Capitulo Nueve

1139 Words
Berlín, Alemania. Carlos, Micaela y Misael han llegado a Berlín hace unas cuatros horas, su vuelo les dio el tiempo necesario para recuperarse y poder planear mejor la manera de buscar a sus compañeros metahumanos. Hace dos horas que deambulan por Berlín sin ningún tipo de idea de dónde se encuentra el internado en el que supuestamente se encuentra Liesse. —Con un demonio me duelen los dedos de los pies por tanto caminar— dice Carlos dejándose caer sobre el asfalto. —Ponte de pie o nos retrasaremos— Misael observa a su alrededor. — ¿Es que acaso no sientes frío Misael?— interroga Micaela abrazándose a sí misma. —No, yo soy de Rusia y allí hace el mismo frío que aquí. A veces mucho más— Misael explica a su amiga. —Toma— dice Carlos colocando su abrigo sobre los hombros de la castaña. —Gracias Carlos, que tierno eres— agradece su amiga sonriendo. —Tortolos, ya sé cómo llegar al internado, síganme— Misael no da tiempo a sus amigos para responder y comienza la marcha. Mientras tanto, Darel y Liesse se instalan en sus respectivas habitaciones. Les espera un duro año educativo y cada uno tiene sus razones para dar lo mejor de sí mismo y salir finalmente del instituto.  Saben muy bien que se separarán al final, pero prefieren no hablar del tema o por lo menos han evitado tocarlo en varias ocasiones. — ¿Ya estás listas?— dice Darel parado en la puerta de la habitación. —Lo estoy, sólo buscaba mi cámara, quiero una fotografía de ambos— la chica rebusca entre sus pertenencias. Darel la observa entretenido, su amiga puede ser demasiado despistada en algunas ocasiones. Ríe divertido y se acerca hacia el escritorio dónde busca en el segundo cajón y saca la preciada cámara digital. Liesse golpea su frente con la mano, a veces hasta ella misma se sorprende de su falta de atención. —No entiendo cómo puedes ser tan inteligente cuando no prestas mucha atención que digamos Liesse— ríe el rubio. —Bueno mi mente trabaja de manera diferente a las demás por lo que me permite memorizar y aprender contenidos nuevos cuatro veces más rápido de lo normal— se encoge de hombros y sonríe.—Es una ventaja. —No sólo eso, te he visto poner de cabeza una ciudad entera— Darel toma su mentón recordando ese suceso. —Lo sé, es por eso que no debo perder la cordura, debo mantenerme en control siempre o quién sabe qué pueda pasar. — la chica luce preocupada y temerosa. —Creo que ese es el problema, intentas mantener todo bajo control y no te relajas. — Darel posa junto a ella y la cámara capta la fotografía en su memoria. —Darel, yo casi aniquilo esa ciudad, y sólo tenía trece. Es mejor que mantenga mi mente bajo control. Para tí es más fácil pues sólo explotas cuando absorbes energía. — critica la rubia. —Sin mencionar que soy prácticamente inmortal. Edward Cullen me teme, ¡Oh sí!— menciona orgulloso el australiano. —Soy del TeamJacob— ríe Liesse. —Pues te cambias, ahora serás del TeamDarel— corrige el muchacho. Ambos chicos bajan las escaleras que dan a las habitaciones del internado, la alarma de simulacro comienza a sonar estruendosa y todos los jóvenes hospedados salen apresurados sin saber qué ocurre. A mitad de camino hacia el patio trasero una explosión en los laboratorios químicos lanza a la mitad del alumnado por los aires, vidrios por todos lados y varios heridos se ven en el suelo. De entre el humo y el incendio aun ardiendo aparece Jenna, lleva en sus manos un látigo que golpetea contra el suelo, observa a todos los presentes. Ninguno parece llamar su atención y pasa de largo, sigue observando mientras marca en su móvil y hace una llamada que no es recibida. —Muy bien, necesito a Darel Wirrpanda y a Liesse Shwartzendruber— habla seria y amenazante. Nadie responde, muchos están heridos y asustados, otros conocen a los mencionados pero no están dispuestos a decir una palabra en contra de ellos. Darel se encuentra entre la multitud, se mantiene en silencio, sorprendido no entiende quién es la mujer frente a él que exige saber el paradero de su amiga y de él. En el trayecto a la salida, Liesse se separó y quedó atrapada en el tumulto de jóvenes que salió por la otra salida de emergencia. Dentro de todo se mantiene tranquilo pues está a salvo pero, ¿Y si vienen más personas acompañando a ésta extraña mujer? Debía salir de allí ahora mismo pues lo más probable es que sepa de sus habilidades, la buena noticia es que aparentemente no sabe cómo son físicamente lo que les da cierta ventaja sobre la situación. Por los laterales del internado Liesse corre con un grupo de chicas, un extraño joven de cabello crispado ha comenzado a lanzarles púas desde sus manos, está más que segura que son como ella pero no puede dejarse ver por lo que huir es su mejor opción. Frente a ella y sus compañeras aparece un joven delgado de cabello rojo como el fuego quién les sonríe de manera macabra y comienza a congelar todo el suelo y sus piernas. Liesse logra saltar en el aire y evitar que sus piernas y su cuerpo queden como una hermosa estatua de hielo, corre rápidamente y al doblar en una esquina su cuello es atrapado por una fuerte mano que sin ningún problema la eleva del suelo. Otro de ellos, un muchacho excesivamente alto y fuerte la mantiene en los aires y aprieta su garganta con fuerza. — ¿Tú eres Liesse? — Pregunta serio— ¡Responde! El pánico se instala en la chica, comienza a buscar la manera de liberarse pero la desmedida fuerza que el joven aplica en su garganta comienza a pasarle factura, no puede respirar más y siente que va a desfallecer. Cuando ya no cree tener salida una enorme roca golpea el cuerpo del fortachón haciendo que la suelte y ésta caiga en brazos de un muchacho. — ¿Te encuentras bien? Tranquila somos los buenos — dice Misael sonriendo y corriendo veloz. — ¡Woooo! ¡Adoro como tus rocas vuelan nena!— grita Carlos. Micaela aparece junto a ellos y sonríe tímidamente, Liesse tose repetidas veces pero logra estabilizar su respiración. — ¿Estás bien?— pregunta Micaela ayudando a la rubia a pararse. —Si... Sólo estoy algo asustada— responde la muchacha. —Por la virgen de la papaya... Jamás ví ojos tan azules y bellos— comenta Carlos coqueteando. —Tenemos compañía — Misael interrumpe y todos saben lo que vendrá, Jenna y su equipo están aquí para luchar. — ¿Qué es lo que busca esa loca?— Micaela coloca a Liesse detrás de ella. —Debe buscar a Liesse y a Darel, ellos eran los siguientes en la lista—  Misael quita la venda de su pierna. — ¿Lista? ¿Qué lista?— pregunta la rubia desde atrás. —Es un secreto— responde Carlos. —No es un secreto cuando se trata de mí y de mi amigo— espeta Liesse. —Espera, ¿Eres Liesse Shwartzendruber?— pregunta Misael observando a la chica. —Sí,  soy yo. —y con eso Jenna ordena el comienzo de la batalla con un gesto de sus manos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD