41: Amigos

452 Words
Axel entró a la escuela estilo ninja cubriendo su rostro con un par de lentes de sol negros y un sombrero. Valentina ya lo había descubierto y lo menos que quería era encontrársela. Quizo dejar la escuela y volverse un ermitaño, pero su madre lo sacó a chanclazos de la casa. Era la última clase y justamente la tenía con ella. Se asomó al salón vigilando que Valentina no estuviera ahí. Y no lo estaba. Él suspiro relajado. —¿Axel?—alguien lo llamó por detrás sacándole un susto. Él se giró rápidamente recargándose en la pared llevando la mano al pecho tratando de regularizar su ritmo cardíaco. Era Valentina quien lo miraba curiosa, con sus orejas y ropa de gato como de costumbre. —¿Qué haces?—ella preguntó mirándolo extrañada—.Te miras gracioso. —Y-yo...— él aclaró su garganta haciendo su voz más gruesa—No sé quién es ese Axel que usted dice. Ella lo miró confundida. —Estás evitándome ¿verdad?— bajó la mirada un poco decaída. —No no no, no es eso...—él se quitó los lentes—bueno si pero no es por ti, es por mi, tenía miedo de cómo fueras a reaccionar al verme—se rascó la nuca mientas sostenía una sonrisa nerviosa en sus labios—. No soy lo que esperabas ¿verdad? Ella sonrió y lo miró a los ojos. —Eres mejor de lo que esperaba—aseguró. —¿En serio?—Axel la miró con ilusión e incredulidad. —Si y espero poder ir al cine contigo o conocer a Vale—ella dijo apenada jugando con sus dedos. —¡Claro que si!—él sonrió y asintió con todas sus fuerzas—si quieres hoy, hoy te invito a mi casa—él se cubrió la boca y rió apenado—, perdón es muy rápido, nisiquiera nos conocemos bien, lo siento. —Está bien—ella ríe—. Me da gusto tener un amigo como tú. —A mi también. La campana toco y el Profesor Flynn se detuvo frente a ellos antes de entrar al salón sosteniendo su termo con café cómo todos los días. —Ustedes dos ya entren—él miro a Axel con la ceja alzada de pies a cabeza—. Mr Howell no se permite el uso de sombreros en la escuela. Él se metió y Axel regreso su mirada a Valentina. —Te seguiré mandando notas, cómo si nada hubiera cambiado, loca de los gatos,  Ella sonrió y asintió. —Las estaré esperando todos los días, amigo anónimo. Dicho esto timbró la segunda campana y ambos entraron al salón.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD