—¿Segura que podrás?— pregunta Carlos a la chica.
—Lo estoy, tú tranquilo— responde Micaela dándole un beso.
Mientras Carlos suspira resignado la muchacha se coloca en posición y sus manos se mantienen en posición horizontal sobre el suelo, cierra sus ojos y la concentración la invade, sus manos captan pequeñas vibraciones debajo de ellas, desde el andar de los insectos hasta los movimientos naturales de las capas tectónicas que componen el suelo. Puede sentir a Misael caminar apresurado, a Jamie preparar la nave por si deben huir, a Darel jugando con algunas rocas para distraerse y a su querido mexicano aún parado detrás de ella.
El alcance de su radar terrestre recorre varias millas a su alrededor, de todo lo que se mueve es captado por ella y todo lo que estuvo en movimiento también;
