Después de que había aceptado Barry se dio cuenta de lo imprudente que era su plan, él no le había dicho la verdad a los Wolfhard, se supone que tenía un sobrino, ¿de dónde carajos iba a sacar al sobrino ahora? Y como si hubiera hecho una petición a los dioses, Christopher entró. –Seños Stand, le traigo los contratos de la farmacéutica. –Chris. –Sí. –Chris, ¿cuántos años tienes, Chris? –Ah… veintiocho años, señor Stand –titubeo, eso era algo que Barry no preguntaría. –Pero luces más joven. –Me lo dicen seguido. –Necesito que vengas a mi apartamento y quiero que seas mi sobrino y te hagas pasar por el padre de la bebé. –¿Qué? Probablemente no era la petición más extraña que le haya pedido Barry a Chris considerando que había sido cómplice en muchos de sus casos y había