Veo a Kagome salir de mi casa, pero yo me siento destruida. Ayumi está fuera del país por lo cual no sabe lo que su amado Sesshomaru me hizo. Me siento rota, siento que mi corazón no puede doler más justo ahora, que cada segundo que pasa es como si incrementara el dolor, porque él me mintió, mirándome a los ojos, mirándome fijamente. Me mintió cuando prometió no hacerlo, cuando dijo que nunca lo haría.
Siento esa pesadez en mi corazón y unas increíbles ganas de solo quedarme tirada en mi cama sin hacer nada. ¿Esto es tener un corazón roto? Porque nadie me advirtió que dolería tanto, nadie me dijo que lloraría, que sufriría y que sin Sesshomaru a mi lado las horas pasarían tan lentas, que los días cada vez son más grises y que me siento sin escapatorita alguna.
Todos me hablaron bien del amor, entonces ¿Por qué mi corazón no parece feliz con eso? Todo lo que hago es recordar cada segundo al lado de ese hombre que de una manera rápida interrumpió mi vida, me sacó sonrisas, me hizo vivir un romance tan raro, me hizo sentir, me hizo amar y ahora me da un corazón roto como despedida.
Sesshomaru Taisho. El hombre que aun amo.
***
Hiten me sonríe con burla y ruedo los ojos dándole un trago a la cerveza que permanece en la mesa. Yuka está cantando alguna canción de Taylor Swift y los demás compañeros la animan a pasar la vergüenza del año. Todos notan que ando distraída por más conversaciones que me buscan, trato de hablar lo menos posible. La única razón por la que sigo aquí un viernes por la noche, es porque sé que si llego a casa solo llorare abrazada a una almohada. Mi casa está inundada de recuerdos de ese idiota.
Así que cuando Yuka me propuso venir a la salida de cada viernes al mes con todos los del programa, acepte. Con una sonrisa genuina me abrazó y me dijo que todo estaría bien, pero yo no creo que sea verdad, nada está bien.
—¿Quieres caminar Rin?—pregunta Hiten y asiento. Me levanto y sonrío al ver a Yuka bailar con soltura y el micrófono en sus manos. Eso me recuerda a esa esplendida cita en la cual Sesshomaru canto, donde me prometió no mentirme.
Mentiroso.
Justo ahora ese día parece tan lejano, como si fuese hace años de aquello.
Esquivamos alguna personas del local y salimos. La brisa nocturna calma un poco mis pensamientos enfriándome la mente. Hiten camina y habla de todo lo que ha hecho durante el mes y que pronto estará viajando para hacer una entrevista que le ayudara a crecer como profesional. Le sonrío sintiéndome feliz por él y todo lo que va logrando, es una persona muy inteligente y comprometida con su trabajo.
—Eso es genial Hiten, felicidades—él asiente.
—¿Qué te pasa Rin?—pregunta cuando nos alejamos del local—pareces triste—una nostálgica sonrisa de posa en mis labios. Miro al frente evitando su mirada en mis ojos.
—Terminé con Sesshomaru—le respondo despacio abrazándome a mí misma—supongo que las cosas no terminaron del todo bien—me encojo de hombros restándole importancia.
—Creo que él no te merecía Rin—muerdo mis labios—mereces algo más que un mujeriego—toma mis manos y me hace girar a mirarlo—mucho más que alguien que te rompa ese hermoso corazón—una lagrima se desliza por mis ojos.
—Me siento tan tonta—murmuro y él niega.
—Eres increíble Rin, que nadie diga lo contrario—suspiro agotada.
—Pero
Abro los ojos cuando sus labios están sobre los míos. Inmediatamente lo aparto todavía sin salir de mi sorpresa.
—Rin yo
Niego caminando lejos de él.
>> Rin espera—me giro molesta.
—Te estoy contando lo malditamente mal que me siento y solo se te ocurre besarme. Sesshomaru puede ser un imbécil, pero te aseguro que nunca un bastardo que hace lo que tú acabas de hacer—Hiten me mira arrepentido.
—Lo siento Rin—niego agotada, estoy harta de todos—¿lo amas?—pregunta y suspiro.
—Más de lo que te puedas imaginar—soy sincera y él asiente.
—No volveré a intentar lo de hace rato, pero déjame ser ese amigo que te sostenga Rin, solo permíteme eso—le doy una sonrisa triste.
—Lo pensaré Hiten, por ahora me voy a casa, no me siento muy bien—él no dice nada y con eso me alejo.
***
Hiten juega a las cartas conmigo y sonríe divertido. Le guiño un ojo y gano. Me levanto y bailo divertida haciéndolo resoplar y llamarme tramposa. Pronto me hace caer y se ubica sobre mí para hacerme cosquillas.
Desde ese beso no me ha tratado como algo más, hace una semana que paso y su presencia en el lugar es grata, realmente me ha ayudado tenerlo cerca.
Rio enloquecida bajo su cuerpo y de pronto se detiene. Su respiración es errática mientras mira fijamente mis ojos.
—Eres hermosa Rin—trago en seco cuando sus labios rozan los míos. El timbre siendo tocado con insistencia hace que lance a Hiten lejos de mi dándome cuenta de que por poco me besa. Él sonríe como si nada paso y me levanto. Abro la puerta y mi cuerpo entero tiembla con solo su presencia.
Sesshomaru levanta la mirada y al verme sonríe con tristeza. Las bolsas oscuras bajos sus ojos y su rostro demacrado me dan a entender que él tampoco la pasa muy bien que digamos.
Lo miro ignorando todas las reacciones que mi cuerpo siente por ese hombre de mirada dorada, rostro varonil y voz orgásmica.
—¿Qué diablos haces aquí?—la molestia es palpable en mi tono de voz.
—Rin—niego.
—Largo de mi casa Sesshomaru, ya no te quiero cerca de mí—veo sus ojos cristalizarse.
—Te amo Rin yo
—¡Basta!—Sesshomaru me mira llorando, pero ahora yo también lo hago—no me hagas esto, no nos hagas esto—murmuro en voz baja.
Lo veo arrodillarse ante mi llorando y niego.
—Rin por favor perdóname, eres lo más importante y yo
—Quiero que te alejes Sesshomaru—es mi decisión—déjame sanar un poco, porque ahora me lastimas—él asiente.
—Pero pronto sabrás de mí, voy a reconquistar tu amor—muerdo mis labios.
—Adiós Sesshomaru—cierro la puerta y me deslizo por ella. Un abrazo me recibe y me permito mostrar debilidad. Lloro hasta que mi corazón me dice que debo parar.