Jennifer Jones. Me había quedado hasta tarde en la oficina. De un día para el otro, mi jefe me estaba comenzando a hacer la vida imposible. Mi carga de trabajo, de pronto, había incrementado de manera acelerada. De último momento, mi jefe me había pedido ponerles a todas las laptops un maldito “hardware” que tardaba al menos una hora en instalarse. Puse las máquinas en fila, así mi producción sería más rendidora. Estaba esperando a que terminaran. –Maldición, ya es tarde. –murmuré para mí misma al ver mi reloj de mano. Casi todos ya se habían ido, se quedaban unos cuantos que tenían casos muy complejos o que eran adictos al trabajo. Me puse de pie, mis piernas se estaban entumiendo. Decidí ir por un café mientras esperaba a que esas malditas máquinas acabaran. Salí de mi cuchitr