Habían pasado varios días, Maximiliano había vuelto, otra vez al juego de las apuestas, aunque le había prometido a su madre, qué nunca más jugaría; mintió, no quería tener qué causarle daño a Stephanie, tampoco la obligaría a estar con él.Rebeca cada vez qué podía le preguntaba por Stephanie. —Hijo es una chica buena y bonita. —Madre, no me hagas acordar más de ella, le hice daño, fuí él causante. "Si mi madre supiera qué la compré." Maximiliano no esperaba ir a molestarla nunca más, estaba preso de los juegos por culpa de una mala mujer.Una noche, le dijo a su madre qué iría en busca de Stephanie, seguro la llevaría para qué estuviera con ella, le hizo un llamado. —Hola pimpollo, ¿Cómo estás? Stephanie, lo saluda; ella tiene tantos problemas en su cabeza, la casa, sus hijos, él tr