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1697 Words
—Creo que tu novio está algo celoso —me dice Gadreel con algo de gracia. Descubrí que le gusta molestarme con Kayler. El auto de Kayler venía detrás de nosotros y estaba muy segura de que nos podía ver. —El no es mi novio —espeté. Dolía decir esa frase pero me tragué ese dolor, quedándose en mi garganta y formando un nudo. —Tu ex, da lo mismo, he visto que te ha seguido todo el rato. —¿Qué? —Da igual, Carolina, déjalo ser —ahora su humor había cambiado. Creo que tenia frente a mi a otro bipolar igual que Kayler. Pero tengo que dejar de compararlos. Me sobé la sien e intenté dejar de pensar en él aunque era casi imposible. —No entiendo tus cambios de humor —fruncí el ceño y miré por la ventanilla. El bosque era inmenso. —¿Qué tiene mi humor? —inquiere con un tono de voz un poco más bajo. —Que estás de un humor y luego, a los segundos, estás de otro. Justo como ahorita. Rió. —Solo te dije que tienes que superar a tu ex —aceleró un poco, pero Kayler aún seguía atrás. Me sentía nerviosa. Muy ansiosa. Así que tenia que calmarme porque no era bueno para mi salud estar con ansiedad. Empecé a hacer respiraciones profundas a escondidas de Gadreel para no tener que dar explicaciones. —¿Y a ti que más te da si lo supero o no? —lo miré. Me dio una mirada rápida. —No me importa en lo absoluto, créeme. Solo ten un poco de dignidad —escupe. Abrí la boca del asombro porque era la segunda vez que lo veía en mi vida y ya me dio un beso y ahora me habla como si tuviera el derecho. Es el colmo. Puede que esté todo lo sexy que quiera pero este chico se toma atribuciones que no le corresponden. —¿Disculpa? Es mi problema si tengo dignidad o no, es mi problema si aún sigo queriéndolo o no, ¿que vas a saber tu? Si ni siquiera me conoces o sabes algo de la historia. Frenó en seco, así de repente, haciendo que Kayler también diera un frenazo. De suerte que tenia el cinturón puesto porque si no... —¿Que demonios te...? —dejé la pregunta en el aire ya que algo más me llamó la atención. Por el espejo retrovisor miré cómo un Kayler enfurecido salió del auto dando un portazo y viniendo hacia la puerta de Gadreel. Gadreel al notarlo salió del auto también y los dos quedaron frente a frente mirándose con mucho enojo. Kayler se miraba muy furioso, sus ojos estaban negros, muy negros. Y me sentí con miedo porque algo pasaba y no quería ser yo la que saliera para impedirlo porque no quería ver a Kayler y ni siquiera estar cerca de él. Pero alguien tenia que salir a evitar un pleito y no había nadie más que yo. —¿Qué demonios te pasa? ¿Acaso no sabes manejar? —le espetó Kayler. Desabroché mi cinturón. —Manejo como se me da la gana y si no hubieras venido tan cerca de seguro lo habrías visto venir. ¿Que no ves que Carolina no te quiere cerca? Deja de acosarla ya —se burla. Abrí la puerta y rodeé el coche. —Gadreel, ya basta —logré decir en un hilo de voz. La mirada de Kayler pasó a mi, sentí tantas cosas cuando nuestros ojos se encontraron, tantos recuerdos vinieron a mi, tantos sentimientos que no pude mantenerla y aparté la cara. Mi corazón late a mil por hora. —Tranquila, Carolina, Kayler es inteligente y sabrá lo que le conviene. En eso Kayler elevó sus manos y tomó a Gadreel del cuello, súper enojado. —Mira, imbecil, no sé quien ere ni por qué estás aquí, pero no te metas conmigo ni con... —pausa—... nadie que tenga que ver conmigo porque sino vas a sufrir las consecuencias. Créeme, voy a disfrutar mucho cuando te esté arrancando cada parte de tu cuerpo mientras lloras y suplicas porque pare. —Kayler —mencioné su nombre para que parara. Hasta a mi me asustó. Gadreel se rió. Basta, Gadreel, solo empeoras las cosas. —Ay, Brown, si superas con quien hablas —le respondió. Pero solo dijo eso, nada más, al parecer a Gadreel no le intimidaron las palabras de Kayler. Pero Kayler estaba muy enojado, demasiado, se podía notar. —Kayler, suéltalo por favor —pedí ya que aún no lo soltaba. Kayler dudó, pero no me miró, solo acuchilló con la mirada al chico para luego soltarlo, girarse y encaminarse a su auto. Cuando el auto de Kayler arrancó y pasó a nuestro lado me sentí tan vacía, me sentí medio rota otra vez. Sentí unas ganas inmensas de correr detrás de él y abrazarlo. Pero no podía hacer eso. Él aún sigue creyendo que lo engañé con Rafael. —Tu ex sí que se cree mucho —me dice Gadreel— súbete, Carolina, vamos a tu casa. —¿Por qué provocas a Kayler? —lo miré, olvidando mis ganas de ir a abrazar a mi ex novio. —Yo no lo provoco, es él quien se muere de celos. Celos. Si fuera verdad que Kayler estuviera celoso de él significaba que aún me quería. —No es cierto —tragué grueso mientras me monté de nuevo en el coche. Gadreel hizo lo mismo. —Es la verdad —arrancó. Cuando llegamos a mi casa, Gadreel me ayudó a bajar las bolsas y a acomodarlos en la cocina. Al menos en ese momento sirvió para algo. —Hace calor, ¿no crees? —dice, quitándose la camisa, mostrándome su abdomen súper trabajado. La verdad es que Gadreel si estaba muy bueno, y además de guapo. Pero era demasiado bipolar y raro y egocentrico. —¿Qué? ¿Te gusta lo que ves? —me molesta. Estábamos en la sala, yo estaba comiendo una bolsa de papitas mientras él se había dejado caer en el sofá como si nada. —¿Que? —reí. Sin embargo no se comparaba con mi Kayler... digo, con Kayler. —Como te me quedas viendo cuando me quité la camisa... —asumió. —¿Y? Los ojos son para ver —espeté. Ahora fue su turno de reír. —¿Vamos al lago? Me gustaría darme un chapuzón —se puso de pie. —Ve tu, yo no quiero mojarme ahorita. Ya me bañé —mentí. La verdad no quería ir, estaría viendo la casa de Kayler y no quiero saber nada de ellos ahorita. Solo quiero algo de paz. Gadreel se acercó a la ventana. —Mira, creo que alguien tiene una fiesta —dijo. Fruncí el ceño. —¿Quien? —me puse de pie y también me asomé. En la casa de Kayler había movimiento, habían chicos y chicas afuera en el patio y dos motos de agua en el muelle. Bueno, al menos se divierte más ahora que cuando estaba conmigo. —Vamos, Carolina, demuéstrale que no te afecta en nada y que puedes seguir tu vida fácilmente sin el. Ese era el problema, lo intentaba pero a veces no podía, otras veces pensaba que era imposible. Kayler era mi otra mitad, era mi mate. Y por eso es más difícil sacarlo de mi corazón. Pero respiré profundo y me calmé. —Está bien, te acompaño al muelle nada más —le advertí. —Algo es algo —apretó mi nariz. —¡Suelta! —lo aparté y el rió. No era tan desagradable Gadreel, solo había que tenerle un poco de paciencia. Cuando salimos al patio y nos dirigimos al muelle, Gadreel se quitó sus pantalones y sólo quedó en short. —¿Que haces? —tapé mis ojos, pero fue un error porque en eso sentí que me tomó de mis piernas, cargándome. Lo miré. —¡Bájame! No, no lo hagas —tenía intenciones de tirarme al agua. —No dejarás que me bañe solo, ¿o si? Pataleé. —¡Gadreel! No quiero meterme al agua. Pero Gadreel hizo caso omiso y se acercó a la punta del muelle. —No lo hagas, si lo haces no te volveré a hablar —sentencié. —Que mal por mi —fingió tristeza—respira profundo. —No, no... no —sin embargo Gadreel saltó y los dos caímos al agua. Me refundí, sentía que me hundía así que los recuerdos de aquella vez cuando Paige me lanzó al agua atada vinieron a mi, me dio pánico y pensé que me hundiría y me moriría, pero una mano me tomó de la cintura y me sacó a la superficie. Tosí cuando salí. —Se supone que tienes que nadar hacia la superficie, conejita, no para abajo —dijo Gadreel. —Sácame de aquí —me aferré más a él, agarrándome súper fuerte. Quería salir del agua. Esto me traía muy malos recuerdos. —Ey, relájate, ¿qué tienes? —al menos había notado mi desespero. —Solo quiero salir —musité muy bajo. Okay, todo está bien, tranquila, todo está bien. —Está bien —Gadreel nadó conmigo hacia el muelle y me sacó lo más rápido que pudo, cuando estuve segura me senté, Gadreel se agachó junto a mi. —No sé nadar —le dije— y una vez me lanzaron a este lago completamente atada. Pude morir —le confesé mientras me aferré a su brazo. No sé por qué lo estaba haciendo, solo quería sentir que me aferraba a alguien. Solo quería que no me soltaran. —No sabía—fue lo que dijo— Perdón. Y lo sentí sincero. Gadreel acarició mi cabello. Cuando mi mirada pasó inconscientemente a la casa de Kayler noté que él estaba allí, mirándome desde la distancia, mirándonos porque estaba abrazada a Gadreel. Pero él no estaba solo, una chica rubia llegó donde él, lo tomó de la cara y le dio un beso en sus labios. Y eso me terminó de romper.
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