Después de dejar a Millie y Alaric en su casa, luego de que mi hermano mayor me insistiera en que no fuera a practicar hoy, decidí hacerle caso. Había sido una mañana muy agitada, por lo que era mejor relajarme, despejar mi mente y no pensar más en eso que no paraba de darme vueltas y vueltas en la cabeza. Debía de hacer que se esfumara. ¿De qué otro modo podría espantar ese pensamiento si no era detrás del volante? —¿A dónde vamos?—preguntó Becky sentada del lado del copiloto. —No lo sé, pero hoy no será tu primer día de trabajo. —Es muy linda tu sobrina. —Creo que le agradaste, no sé cómo fue que pudiste hacer que no saliera del coche. —Tengo mis encantos.—giré mi rostro para mirarla y ella sonrió. —Sí, eso no hay como dudarlo. Gracias por lo de antes, no hacía falta, pero