Sentado frente al despacho del director, esperando la inevitable reprimenda, Chase no podía creer que ya se hubiera metido en un lío. Ni siquiera era la primera vez esta semana. Hacía sólo dos días que lo habían expulsado de la ESB, así que éste era un nuevo récord, incluso para él. Cuando por fin se abrió la puerta del director, el hombre que salió era alto y delgado, con una piel curtida que parecía demasiado grande para su delgado cuerpo. Sus ojos negros como el azabache brillaban como trozos de carbón y de detrás de cada oreja le colgaba un mechón de cabello gris. El leve rastro de lo que podría haber sido una barba se aferraba a su barbilla, formando un espinoso jardín de irregulares mechones de cerdas negras y grises. —Has tenido un buen primer día, Connors. —El acento del jefe cog