Bueno pinpollitos, es hora de que nos vayamos a acostar, falta un cuarto para la una. – dijo Liz viendo el reloj en su muñeca.
– La música esta buena, podríamos quedarnos una hora más. – comento Adam.
– Mañana a las ocho tenemos la cita en el spa, si nos quedamos más tiempo nos vamos a dormir. – replico su novia.
– Espero que después del masaje me des un final feliz. – él le guiño un ojo divertido.
– Claro, coman carne frente al pobre. – comento Sophie mientras comía los hielos de su última bebida.
– Vamos niños, tenemos que irnos a dormir. – Liz le apretó la mejilla izquierda a su novio.
– Me hubiera traído mi violín, esta noche no tengo sueño. – Sophie se levantó de su silla.
La pelirroja se quedó detrás de sus amigos y mientras iban caminando hacia la entrada vio a Kadir sentado en una mesa rodeado de unos hombres de trajes elegantes, ambos se vieron y el hombre levanto su copa de vino a forma de despedida, ella solo sonrió moviendo su mano porque no se iba a detener y menos cuando los demás hombres voltearon a verla. Al llegar a su piso la primera en salir fue Sophie ya que sus dos amigos iban ocupados detrás de ella compartiendo besos y porque también esperaba librarse de las ideas locas de su amiga Liz con respecto a la prueba de embarazo.
– ¡Oye, oye, oye! – la mujer le agarró del brazo antes de que entrara a su cuarto – Tenemos algo pendiente que hacer y no puede pasar de esta noche, si tenemos que cuidarte al menos que sea a partir de mañana. – entro con ella.
– Y dale con lo mismo. – rodo los ojos dejando que fuera Adam quien cerrara.
– Ya te dije que no va a dejar de j***r hasta que te hagas la prueba. – se fue a tirar de espalda a la cama de su amiga.
– Dame esa cosa pues. – extendió la mano recibiendo la caja de color rosa.
– ¿Sabes cómo usarla? – Liz sonrió de forma burlona.
– Si se cómo se usa y si no leo las instrucciones. – rodo los ojos yendo hacia el baño.
– A rezar para que salga negativa. – dijo Adam poniendo los brazos bajo su cabeza.
– Para que salga positiva. – Liz se sentó a su lado.
Sophie solo cerró la puerta prefiriendo no decirles nada porque eran un caso perdido, aunque dijo que iba a leer las instrucciones de la caja la verdad es que no entendió ni la mitad porque estaba en italiano y todavía no dominaba el idioma a pesar de estarlo estudiando por su cuenta, pero no era tan difícil, dos rayas positivo y una negativo; tenía un vasito desechable en la habitación, la sobra de un poco de semillas que llego comiendo desde el aeropuerto y lo lavo muy bien con jabón antes de usarlo para recolectar un poco de orina ya que esa prueba tenía que sumergirse en el líquido para que absorbiera y marcara, fue incomodo tener que hacer eso, pero lo que más quería era salir de ese problema con Liz.
Mientras esperaba los cinco minutos comenzó a caminar de un lado a otro pensando en que iba a hacer si llegaba a ver las dos rayitas de color marrón marcadas en esa cosa y no pudo evitar imaginarse todas las posibilidades catastróficas que podrían llegar a ocurrir si le contara a James sobre eso, dos caminos seguros, le creía y seria ella quien llevaría el primogénito del hombre, quizás hasta terminaba casada nuevamente por ese motivo o la otra posibilidad que tenía es que el hombre no le creyera que fuera su hijo, la rechazaba y quizás hasta le propondría sacárselo o simplemente desaparecía, quizás podría pasarle lo mismo que a Renée porque sería una traición y con todo ese revuelo de inquietudes se dio cuenta que un porcentaje de ella no confiaba en James.
Termino mareada de tanta vuelta que dio y entonces las manos le comenzaron a temblar teniendo miedo de lo que pudiera ver, considerando las posibilidades ya no quería ver la prueba porque no sabía que iba a hacer si era positiva, James era un mafioso capaz de hacer muchas cosas entre buenas y malas, tener al hijo de un mafioso en su vientre también podría llegar a ponerla en peligro con los enemigos del hombre. Respiro profundo y se dio valor para acercarse al lavamanos a tomar la prueba, vio el plástico en sus manos y después alzo la vista viendo su reflejo en el espejo, al salir del baño vio a sus dos amigos sentados en la cama ansiosos por verla y saber cuál era el resultado.
– ¿Qué salió? – pregunto Adam viéndola con la prueba en manos.
– Yo... no sé porque te hice caso. – le pego a su palma con el plástico.
– ¡¿Positiva?! – Liz se levantó de un salto cubriéndose la boca con emoción.
– ¡Negativa! – cambio su expresión aturdida por una sonrisa victoriosa mientras les enseñaba la prueba.
– No te creo... – Liz se la arrebato – Estaba jurando que iba a salir positiva ¿Tendrá algún defecto? ¿Segura que la hiciste bien? – la examino por todos lados.
– Si quieres comprar otra mañana hazlo y orino frente a ti. – Sophie se cruzó de brazos molesta con la desconfianza de su amiga.
– Mira el lado positivo, vamos a poder emborracharnos sin culpa a cometer pecado... – Adam tomo la prueba para verla también – El otro lado positivo es que tampoco vas a tener que darle explicaciones a James de cómo es que fue concebido el pequeño. – con ese comentario ella rio.
– Vez que no todo es malo, no sé cuál es tu apuro porque tenga un bebé. – comento Sophie viendo a su amiga decepcionada.
– Es que has estado muy rara, mareada y con malestares estomacales, de verdad que me ilusione mucho pensando en que iba a ser tía. – camino hacia ella para rodearla con sus brazos.
– ¿Ustedes para cuándo? – alzo la cabeza viendo a Liz ponerse ligeramente sonrojada.
– Cuando yo tenga mi propio estudio fotográfico y tenga el dinero suficiente para mantenerlos a los dos. – Adam camino hacia ellas para abrazarlas.
– Yo no te estoy presionando para eso, además todavía llevamos poco tiempo saliendo. – Liz le dio un beso en los labios sobre la pelirroja que había quedado entre ambos.
– Pero sabes que se te antoja tener una versión chiquitita de ti. – Adam correspondió el beso sonriendo.
– ¡Bueno ya, vayan a su cuarto a hacer bebés, yo no quiero ver porno en vivo! – salió de entre ellos y los empujo hacia afuera.
– Si se te antoja podemos hacer un trio. – Liz era una descarada en ocasiones.
– Si me das un beso pueda que lo piense. – sonrió con malicia acercándose a ella.
– Pasa buenas noches y no te toques pensando en mí. – le dio un besito en los labios antes de ver a su novio.
– Sé que vas a estar pensando en mi esta noche. – Sophie le siguió el juego.
– ¡Padre nuestro que estas en los cielos, dame fuerza para no imaginar cochinadas, una es mi jefa y la otra es mi novia! – Adam se cubrió los ojos antes de salir del cuarto rápidamente.
Era todo juego y broma entre los tres, Liz iba muerta de la risa detrás de Adam dejando a Sophie sola para que pudiera descansar las horas que todavía estuviera la luna en el cielo, se quitó el enterizo que llevaba puesto y los zapatos los dejo en medio del cuarto porque era una desordenada de primera, no sabía cómo es que su ex esposo y James aguantaban eso porque Liz se la pasaba regañándola cuando iba a su casa; se lazo de espaldas al colchón revotando y el efecto hizo que la prueba también saltara cayéndole en la frente, la agarro y la lanzo lejos porque no le interesaba saber más de eso, tomo su celular de la mesita de noche al lado de la cama para revisar si tenía algún mensaje ya que le había mandado uno a James de que no iba a llevar su celular porque tenía poca carga, respondió los mensajes que tenía y decidió acomodarse para intentar dormir un poco.
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Después de que James despidiera a Sophie en el aeropuerto arreglo unos cuantos detalles en el hotel y tomo un vuelo hacia la isla de Sicilia, en específico a la casa de la familia Giuseppe, después de todo lo ocurrido con los problemas que tuvo Ivana y donde el jugó un papel muy importante termino convirtiéndose en un hermano más para los tres adultos, un tío mimoso para los pequeños y tenía las puertas abiertas en la villa, además Antoni lo tenía como un consejero personal para algunas cosas. Estando en su propia oficina estaba atendiendo una llamada importante que tenía que ver con las joyerías en los Emiratos Árabes, su silla estaba de espaldas a la puerta cuando escucho como esta se abría y espero escuchar los tacones de Ivana o el típico "Juju" con que Jace lo llamaba, Antoni no estaba en casa, pero al no escuchar nada más que la puerta cerrarse decidió darle la vuelta en la silla y se topó con un par de ojos aguamarina observándolo con atención desde un lado del escritorio.
No era raro que Laura lo buscara por toda la casa cuando sabía que estaba con ellos y le gustaba sentarse en sus piernas mientras él trabajaba en la computadora, en ocasiones eran ambos que le buscaban por toda la casa hasta que lo encontraban y se quedaban cerca jugando, lo divertido de todo es que Ivana se espantaba cuando escuchaba la casa en silencio y al llamarlos ambos no respondían, parecían disfrutar que su madre corriera por toda la casa buscándolos y gritando sus nombres como loca, James termino la llamada y dejo su celular en el escritorio mientras la veía fijamente a los ojos.
– ¿Qué paso? – pregunto cuando ella se acercó a él estirando los brazos para que la cargara.
– Jonathan está enfermo y mamá dice que no puedo acercarme. – dijo mientas le arreglaba el vestido a su muñeca de Ariel.
– Te puede pegar la enfermedad y tenerlos a los dos mocosos no es buena idea. – acerco la silla al escritorio para encender la laptop.
– ¿Dónde está la princesa? – pregunto Laura levantando la cabeza.
– Está de vacaciones en Bari. – sabía que hablaba de Sophie.
– ¿Cuándo va a venir? – bajo la cabeza al escucharlo teclear.
– No sé, quizás la próxima semana la pueda convencer para que venga a visitarlos. – no iba a deja de trabajar.
Laura guardo silencio mientras veía como James escribía tan rápido sobre las teclas de aquella máquina que su madre le había dicho que no tenía que tocar porque era con la que papá y papi trabajaban, pero como le encantaba que James la dejara apretar el botón de "enter" para saltarse a otro espacio. Abajo Ivana estaba ocupada cuidando a Jonathan ya que el pequeño se resfrió y necesitaba de su completa atención porque estaba llorón, cuando consiguió que la fiebre bajara y que el pequeño se quedara dormido en la hamaca de la sala fue a la cocina pensando que Laura estaría con las cocineras preparando galletas, las mujeres le informaron que hace ratos no la habían visto.
– Muñeca ¿Sabes dónde están los informes de las discotecas en Roma? – Jace llego a la cocina antes de que ella se fuera.
– Anoche los dejaste en el tocador del cuarto... – junto sus cejas – ¿Laura está contigo? – le tomo del brazo antes que se fuera.
– No, desde el berrinche que hizo en la mañana porque Jonathan no quiso jugar con ella no la he visto. – vio a la mujer correr hacia el otro lado de la casa.
Ivana entro a la oficina de Antoni primero por si había ido a dormirse al sillón largo de terciopelo, al no encontrarla fue directo a la oficina de James y tras abrir la puerta ninguno de los dos estaba adentro, sin embargo, la puerta que daba al patio estaba abierta asique atravesó la oficina y salió encontrando a su hija dormitando sobre el hombro de James mientras este se movía de un lado a otro arrullándola ocupado con una llamada.
– Creo que debes ir dejando un poco de lado el instinto de mamá gallina. – comento James tras colgar la llamada, no tenía necesidad de darse la vuelta porque era la única mujer que usaba tacones en casa.
– Cuando tengas tus propios hijos entenderás que el silencio significa peligro. – se arregló el ancho suéter que la cubría.
– Peligro o que están destrozando la mitad de tu cocina. – se dio la vuelta divertido.
– Ni me recuerdes esa vez, todavía me da un poco de culpa el haberles tenido que pegar su par de nalgadas por primera vez. – levanto la vista al escucharlo reír.
– Parecían fantasmas cubiertos con toda la harina de pan que se tiraron encima y con cada nalgada que les dabas los ibas desempolvando. – fue un evento que hasta la fecha les seguía causando risa a todos.
– Y como sus padres son unos alcahuetes no pudieron hacer mejor cosa que sacarles fotos y reírse de esa travesura. – Ivana rodo los ojos.
– Debes admitir que hasta tu querías reírte, pero como buena mamá conservaste la seriedad. – reviso si Laura ya se había dormido e intento cambiarla de posición, pero la pequeña se aferró a él.
– Cada vez que te veo con mis hijos pienso que serás un padre muy bueno. – lo vio fijamente.
– Al paso que voy no sé si conseguiré que Sophie tan siquiera se quede a mi lado. – suspiro profundo.
– Solo dale un poquito de tiempo, no es fácil acostumbrarse a que tu pareja trafique con droga o armas, menos acostumbrarse a la idea de que sean asesinos. – en cierta parte Ivana la comprendía.
– Siento que su estancia en Bari nos va a terminar de separar. – camino hacia la oficina, hacia un poco de frio y no quería que Laura se resfriara también.
– Confía un poquito más en ella, aunque te pida tiempo al final volverá a tus brazos... – cerro la puerta – James, cambiando un tema por otro, quería preguntar que va a pasar con Mia, hace un mes que llego a Paris. – se quedó de pie frente al escritorio.
– Lo hable con Lev y ambos compartimos la misma opinión, déjala vivir, de todos modos, ella no sabe que Enzo era su padre y nunca tuvieron contacto entre sí como para que ella vaya a representar un peligro en el futuro. – se encogió de hombros sentado en su silla.
– Antoni piensa lo mismo, pero siento que sabe algo que no quiere decirme y eso me molesta un poco. – se cruzó de brazos haciendo una mueca con sus labios.
– Eres muy impulsiva en ocasiones y creo que tiene un poco de temor a que te enojes con algunas personas, después de todo lo que paso no puedes culparlo. – acostó a Laura sobre su regazo para que estuviera más cómoda.
– ¿Enojarme con quién? – alzo una ceja.
– Con los hermanos Chevalier. – con su respuesta Ivana quedo mucho más confundida que antes.
– Explícate, porque no estoy entendiendo que tienen que ver esos dos en toda esta ecuación. – ladeo la cabeza intentando unir puntos, pero no tenía idea de cómo.
– La versión resumida y corta es que Christian ya tuvo la oportunidad de cruzarse con Mia, al parecer la adolescente no lo dejo indiferente, tanto que pidió la ayuda de uno de mis investigadores privados para recabar toda la información de ella, obviamente yo manipule un poco de esa información borrando el historial Marino. – vio como una sonrisa macabra se dibujaba en los labios de la mujer frente a él.
– Si ya cruzaron caminos supongo que sería más fácil conseguir su cabeza, los Chevalier son fieles a nuestra familia. – dijo Ivana trazando planes en su cabeza.
– Es una niña que no tiene culpa más que de haber sido engendrada por un maldito desgraciado. – la voz de James fue más seria.
– Ya lo sé, solo estaba divagando un poco entre mis pensamientos diabólicos, creo que Lev tiene razón, debo olvidarme de ella y seguir mi vida con mi familia. – puso sus ojos en su hija que dormía profundamente en el regazo de James.
– Sabes lo que me tiene inquieto a mi... – James movió su silla – Christian le quito la vida a un hombre que se dedicaba a secuestrar adolescentes, dijo que en Francia solo era ese tipo, pero que formaba parte de una red más grande, pueda que los rumores sobre Paolo y los demás sean verdad. – ambos se vieron a los ojos.
– Las familias están presionando a Antoni para que tome cartas en el asunto, pero no hay nada en concreto contra él, contra Ángelo si, solo falta que cometa un error contra algún conocido y entonces todos le van a dar caza. – a Ivana también le preocupaba ese tema porque era un acto despreciable que la movía de una forma muy personal.
– Ángelo es un hombre al que le gusta exhibirse, no dudo que este a nada de meter las cuatro patas hasta el fondo y no me extrañaría que fuera la familia Quintana quien le pusiera una trampa para deshacerse de él de una vez por todas, nos metimos en una enorme cacería de brujas cuando unos tipos secuestraron a su hija menor. – se froto el puente de la nariz recordando con amargura esos momentos oscuros de su pasado.
– A Jace también le disgusta recordar esos tiempos. – arrugo la nariz.
– Noches enteras de desvelo buscando a esa criatura, la familia quería linchar a Antoni porque lo culpaban de todo e intentaron quitarlo de la silla, pero ahora son capaces de besar el suelo por dónde camina arrepentidos de todo el escándalo que hicieron porque los tipos ni siquiera eran de Italia, vinieron de vacaciones y les pareció buena idea secuestrar a una pequeña bonita para venderla a una pareja que no tenía hijos en Israel. – sonrió de lado.
– ¿Tienes a Sophie bajo vigilancia? – la pregunta de Ivana fue inesperada.
– Solamente por Adam ¿Por qué? – alzo una ceja.
– ¿Sabes dónde se están quedando? – un mal presentimiento dio pinchazos en su cabeza.
– En tu hotel, Damián es un excelente mentiroso y consiguió que Liz creyera que le estaba obsequiando una estadía por sietes días en Due Colori. – la expresión de Ivana le causo mucha gracia.
– Me perdí por algún lado de tus palabras... – se rasco la cabeza – Eres tu quien está pagando por su estadía en el hotel donde ambos somos dueños, pero te preocupa que esa separación haga que Sophie se aleje de ti. – resumió intentando procesar todo.
– Mis planes no salieron como yo esperaba, pero no por eso iba a dejar que no descansara un poco. – todo eso había sido una movida muy mala para él porque Sophie no se lo tomo de la mejor manera.
– Voy a llamar a mi equipo de seguridad en Bari y les diré que no le quiten los ojos de encima a tu novia ¿Te quedas con mi hija o me la llevo? – señalo a Laura.
– Ve a cuidar a Jonathan, yo me quedo con ella, sé que Jace iba a salir. – siempre los ayudaba con los niños.
– Gracias y si va a salir, hay un cargamento que viene desde España de la señora verde que te hace ver unicornios. – comento de forma burlona mientras caminaba hacia la puerta de salida.
– Yo no vi unicornios, pero puedo jurar que estaba sentado en la luna y por mi vida que el ventilador de pie me estaba contando chistes muy buenos. – James se rio al igual que ella.
Ivana se fue de la oficina dejando a James encargado de Laura, para poder trabajar mejor puso unos cojines sobre el suelo haciendo una cama improvisada con ellos así si la pequeña rodaba no se iba a golpear, Jace entró unos minutos después para avisarle que saldría y que volvería con su hermano por la noche, tenía la costumbre de pedirle formalmente que cuidara de Ivana y de sus dos retoños. Al estar nuevamente solo en la oficina decidió llamar a Sophie para saber cómo estaba y si no había ocurrido nada extraño durante esas primeras horas en una ciudad nueva, pero no esperaba terminar escuchándola gemir tocándose en su nombre y si Laura no hubiera estado ahí se hubiese dejado llevar por las ganas de tocarse también, la pelirroja todavía le seguía sorprendiendo porque tenía muchas cosas de las cuales no sabía absolutamente nada y le gustaba irlas descubriendo de esa forma tan mezquina.
Los hermanos llegaron después de que los cuatro habían cenado y fue justo a tiempo para que se calaran el berrinche de Laura enojada porque Jonathan no quería jugar con ella, el niño enojado con su hermana porque en la pataleta le había tirado su oso favorito, tenían en la sala un escándalo montado y James comenzaba a tener un fuerte dolor de cabeza, se hubiese ido lejos de los hermanos si no sintiera tanta pena por la pobre Ivana que no sabía ya que hacer ni de que bando ponerse, sintió alivio de ver a Antoni consolando a Laura mientras la pequeña no dejaba de llorar resentida dejando todos sus mocos en el traje de su padre, Jace intento liberarla un poco pero Jonathan tenía mamitis y solo grito a todo pulmón cuando el hombre intento alejarlo de su madre.
James decidió salir a fumar un poco y es que le hacía falta para calmar los nervios después de esa gritadera, sentado solo en una banca junto a la entrada vio las camionetas de Víctor y sus demás hombres entrar a la propiedad, pero iban seguidos de una tercera camioneta que no reconoció y la primera en bajar fue Annie que al verlo corrió hacia él para prevenirlo de lo que estaba a punto de ver.
– Señor, su madre se nos pegó cuando veníamos hacia acá. – dijo la mujer haciendo que se pusiera en pie rápidamente.
– Esto no va a terminar bien. – vio hacia la puerta, el primero en salir fue Antoni.
– ¿Qué demonios hace esa mujer en mi casa? – Ivana iba detrás de su esposo con el pequeño en sus brazos.
– No vengo a hablar contigo, así que cierra la boca. – respondió Irene tras bajar del auto.
– Estas pisando mi casa imbécil. – Ivana solo se enojó mucho más.
– Esta no es tu casa, si vives aquí es porque estás de zorra con Giuseppe, de lo contrario solo serias una perra muerta de hambre. – Irene nunca tuvo filtros para hablar.
– Ivana entra, sabes que solo te está provocando para joderte, no le hagas caso. – Jace tuvo que detenerla.
– Dame una buena razón para no sacarlos a patadas de esta propiedad. – James se acercó a su madre con un aire aterrador porque no estaba de ánimos para escucharla.
– Oye, respeta a tu madre. – dijo el hombre que manejaba.
– Te callas o te mando con el otro amante. – como le hubiese encantado dispararle ahí mismo.
– Deberías enojarte con tu noviecita, la violinista mediocre. – Irene le extendió un sobre de color n***o.
– Annie, ayuda a Antoni con Laura. – vio hacia atrás.
– Vamos adentro, deja que ellos se encarguen de la bruja. – Víctor tomó los hombros de Ivana para llevarla adentro.
James tomo el sobre cuando los niños ya no estaban y al abrirlo vio cada una de las fotos que iban dentro.
– Espero señora Caruzo que sea la última vez que viene a mi casa a ofender a mi esposa. – dijo Antoni bajando las gradas.
– Te recuerdo que mi hijo está a tu nivel. – Irene lo vio de pies a cabeza.
– Te recuerdo que yo no tengo ningún problema en darle mi arma a Antoni para que te mate, si no te comportas te vas a ganar una bala entre las cejas. – James la vio con severidad y enojo.
– Vengo a abrirte los ojos y me contestas de esa forma, de verdad que eres un mal agradecido. – se cruzó de brazos haciéndose la ofendida.
– ¿De dónde sacaste esto? – eran fotos de Sophie hablando con un hombre en una barra.
– Ya ves lo que se encuentra sin buscar, te dije que esa tipa no era más que una zorra barata de esquina que se regala a cualquiera. – vio como James le pasaba una de las fotos a Antoni y otra a Jace.
– Traje azul, dos asientos lejos de Sophie. – les especifico lo que tenían que ver.
– Creo que ya tenemos la justificación perfecta para librarnos de Ángelo. – comento Antoni viendo hacia atrás porque Ivana volvió a salir sin sus hijos.
– Muñeca ve a hacer la maleta de los niños, yo armo la tuya. – dijo Jace devolviendo la foto.
– ¿Por qué? – Ivana se sorprendió ante esa petición.
– Nos movemos a Bari. – respondió Antoni viendo el resto de las fotos.
– Mario, que preparen el avión y que los pilotos tracen el viaje a Bari. – James sacó su celular.
– ¿Vas a ir a buscarla después de ver eso? – pregunto Irene, pero nadie le hizo caso – James... ¡James te estoy hablando! – le grito cuando lo vio entrar a la casa.
Irene se quedó de pie afuera de la casa completamente ignorada y frustrada porque su plan de hacer enojar a James con las fotos de Sophie hablando con Kadir en la barra del hotel no salió como lo esperaba, su hijo ni se inmutó al ver las fotos y parecía que no había fijado la vista en su novia sino en otra persona que aparecía en las fotos sin querer, Irene y su novio terminaron yéndose después de que se dieron cuenta que nadie les iba a prestar atención.