La pequeña Zoé se había quedado dormida después de las bombas, se había admirado tanto de ver esas luces brillantes en el cielo que cuando todo quedo oscuro sus energías se agotaron, se quedaron otro poco más en la terraza disfrutando de la noche, Zoé se había quedo en la cuna mientras Barry y Melody se quedaron un poco más, una hora después bajaron al apartamento, Melody llevó a Zoé a la cama y regresó a la cocina donde estaba Barry guardando la comida en el refrigerador, como siempre había cocinado de más. –Creo que lo podríamos almorzar mañana –comentó Melody –. Así no hacemos nada. –Con Zoé es imposible no hacer nada. Barry se levantó y miró a Melody, aún tenía el vestido blanco y las piernas expuestas, las manos le hormigueaban al igual que la entrepierna, cerró la puerta del re