La enfermera guio a Barry hacía el ascensor para llevar a la niña a la habitación de su madre, la enfermera intentaba tener paciencia porque parecía que Barry le estaba respirando encima. –No la apriete demasiado –le dijo él –. Es pequeñita. –Lo sé, señor –contestó ella –. No es el primer bebé que tengo en mis brazos. Al menos se alegraba que la niña tuviera un padre responsable y atento porque la mayoría de los partos que se atendían en el hospital los padres ni siquiera estaban presentes. Cuando las puertas se abrieron y salieron por un pasillo, fue hasta ese momento que Barry empezó a recordar que había dejado sola a Melody en casa y que ella tuvo que ir al hospital sola, empezó a pedir a un ser superior que ella le perdonará su despiste, es decir, ¿cuáles eran las posibilidades