Capítulo 03.

1739 Words
RIXON Estoy tan enfurecido con Olive que quiero terminar esta conversación, esta mierda de situación en dos malditos segundos. No me interesa qué suceda, de hecho, nada me importa, solo quiero tener mi puto espacio cosa que se dificulta al tener a una mujer desplomada en mis brazos y a otra con pinta de zombie repitiendo una y otra vez lo mismo. —¡Déjame explicarte, por favor!—ruega de nuevo. Ruedo los ojos. —¿En serio quieres hacer esto? ¡Tengo a tu prima en brazos! Esto es lo que provocas—grito, a sabiendas de que hay varios fotógrafos tomando el momento. Hago uso de mis habilidades manipuladoras logrando que mis ojos se cristalicen aunque no lloro, eso sería poner demasiado drama al asunto que de por sí, tiene bastante con una novia plantada en el altar, un novio con cuernos, una prima engañada y un idiota que no sabe dónde meterse cuando se planta frente a mí . Está llorando, me demuestra con solo ese gesto que es demasiado débil como para que yo ponga atención a sus actitudes, así que me planto el ignorarlo completamente debido a que no merece ni siquiera una pizca de mi tiempo. —Dámela, me encargaré de ella—susurra, señalando a la mujer que todavía cargo. —¿No tuviste suficiente? Mira el caos que provocaste—ruedo los ojos cuando otra mujer se acerca. Es bastante similar a la que tengo en brazos, supongo que es pariente. —¡No se la entregues! Me encojo de hombros. —¿Entonces dónde la pongo? Porque está pesada—gruño. Su cuerpo vencido no es algo que tolere, si bien es pequeña y menuda, lo único que quiero en estos momentos es tener la libertad de salir de aquí porque sé que los medios no tardarán en aparecer. Estoy a punto de dejar a su prima en el suelo cuando el sacerdote se acerca a nosotros. —Disculpen pero podrían continuar la conversación en una sala privada, aquí se llenará en dos segundos—murmura, apuntando hacia la puerta. Supongo que las noticias buenas viajan rápido pero las malas, esas se esparcen como humo. Inhalo profundo. La situación es bastante descabellada y lo único que puedo hacer es acomodar a la mujer en mis brazos y seguir al sacerdote que me saca de ese lugar donde las personas comenzaban aglomerarse a nuestro alrededor. —¡Rixon, vuelve aquí!—grita la loca de Olive. Por el ruido espantoso de sus tacones sé que seguramente viene detrás y no me interesa, solo quiero salir del ojo público. El sacerdote me deja en una habitación con un sofá y un escritorio. Dejo a la chica desplomada en el sofá de cuerpo entero, el cabello le cubre el rostro y solo por dos segundos recuerdo el color de sus ojos de nuestra conversación anterior. Sí es bonita, creo... El llanto desconsolado de la mujer detrás de mí me recuerda lo mierda que fue conmigo y para colmo de la situación, su amante viene con ella cerrando la puerta detrás de sí cuando la otra mujer quiere ingresar también. Él es quien coloca el seguro. —¿Ahora quieren hacer una orgía? Permíteme despertarla—digo, sacudiendo a la chica con el pie. Olive de hecho ni se interesa por su prima, solo hace el intento de acercarse a mí pero levanto ambas manos impidiéndole tocarme e incluso debo correr la cara pues pretende también besarme. —¿Qué coño crees que haces?—gruño, alejándome dos pasos hacia atrás. —¿Quieres contagiarme esos gérmenes? Llora aún más. —Eso no volvió a suceder, te lo aseguro, las fotos que viste fueron un montaje y... —¿Me crees tan idiota como para tragarme semejante mentira? Por favor, Olive, no sigas que cuanto más me insultas, más crece mi odio hacia ti. Abre la boca sorprendida. —No digas eso, mi amor, sé que no me odias, sé que estás molesto pero es solo un mal entendido, yo jamás te habría... —¿Jamás habrías cogido con el novio de tu prima? Joder, solo decirlo me asquea—hago una mueca—Te acostaste en mi cama después de eso, cogiste conmigo y quién sabe con cuántos más... No me permite terminar la frase pues me voltea el rostro de una bofetada en la mejilla. Tengo que inhalar profundo, jamás he golpeado a una mujer, ni siquiera le he levantado la voz, pero espero por su parte el mismo respeto que doy, así que no me agrada que me haya puesto una mano encima. —Ni siquiera te atrevas a sugerir que soy una zorra—amenaza entre lágrimas apuntándome con su dedo. Ruedo los ojos. —¿Es que acaso existe otro nombre que no me enteré? Eres una zorra, Olive y te lo digo de frente. ¿En qué cabeza cabe que trajeras a tu maldito amante? ¡Y escogiste a tu prima como dama de honor! Ciertamente no entiendo su nivel de maldad, además de que se come al novio de su prima, la invita como dama de honor. Eso es ser cruel y una maldita de perra. Intenta tomarme de nuevo. —¡Que no es mi amante!—grita desesperada—Fue un error, bebimos de más, nosotros... La callo. —No me interesan tus malditas excusas ¿de acuerdo? Entrégame el anillo de compromiso y me iré, y te pido de favor que no vayas a hacer escándalos fuera de mi casa. Se niega reteniendo su propia mano mientras más lágrimas corren por sus mejillas. —No, no puedes quitármelo, tú me lo diste. —Y ahora te lo estoy pidiendo. —¡No, no puedes terminar así conmigo!—lloriquea—Por favor, por favor, tenemos que casarnos, la gente está esperando, tu madre... No puedo hacer más que echarme a reír. —¿En serio piensas que te daré una oportunidad luego de todo lo que me hiciste? ¿Y tú acaso no vas a decir una mierda? Observo al hombre que no hace más que intentar despertar a su ex novia, por lo que escuché. Está arrodillado junto a ella, solo quiere que despierte y me ignora de paso. —¿Y por esto te arriesgaste a perderme?—me burlo—Vamos, que ni siquiera se interesa en ti, ni siquiera te presta atención. Qué idiota eres. —¡No me trates así!—susurra. En sus ojos y su desesperación veo que está bastante molesta y dolida, creo que de hecho si está afectada por mis palabras pero ¿Por qué la gente se arrepiente luego de mandarse las cagadas? Me ha jodido, me ha dejado el orgullo pisoteado y de solo recordarlo quiere romperle la cara a puñetazos al imbécil que ha dejado en claro, que no le importa para nada. Muerdo mi lado. —Yo te lo habría dado todo—comento—Lo sabes ¿cierto? Ella niega. —¿Qué es todo para ti? —Lo mismo que para ti—recalco—Te habría dado un hogar, una posición, dinero, joyas, una vida estable y segura como lo veníamos planeando y lo jodiste todo ¿por qué? Por una mierda que no vale nada. Cierra los ojos. —Habrías dado todo eso pero ¿Qué hay de tu corazón? Porque así como yo te engañé, tú también lo hiciste, tú también me jodiste. Niego con mi cabeza. —La diferencia entre tú y yo está en que yo te puse primero, yo te escogí y tú me cambiaste. Quizás uno de los dos tenía que demostrar que este matrimonio era una mala idea desde el principio ¿no es así? —Todavía podemos arreglarlo, podemos salir y decir que todo fue un mal entendido, quizás... Me río de su desesperación. —¿Quieres que salga a mentir por ti? Cariño, tenías que despedirte de tu reputación hace mucho tiempo porque de mí, no vas a conseguir nada—me acerco plantándome frente a ella—Despídete de las tarjetas de crédito y de los obsequios, dile adiós a los retiros de dinero, al apartamento, a la casa que compré para nosotros y dile adiós al dinero del que tanto presumías. —Por favor, no me hagas esto. —No quiero verte en el club, ni en el golf, mucho menos en mi empresa ¿entiendes? Lo nuestro se termina aquí y tu vida de rica también. A ver si este imbécil te da lo que yo. Me toma de las muñecas clavando sus uñas sobre mi piel pues acabo de tocar una fibra sensible en ella, el dinero. Sus ojos demuestran lo afectada que está y lo peor de todo es que nuestro momento se acaba puesto que su prima comienza a despertar. —Si tú me dejas en la calle, saldré ahora mismo a decirle a los reporteros que nuestra relación se terminó porque tú me engañaste y mira que tengo las fotografías—amenaza. Solo me hace reír. —Adelante, hazlo—me encojo de hombros—Tu noticia no le ganará a la primicia que de seguro mis padres ya sacaron a la luz pero suerte, la vas a necesitar cuando intentes reconstruir tu vida sin un maldito peso en tu cuenta. Hago ademán de irme cuando la voz de la chica capta mi atención, está intentando alejarse de su ex novio quien a toda costa planea darle un beso. Incluso se lanza sobre ella en el sofá esperando que sus manías la hagan desistir de resistirse. Si antes el hijo de puta me caía mal, ahora quiero verlo muerto. —¡Dije que no me toques, aléjate de mí!—menciona la chica intentando hacerlo a un lado. Para cuando llego a ella, tomo al estúpido del cuello de su camisa arrastrándolo al suelo. Tengo muchas ganas de propinarle algunos puñetazos pero no lo hago, no porque no lo merezca ni porque no pueda, sino porque no merecen la pena. —Lárguense, los dos, ahora. Ella se niega. —Rixon, por favor, la gente está esperando afuera. Él intenta acercarse pero lo apunto con el dedo. —Si das un paso más, te quitaré hasta las ganas de vivir—amenazo, deteniendo sus pasos. —Lárguense, que se van a necesitar para salir adelante cuando estén hasta la cabeza de mierda.
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