GIOVANNA
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Caí exhausta contra el elevador, después de todo había sido un día agotador, ver como la época de celo se mezcló para varios fue algo peligroso. No puedo dejar de pensar que estuve en peligro estando en la escuela hoy, cualquier omega que estuviera en ese lugar estaba en la boca del lobo entre todos los alfas que, sin saberlo, fueron a estudiar. En medio de las clases, su celo inicio, parecía algo planeado, aunque ya hemos sabido que en una época del año varios se desatan sin saberlo.
Como una sorpresa de mal gusto.
Era extraño que en mi camino no apareciera uno de esos locos que me hacen bullying, parecía un camino tranquilo.
Aunque a tal cosa creí que el abrigo que Abdel me dio con su aroma fue el causante de que ninguno de esos tipos se acercara, es peligroso lanzarse hacia la omega de otro alfa o a una omega con el aroma de un alfa.
Debería de ocultar mi celo con los supresores y también tendría que ir por algunos antes de que se acaben por la temporada.
No había visto a Abdel, solo sabía que dejó una caja en el recibidor, ¿será por su celo?
Niego, «creo nunca lo he visto en su época de celo»
Lo poco que recuerdo, él parece nunca sufrir de su celo, por lo que he pensado que es uno de los pocos que solo reacciona cuando su pareja está a su lado y es cuando su celo comienza a mostrarse. Así que él todavía no encuentra a su pareja.
Mis pensamientos se disipan sobre la época de celo y al entrar a mi departamento abro la caja para saber qué hay dentro, mi sonrisa aparece en mis labios y mi mirada suelta algunas lágrimas por la excitante sorpresa. Un vestido rojo es el contenido de aquella caja, un vestido que yo recuerdo bien haberlo visto antes.
Este era el vestido que tanto miraba en un mostrador de una tienda de lujo de la ciudad, muy poco accesible para mí, por lo que ni siquiera me atrevía a cruzar la puerta de la boutique. Está al lado de la heladería favorita de Abdel y cuando él me llevaba yo no podía dejar de mirar hacia ese hermoso vestido que siempre estaba postrado en el maniquí, siempre soñaba con poder usarlo.
«Es tan hermoso»
Realmente debo de saber en cómo agradecerle por este detalle, creo será a la persona que más extrañaré por su trato especial hacia mí. Y es algo que también me pone triste, pero es necesario emprender mi camino para poder encontrarme a mí misma.
Dejo a un lado el vestido y tomo en mis manos la otra caja que acompañaba junto al vestido, al abrirla veo unos zapatos negros que tienen grabado el logo de un conejo en su suela, son exclusivos para mi especie y creados por personas iguales a mí. Unos zapatos que solo se consiguen en Watspur por ser un lugar donde la mayoría de su población no son lobos.
Son de poco tacón y eso siempre me ha gustado, no dan tanto dolor.
El tiempo pasa en lo que me alisto, estando un poco indecisa en sí ir con Abdel cuando mi celo aún no termina, de tan solo tener en mente lo último que sucedió, solo pienso que no es bueno acceder a algo que puede ser peligroso.
Un Alfa y una omega estando solos, con uno estando en celo es difícil.
Decido hacerme un medio chongo siendo lo único que sé hacer en mi cabello, aparte de un chongo alto y coletas, sonrió al ver la pequeña colección de listones y algunos moños para el cabello, agarro un listón rojo pasándolo sobre la liga que une mi cabello y lo ató haciendo un moño al final.
Me miró por última vez al espejo y acomodo un poco el vestido repasando este con mis manos, miro mi cabello rojo apenas rizado y asiento, estoy lista. Escucho el sonido de mi celular y corro fuera de mi pequeño cuarto, agarro mi bolso que dejé en la mesita y el tazón de galletas que hice.
Contesto la llamada abriendo la puerta de mi departamento, sonrió un poco más calmada al saber que es Abdel quien me llama y respiro con calma para no mostrar lo nerviosa que estoy por estar a su lado.
— ¿Bajarás? —.
— Si —.
— Qué bueno, pensé que tardarías más y no es bueno hacerme esperar —.
— ¿Por qué? —.
— Estoy ansioso por verte —. Dice eso y cuelga dejándome más nerviosa.
Muerdo mi labio y respiro con profundidad mientras entro al elevador, mi mano tiembla mientras oprimo el botón del primer piso y solo cierro mis ojos para concentrarme, debo de mantener una distancia de él para que mi celo no termine afectado.
«¿Espero tanto por mí?»
Pienso de repente para distraerme, siempre lo hace porque siempre me tardo. Nunca se queja de nada y a veces creo que explotara por todo lo que le puedo hacer pasar. Camino dando pequeños saltos por el pasillo, presionó el botón del elevador y entro intentando guardar mis nervios, miro la hora observando que es tarde.
Tarareo alguna canción que viene a mi mente para distraerme aún más, estoy tan nerviosa, más por el hecho de que conoceré a la familia de Abdel, la familia real, personas con poder dentro de nuestro país y yo estoy en mi celo. Esta vez, de alguna forma duro más de lo que estoy acostumbrada.
Siento que me verán mal al darse cuenta de que estoy en mi celo, pensaran que solo me aprovecho de él y tomo el nombre de mi amistad con poder para manipularlo o algo por el estilo. Abdel es alguien muy bueno, de seguro pensarán que me aprovecho de eso y solo me ofrezco a él con mi celo tan fácil.
«Distancia»
Debo de mantener una gran distancia estando al lado de él, ser lo más seria posible sobre eso y no dejar que Abdel me endulce con sus palabras cuando me hace sentir segura de lo que hago, mi celo no es un juego.
— Te ves muy tierna, hermosa —.
Me sonrojo al instante y salgo de mis pensamientos dándome cuenta de que ahora estoy frente a él.
«¿Me distraje tanto?»
— Gracias —. Aprieto mis manos.
— No debes de agradecer, te cansarás después —.
— Si —. Murmuro.
Creo que en serio todo esto se está saliendo de control, más si también él está en celo. Esto podría ser peligroso y no es un dramatismo que hago por mi forma de pensar tan cerrada a veces, es algo que puede salir de control y ninguno de los dos podrá prevenir aquello, «¿y si digo que me siento mal como para ir?»
Será peligroso estar a su lado si estamos ambos solos en un espacio tan estrecho, siempre siento aquella sensación que me envuelve cuando estoy a su lado.
— Tú no te quedas atrás, ese moño —suelto una risa—. ¿Acaso es tan formal la cena? —.
Miro su traje rojo oscuro que usa, pareciendo que ambos vamos combinados en un color rojo, mi mente solo piensa una cosa y es el rito antiguo sobre unión de parejas gemelas. Ambas almas destinadas usan el rojo señalando el hilo rojo que los une mientras en la luna llena se juran amor eterno, algo que siempre nos enseñaron desde niños.
Es algo ridícula mi forma de pensar, solo fue una coincidencia.
Le doy el tazón de galletas que llevaba en mis manos y él las agarra con posesividad como siempre. Niego extendiendo mis manos exigiendo aquel tazón de nuevo, Abdel toma mi mano llevándome hacia el otro lado de su camioneta, al área del copiloto y abre la puerta, toma mi cintura con sus manos siendo tosco con su fuerza y es algo que se me hace raro de él.
«¿Será por su celo?»
— Te daré una galleta solo por haberme regalado esta ropa —menciono—. Las hice especialmente para no llegar con las manos vacías, sería mal visto de mi parte no llevar algo —.
— No tienes que preocuparte, de eso yo me hago cargo —.
— Entonces no hay galletas para ti —.
Gruñe y solo cierra la puerta para él subirse del lado del piloto, me pone el cinturón siendo un momento donde más estamos cerca y sus ojos verdes me miran con oscuridad, trago mi saliva apartando mi vista nerviosa. Abdel se aleja acomodándose en su lugar y procede a encender el auto, el ambiente se vuelve silencioso y solo aprieto mis manos sin saber qué hacer.
— Acepto la galleta con gusto, pero no me gusta la idea de que mis hermanas prueben estas galletas tan deliciosas —habla rompiendo el silencio—. Como siempre son las mejores galletas. Mis favoritas —.
Sonrío nerviosa y le extiendo una galleta, él lleva mi mano directamente hacia sus labios y de una mordida se come la galleta, sus labios tocan mi piel y aparto mi mano sin saber qué hacer. Oprimo mis labios con fuerza por lo ocurrido mientras toso algo nerviosa, por no saber si está bien mi reacción hacia algo que ocurrió por un descuido.
— Gracias —. Digo.
— Sabes mi madre te ama. Por lo que no necesitas llevar algo, estas galletas las guardaré para mí y no se dirá nada más —. Bajo mi rostro ante su atenta mirada.
— Son para tus hermanas, tú dices que a veces ellas piden que tú les des un poco y siempre terminas dejándolas con la duda de a que saben mis postres. Es bueno compartir —. Alza una ceja.
— A mí no me gusta compartir lo que es mío —.
Lo miro directo a sus ojos sin alejar mi mirada, ¿a que es lo que se refiere con eso?
— Siempre serán para mí. Ahora, tapa tus oídos. No quiero que el fuerte ruido del motor haga que te duelan los oídos —. Tapo mis oídos como él dice mientras miro la ventana, queriendo no alejarme de mi pensamiento original.
— ¿Abdel? —atraigo su atención— ¿Crees que podre encontrar a mi pareja? ¿Seré feliz a su lado? No sé qué haré cuando tú encuentres a tu pareja, ¿me olvidarás después de encontrar a alma destinada?—.
— No lo haré, te lo prometo —. Dice sin despegar su mirada del camino, en un semáforo gira su rostro y me sonríe.
— ¿Y si lo encuentro en la granja a donde quiero ir? ¿Podría estar ahí? ¿Verdad? —. Gruñe ante mis palabras y lo miro mal.
Guardo silencio el resto del camino al no recibir respuesta de él, creyendo que eso lo enojo y sintiendo que la molestia es siempre que le pido sea honesto con respecto a que alguien podría amarme a mí. Si fuera una loba, solo eso, estoy segura de que sería amada.
— Sueño de Giovanna —
La mano de Abdel se posó sobre mi cintura después de unos segundos en los que solo nos mirábamos el uno al otro sin hablar, nuestras respiraciones se volvían descoordinadas, al punto que solo eso se escuchaba en la habitación. Sentí como su mano acaricio mi trasero siendo algo que me hizo dar un leve brinco por la sorpresa, un cosquilleo recorrió mi cuerpo estremeciéndome por completo.
Era una sensación diferente que recorría mi cuerpo, ¿era un sentimiento por el chico que me gusta? ¿Solo eso, verdad? Mire los verdes de Abdel que se volvían oscuros al pasar el tiempo, nuestra respiración se mezclaba cada que exhalábamos.
¿Podría ser porque los lobos alfas son unos sementales? O ¿por qué razón mi cuerpo se siente así?
La película pasó a un lado cuando Abdel me dejo bajo de él, contra la cama sin despegar sus verdes de mis azules, me sentía ardiendo, esto era tan extraño y no quería que terminara. Una de las piernas de Abdel separo mis piernas poniéndose en medio de estas, su cuerpo me oprimía con el de él mientras solo acariciaba mi cuerpo.
— Abdel, no podemos seguir —. Murmure sin querer que se detuviera.
— Claro que podemos —beso mi mejilla—. Giovanna —.
— ¿Abdel y si alguien nos descubre? —.
— Estamos en mi cuarto, nadie nos descubrirá —.
Aunque estuviéramos a solas, era algo muy peligroso, no estábamos solos en la casa y sabía que tarde o temprano alguien vendría a ver si estábamos bien. O si alguna de sus hermanas venía de sorpresa a su cuarto, tan solo quedaría en vergüenza.
— No hay nadie cerca, Giovanna no... —suspiro cuando agarra mi rostro con sus manos—. Tu aroma es muy dulce, demasiado que no me deja pensar correctamente—.
— Mi aroma—balbuceo—. Es mi celo, zarzamoras. No pensé que fuera hoy —. Susurre para que nadie escuchara.
— Maldición —gruñe—. No, quiero que te apartes de mí —. Niego alejándome de él por la pena y vergüenza que siento por no haber sido consiente de todo, debería de ser más consciente sobre mi celo para no causar problemas.
Escucho la puerta ser tocada y entro en pánico, me escondo debajo de las colchas sintiendo como mi rostro se calienta ante la vergüenza que siento.
— Hijo, ¿y tu amiga? —.
Oh, oh, es la madre de Abdel. La reina, diosa en que me he metido.
— Ya se va, está en el baño —. Escucho unos pasos.
— Le diré a Don Mateo que prepare el auto para que la lleve a su casa —. Cierro mis ojos queriendo llorar.
— Fin del sueño —
Siento como alguien me toca y abro mis ojos, mi rostro está frío por el aire que pasea por mi cuerpo mientras Abdel me tiene en sus brazos, mis mejillas se encuentran acaloradas y las cubro con mis manos con rapidez. Observó a Abdel con nervios mientras bajo mi rostro llena de pena por lo ocurrido soñé de nuevo con aquello que sigue perturbando mi mente.
Estamos bastante cerca que temo que sienta mi aroma lechoso por el celo, él está en las mismas y será difícil no mantenerlo lejos.
— ¿Qué soñaste? —.
— Nada —. Me deja en el suelo y siento sus manos tomar mi cintura, su cuerpo se pega al mío, siendo algo que pone mis nervios a flor de piel.
Tan solo eso me descontrola un poco el celo, su respiración choca con mi cuello y miro de golpe a Abdel, sus verdes se vuelven duros al darse cuenta de mi celo que persiste aún. Su rostro se vuelve serio y se aparta tan solo dos pasos de mí, confundido o ¿eso parece?
Toma su entrecejo y aprieta su mano antes de mirarme con más suavidad, controlo mis feromonas intentando guardar la calma para no perder la paciencia que con mi celo no puedo tener.
— Maldición, Giovanna, tu aroma —murmura— ¿Trajiste tus medicamentos para esconder tu celo? —.
Doy un leve asentimiento y me toma de sorpresa, sus labios se juntan con los míos demasiado rápido como para darme tiempo de alejarme y sus manos se entierran en mi cintura. Miles de sensaciones me invaden al instante que dicho beso se vuelve más demandante, la falta de aire me llena siendo eso que me da las fuerzas como para apartarme de Abdel después de unos minutos.
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Espero que les gusten estos nuevos cambios, gracias por siempre estar aquí.
Modificaciones aplicadas el 19 de noviembre del 2023