Fueron las 10:11 durante horas, luego las 10:12 durante días. Parecía que tardaban semanas en llegar las 10:13 y para cuando finalmente llegaron las 10:29, Chase estaba convencido de que había estado en aquella clase de matemáticas más tiempo del que había estado vivo hasta entonces. A las 10:30, todos los demás alumnos se levantaron bruscamente al unísono. No había sonado ninguna campana ni había habido ninguna señal del profesor, pero, actuando como uno solo, los alumnos recogieron en silencio sus mochilas y se marcharon por el pasillo sin el bullicio y el alboroto que suele haber al final de una clase. Chase dudó un momento, dividido entre un d***o irrefrenable de salir del aula lo antes posible y la tentación de hablar con Mould e intentar explicarle que no había querido causar ningú