Capítulo 2

1278 Words
Adelaide ¿Quién se quedará con la niña?  Era de nuevo el mismo sueño, veía sus rostros susurrando y mirándome de reojo a la distancia mientras el funeral se llevaba a cabo, y todos se preguntaban: ¿quién se quedará con la niña? Nadie quería quedarse conmigo, me veían como una niña débil y sin futuro, se habían encargado de que fuera así, en lo que se refiere a mi futuro, porque mi salud siempre fue un problema desde mi nacimiento. Era la hija de Anton Kraus, presidente de las Industrias tecnológicas Kraus, muy pronto sería nombrado como Director General, porque mi abuelo quería pasarle el poder de llevar la compañía a un nuevo nivel. No había sido fácil para mi padre, siempre fue contra corriente desde el inicio, eligió todo lo que su padre no quería; pero, eso mismo lo hizo el hombre inteligente y sagaz que era. Incluso su matrimonio con mi madre lo había puesto en desventaja, el amor siempre trae consecuencias en cuestiones de dinero, o eso explicaba mi abuelo, quien vivió resentido hacia mi padre por no haberse casado con la hija de uno de sus amigos millonarios. Además, para empeorar la situación la familia de mi madre padecía de una enfermedad congénita, que justamente su única hija heredó. La dulce y débil Adelaide, que seguro no llegaría a la adultez o eso pensaban todos, ignorando que la medicina es un campo en constante cambio y crecimiento. Al final, la niña que moriría joven, vivió más que sus padres.  Entonces, el abuelo entró a la funeraria y calló los susurros con su imponente presencia, mostró sus respetos hacia los ataúdes de mis padres y se sentó a mi lado.  No importa cuánto resintiera las elecciones de su hijo, los nietos siempre ablandan a los viejos, o al menos yo lo había logrado en él. Y en una vida llena de tantas decepciones, en la que tuvo que enterrar a su hijo demasiado pronto, yo me convertí en su única compañía, y él en la mía. Abrí mis ojos lentamente para dejar de pensar en ello, me había quedado dormida en el salón que daba al jardín trasero, probablemente fue a causa de la medicina. El aire estaba frío, así que no tuve más remedio que cerrar las puertas corredizas de cristal de mi hermoso escondite. Había pasado una semana desde que alguien había irrumpido en mi apartamento en París en búsqueda de algo, y luego alguien intentó atropellarme mientras pasaba la calle. Ese fue el primer intento de asesinato, lo que me había llevado a buscar refugio en la antigua casa familiar, mi lugar seguro. Amanda entró de forma silenciosa y me trajo un poco de café caliente, siempre estaba atenta a mi, era como la hermana que nunca tuve y que siempre deseé tener. —¿Te quedaste pintando hasta tarde? —preguntó y la miré de reojo, totalmente culpable de lo que se me acusaba —, sabes que no puedes excederte, no le hace bien a tu cuerpo. —Lo sé, lo sé, es que tenía demasiadas cosas en la cabeza como para dormir temprano —confesé —, mañana asistiremos a la apertura de la exposición de fotografía de Billy, no pienso faltar. —Era algo impensable —, me conocía demasiado bien —, ¿ya elegiste un guardaespaldas? —preguntó. —Por supuesto, elegí el ganador —dije y le entregué el vaso vacío —. ¿Debería tener miedo? —le pregunté mientras miraba el jardín —. Tengo que descubrir quién me quiere muerta, sería más fácil de descubrir si la lista de sospechosos no fuera tan larga. —¿Qué le dijiste a Daniel Blake? —me preguntó y la miré  mientras recordaba la noche anterior, justo en el momento en que me detuve hasta donde la luz llegaba y le contaba la razón por la cual lo necesitaba. Él me miró sorprendido y luego empezó a caminar hacia mí con extraña seguridad, se detuvo a pocos centímetros de distancia y me observó con bastante detalle. Él no parecía creerme, era bastante desconfiado y francamente, eso fue lo que más me gustó de él, no quería a alguien ingenuo, necesitaba alguien capaz.  —¿Quién quiere matarte? —me preguntó. —No lo sé —le dije y me dirigí a encender la luz del pequeño salón que daba al jardín, para verlo un poco mejor y distinguirlo —. Los Kraus son una familia bastante conocida, muchos quieren obtener el poder y muchos otros buscan destruirlo, es difícil saber quién es el verdadero enemigo, aún más cuando se te considera el m*****o más débil. —¿Dices que te atacan porque eres la más débil de la familia? ¿Te consideras una presa fácil? —preguntó. —¿Qué pensaste la primera vez que me miraste? ¿Qué impresión te di? —le pregunté. —No luces muy fuerte, ciertamente —confesó sus pensamientos —, ¿estás enferma? —Mi salud no siempre ha sido buena —respondí. —¿Eres buena corriendo? —preguntó de repente. —¿Lo preguntas en caso de tener que huir? Porque no soy muy buena, soy un poco lenta, aunque tampoco me considero un caracol o una tortuga —expliqué —. Nunca tuve buen físico, siempre estaba entrando y saliendo de hospitales, ya ves que ni los periódicos hablan de mi, soy un fantasma en esta familia; pero al final, igual sigo siendo una Kraus, todo esto me lo ha hecho recordar, nunca se puede huir de la familia y su legado. —¿Quieres huir de tu familia? —He vivido generalmente lejos de todo, aunque mi abuelo no lo deseaba, cuando tuve la edad suficiente fui a estudiar arte en París, lo bueno de tener dinero es que tienes millones de posibilidades, soy la nieta menor… Lo que significa que soy la favorita del abuelo. —¿Te enorgullece ser rica? —me preguntó con el ceño fruncido. —No hay nada de que estar orgullosa, simplemente es lo que soy, y agradezco lo que tengo, tengo suerte —comenté —, pero… Hemos hablado suficiente de mi. —¿Qué quieres saber? —me preguntó. —¿Por qué quieres este trabajo? Mi pregunta pareció molestarlo. —Todos necesitan un trabajo —contestó aburrido. —Por supuesto —su respuesta me dio a entender que había mucho más allí que no me estaba diciendo; pero, fuese lo que fuese, sus habilidades eran excelentes para el trabajo —. Puede irse, Dan, lo llamaré cuando lo necesite. ¿Puede salir por usted mismo de aquí o necesita ayuda? Se rió de aquella pregunta, como si me burlara de él y entonces desapareció en la oscuridad sin decir nada. Sus acciones me dejaron pensativa y luego reí al pensar que parecía ser que no era él quien debía ganarse mi confianza, sino que yo debía ganarme la de él. Y sonreí de nuevo al recordarlo. —Tuvimos una conversación interesante —le dije a Amanda, de vuelta en el presente. Después de ver su hoja de vida estaba más que decidida en tener a Dan para mí, aunque también estaba aquella sensación de que ese hombre podría ser demasiado para mi —. Me pregunto si realmente nosotros lo encontramos, o fue él quien nos encontró —comenté pensativa y Amanda cambió su expresión de forma perceptiva, siempre analizando la situación —. En fin, ¿hay algo que debas decirme? —El señor Kraus quiere verla —me dijo. —Supongo que es hora ir a la boca del lobo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD