« —¡¿Por qué no me dijiste nada?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!—gritaba Alaric mientras golpeaba mi pecho. Su rostro mojado por todas las lágrimas y su expresión de desesperación al saber el estado de Arelis. No podía hacer nada. Nadie podía hacer nada. —Lo siento. —¿Lo…Lo sientes? Regreso y…regreso y mi hermana está muriendo, pero ¿tú solo me dices que lo sientes? ¿Qué siento yo? ¡ME LO OCULTASTE! ¡ARELIS ESTÁ MURIENDO! ¡SE MUERE, DAVID! ¡MUERE!—Cayó al suelo y pegó su cabeza a sus rodillas, sabía exactamente cómo se sentía, porque era lo mismo que viví yo todos estos meses. Podría decir que en mí hubo algo de alivio al saber que ahora Alaric también lo sabía. Llegados a este punto, Arelis quería verlo, calmarlo y asegurarle que de todos modos las cosas iban a salir bien. Como si…com
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