Se disculpó cuando no pudo aguantarse más y es que ese olor a manzanas acarameladas le estaba dando muchas ganas de comer, pero lastimosamente en un lugar tan lleno de personas no pudo estar sola por mucho tiempo. – Señora Marshall... – una mujer interrumpió su camino hacia la mesa de dulces – Que gusto tener a una prodigio del violín entre nuestras familias, me llamo Roxana, mi hija es una admiradora suya. – ambas voltearon hacia un lado al notar a una chica acercándose casi corriendo. – Es un gusto poder conocerla en persona, amo su música y por usted yo le tome amor al violín. – dijo la chica usando un lenguaje de señas. – Mila no puede hablar, pero si escucha muy bien y ella dijo. – antes de que Roxana pudiera traducirle vio a Sophie responderle. – Para mí es un gusto conocerte tam