Liesse pasó la noche en una cámara de contención, por más que intentó salir no lo consiguió. Dos soldados custodian la entrada de dicha celda, Jenna ha aparecido en dos ocasiones por allí para administrarle una extraña droga- que de alguna manera que la rubia no lograba comprender- inhibía sus poderes al punto de que apenas y podía escuchar un leve pensamiento.
Estaba preocupada, no por ella en realidad, sino por sus amigos; ¿Estarían bien? ¿Habrían logrado escapar? Rogaba que fueran lo suficientemente listos y egoístas como para no regresar por ella, no debían regresar a buscarla, lo mejor era que huyeran. Liesse sabía mejor que nadie las intenciones de Jenna, si le administraba ese suero, ¿Qué más intentaría hacerle? ¿Acaso ahora era un conejillo de indias? Pues eso parecía, y estaba se
