Becky

1470 Words
—¿Me estás escuchando? Solo estás pegado al teléfono y luego me reclamas que no te cuento nada.—se quejaba, pero yo sí le estaba prestando atención, mucha atención, pero no quería mostrarme afectado por la información que él me estaba dando. —Te estoy escuchando, Alaric. Como te dejaste golpear solo porque la otra persona tenía la razón o eso pensabas al principio. No tiene lógica. Ya deja de mendigar el perdón de Adrien Mckenzie.—Siempre era un Mckenzie.— Estás arrepentido, se lo has dicho muchas veces, ¿qué más te da que él se aferre al pasado? Mírate la cara y los llantos que ha estado dando Millie todo el rato. La trajiste asustada. ¿Valió la pena? —No lo sé. Creo que no, no es cuestión que valga o no la pena, David. —Encima renunciaste a ese proyecto.—era una de las partes que más me enojaba. Le hacía ilusión y ahora solo se hacía a un lado, dejándole todo el espacio a los Mckenzie. —Veo que sí me estabas escuchando. —¡Claro! ¿Para qué te pediría que me cuentes si no te voy a escuchar?—le escribí a Becky que iría en una hora. —¿Encontraste a esa chica? —Si. ¿Por qué siento que te falta por contarme la mejor parte?—era obvio por su cara, se veía la indecisión en ella, considerando si tenía que decirme lo otro. Las expresiones de Alaric reflejaban todo, a veces me parecía muy tierno, pero aquello solo era un gran punto débil. Su enojo, no era capaz de ocultarlo, tampoco su alegría, pero iba lo mismo con la tristeza o incluso el amor, pero él en cuestiones de amor era un cero a la izquierda. Jamás, jamás, jamás le había conocido una chica desde que estaba en el país. —Eso creo, pero ya no vale la pena. —Es sobre una mujer.—obviamente. —Está casada, con Adrien, embarazada de él. —Peor no podría ser. ¡Qué mala suerte traes, Alaric! —Ni que lo digas. ¿Casada? ¿Embarazada? ¿Mi hermano estaba loco? ¡¿De Adrien Mckenzie?! Veía las fotos de ella pues me había aceptado la solicitud de seguimiento, eran muy normales, entre amigas, bares, los chicos cambiaban mucho, en una foto se veía acaramelada con uno y meses después con otro. No se molestaba ni en borrarlas. Pero había un rostro de un chico que se repetía mucho en varias fotos. Les fui dando un corazón a todas para que ella supiera que las estaba viendo. —Al menos sientes que lo hiciste bien, eso es lo importante. ¿Me prestas tu coche? —El que quieras. —Voy a salir ahora, pero regresaré para cenar con ustedes, cuando Millie despierte le das un beso de mi parte. —¿Qué tiempo te quedarás?—se refería a casa. Sé que no lo preguntaba a mal, solo para que luego no desapareciera de la nada, mientras Millie preguntaba por mi. —Sospecho que no mucho. Tengo algunos asuntos próximos. Salí de casa y coloqué la ubicación. Quedaba muy lejos de la casa de mi hermano pero allá íbamos. Era difícil comprender a Alaric, se empeñaba en obtener el perdón de alguien que se lo negaba y eso para mí era muy frustrante porque ya lo había intentado y Adrien solo lo ignoraba, ¿por qué no solo olvidarlo? En todo caso, era otro quien tenía que pedir perdón, no mi hermano. Y tenía tanta mala suerte que parecía que tenían los mismos gustos. En ciertos aspectos siempre fueron un poco parecidos. Pero ¡¿gustarle la misma mujer ?! Ya eso era crueldad del destino. Y ahora con esta otra. Mi pobre hermano no tenía suerte. Yo seguía esperando que le buscara una madre a Millie, no le hacía falta pero podría hacerle mucho bien y podría servir para que ella no dependiera tanto del fuerte apego que tenía con Alaric. Eran como uña y mugre. Me detuve frente a la casa y de inmediato se abrió una puerta, saliendo Becky con una especie de manta, tocó a mi ventanilla y yo la bajé. —Sal.—abrí la puerta, solo para que ella cubriera mi cabeza con ella.—Yo te guío, no te dejaré caer. —¿Por aquí vive tu novio o qué?—para empezar esa una acción muy extraña de su parte. —¡¿Qué novio ni qué nada?! No quiero que la gente te vea por aquí y puedan reconocerte. Necesito mantenerme en el anonimato y no levantar sospechas entre tus fanáticos. Sinceramente esta mujer sonaba como una loca. ¡¿Pero de qué hablaba?! ¡Ni que yo fuera alguna celebridad! ¿Será que di con una loca? Cuando entramos a la casa, ella destapó mi cara. —¿Eres normal?—creo que no. —¿Qué?—dejó la manta en el sofá. Le di una mirada rápida a su casa, parecía solo estar ella. —Que si eres normal. ¿Por qué cubrir mi cara solo para entrar a unos metros? —Vi en las noticias que tus fanáticos están preocupados. No te atrevas a decir que fui yo quien te hizo chocar. —¿Estás asustada?—se le notaba. —¡No quiero que me acosen!—decía con miedo. Creo que ella había malinterpretado mucho la situación y eso solo me favorecía a mí. —Está bien, veo que quieres ser discreta con todo este asunto. Me parece muy bien.—saqué mi móvil, puse la cámara y de forma rápida nos tomé una foto juntos. —¿Pero qué hiciste, monstruo? ¡No dejes evidencia! —Por si las moscas, tengo una foto con mi agresora. La pondré en mi estado de w******p y más adelante, dependiendo de como te portes, veré si no la subo a mis redes más activas. —Eres un maldito loco.—intentó quitarme el móvil, pero solo me bastó con levantar mi mano. —¡Soy tu víctima, Becky! —¡¿Y qué diablos quieres?! ¡Dime! ¡Haré lo que sea! No quiero una maldita demanda. —¿Lo que sea?—esto ya era más interesante. —¡Lo que sea!—repitió. —Bien, ya eso es decir algo.—no era un pervertido, ella había dejado su trabajo y yo podía darle algo que hacer. Pronto comenzarían los entrenamientos, dentro de nada y me vendría bien verla de vez en cuando, llevarla a unas que otras carreras y de paso conocernos, conocer a esta mujer loca que me atraía.—Gracias a ti me he perdido de muchos entrenamientos por lo que voy con retraso o desventajas con otros equipos. Eso es debido a ti y este golpe en la cabeza. Podré participar, pero…necesitaré de tu ayuda. —¿Qué puedo hacer por ti? —Facilitarme las cosas. —¿Cómo puedo hacer eso? —Es literal, me vas a facilitar las cosas que necesite cuando estemos en el entrenamiento, serás así como una pequeña ayudante. —No sé nada de carreras. —Ni yo sé nada de ti, pero aquí estoy, dándote una oportunidad. Y yo soy el que va a correr, no tú. Ya podrás ver las cosas que harás. Además, como perdiste tu trabajo o renunciaste, da igual, te voy a pagar. ¿Te parece? —¿Buena paga?—no era tonta y también sabía sacar provecho. —Con gastos de viajes incluidos. —Vaya, siento que me aprovecho. —Yo siento lo mismo. ¿Aceptas? Extendí mi mano. —Acepto.—ella la estrechó. —¡Bien! Ahora las condiciones. Estarás siempre que te llame y te necesite, a la hora que sea, irás donde sea y no puedes negarte, debes de tener disponibilidad de horario solo para mí o se rompe el trato y nos vamos a lo legal. Necesito que pongas de tu parte y seas responsable siempre. ¿Está claro? Esto no es un juego, por más que lo parezca, es un estilo de vida y se respeta, no hace falta que lo comprendas para que lo respetes. —Lo entiendo. —Estaremos en contacto. Ya me marcho. —¿Eso es todo? —¿Tienes tu pasaporte al día? La próxima competencia es en España y debes de estar allí. —No habrá problema. —Hazte una búsqueda de las fechas de las siguientes carreras, para que sepas a todos los lugares a los que iremos, mírate varios videos y tendrás una noción de lo que te corresponde hacer. Pendiente al móvil, te estaré llamando en unos días, Becky. —Rebecca —Para mí, serás Becky. ¡Ay, Becky! ¡Aceptaste!
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