El aire está tan denso que siento como se podría cortar hasta con respirar un poquito fuerte. No me esperé que al entrar por la puerta a darle una respuesta a las malditas hijas de sus madrecitas me encontrara con Sesshomaru y ellas en un silencio sepulcral.
Sara me mira como si fuese la culpable de que el bombón de Sesshomaru este aquí. En silencio camino despacio para situarme al lado de hombre que revoluciona con todo dentro de mí. Trago en seco recordando lo de ayer en mi casa. En la forma en que tocaba mi piel, como succionaba mis pezones y mordía mis labios. Alejo esos pensamientos antes de que me pongan modo violadora y quiera secuestrar a Sesshomaru y no soltarlo.
Suspiro pesadamente y entonces sus ojos dorados tan fríos, pero al verme tan cálidos, que cálidos ni que carajos. Fuego señores, fuego es lo que destellan al mirarme. No soy ningún personaje de libro donde el chico de tener una mirada distante se vuelve dulzura al mirarla. No. Sesshomaru quema mi piel con su mirada, es por eso que mi piel se estremece y los vellos se levantan. Siento que podría darle cualquier cosa que me pidiese solo por conservar su mirada en mí. Solo en mí.
Una toz más falsa que la Sara hace que aparte mi mirada del peligroso hombre que de inocente no tiene nada. Es raro ver a Sesshomaru tan serio como lo está ahora, la seriedad en su mirada me hace enarcar una ceja. Quien diría que el pervertido que me regaló un maravilloso sexo oral en una disco sea el mismo que ahora congelaría un desierto con su mirada. Ya veo porque el mundo de los negocios no se lo ha comido, Sesshomaru al igual que su hermano llegarán muy lejos, más que su padre. Hay tanta determinación en su mirar.
La determinación es lo que pone punto y final en todo. Una persona que no es determinada está destinada a fracasar por sus inseguridades, en cambio, alguien que tiene determinado algo, lo logrará. Aunque el mundo lo pise, lo humille, al final sonreirá sobre todos los que le dijeron que NO, sobre todas esas humillaciones habrá una sonrisa de satisfacción que gritará: Lo he logrado.
—Entonces, ¿tiene algo que decir Akiyama, Sara?—pregunta Sesshomaru con los brazos cruzados.
Ellas aprietan sus labios de manera que me confunde, se supone que la que debería estar molesta soy yo, pero ellas parecen la molestia encarnada. ¿Qué pasó mientras no estuve? Espero que a Sesshomaru no se le haya pasado la mano.
—¿Cómo me pides que me rebaje a tanto por alguien tan despreciable como ella?—pregunta la Señora Akiyama enviándome una mirada de odio—por está mocosa que no vale nada, no esperé que unas tetas juveniles te volvieran un idiota Sesshomaru, después de todos estos años has cambiado para convertirte en alguien tan estúpido. ¿El gran Sesshomaru? Si, dejo de ser grande para ser un mocoso malcriado—dice ella mientras su hija permanece en total silencio.
—¿Tetas juveniles?—pregunta sin perder la calma—¿Entonces por qué no estoy con su hija? Ah sí, porque al parecer sus tetas no son muy juveniles y al parecer no supo cómo jugar sus cartas. No me importa que piense usted de mí, pero a ella la respeta. Porque Rin Hitshi es una mujer extraordinaria a la cual alguien carente de amor como usted debería besar el piso por donde ella pasa—lo dice tan serio, tan honesto. Amo a Sesshomaru, lo amo de verdad.
>> Y si sigue insultándonos entonces lo que le dije se hará realidad. Ella se va del programa y hago que cierren esta maldita producción. Sabe que tengo poder, contactos y dinero, no quiera tenerme de enemigo porque sabe que puedo destruirlas en un segundo. No me va el que amenacen a Rin haciéndola pasar un mal momento, ahora ¿Tienen alguna queja?—pregunta ante las dos mujeres.
—Bien, ella no se va del programa—dice la mayor con desprecio.
—Ahora, quiero que se disculpen por la situación que la han hecho pasar—mastican algo tan fuerte que me hace tragar.
—Nos disculpamos por nuestra actitud—dicen ambas al unismo.
—Y que no se vuelva a repetir—Sesshomaru toma mi mano—con permiso—camina hacia la puerta arrastrándome con él.
—Sesshomaru...
—Ah—se detiene y casi me golpeo con su espalda, gira mirándolas—aunque Rin me acercara a su hija nunca, jamás en la vida me casaría con alguien como ella, así que dejen de hacer imposibles, no caeré—nos hace salir y caminamos por las escaleras.
No dice nada y yo tampoco, sólo me dejo arrastrar por él. Bajamos y este silencio se siente algo asfixiante.
—¿Sesshomaru?—él respira hondo.
—Esas mujeres son unas arpías—asiento tragando en seco.
—No me dejaste hablar—digo de pronto.
—Pero ya no volverán a molestar—entramos al estacionamiento y lo detengo.
—Gracias Sesshomaru—él me sonríe con dulzura.
—Dónde sea, cuando sea, tú eres lo más importante—quien diría que este hombre tiene un lado tierno, es casi imposible de imaginar cuando él es la perversidad hecha persona—iré a casa, conduce con cuidado—asiento. Besa mi frente y se aleja. Busco mi auto y lo enciendo. Lo amo, pero debe ganar mi confianza nuevamente.
***
—No comprendo por qué no lo perdonas y ya—dice Ayumi—de esa manera todo sería más sencillo para ti ¿no?—pregunta cuando me ve hundir la cabeza en mi almohada.
Sesshomaru tiene dos semanas donde no aparece y no me envía ni un mísero mensaje de texto. Desapareció luego de salvarme y no sé qué pensar. Es tan extraño que no esté como un acosador queriendo saber más de mí. Tanto silencio de su parte me hace sentir inquieta de una manera muy incómoda.
Suspiro volteándome boca arriba en la cama y mirando el techo. Ayumi se pinta las uñas en mi sofá con un estúpido piyama de My Little Pony que me hace rodar los ojos. Todo me recuerda a ese idiota.
—Tengo miedo—confieso—nunca me había enamorado ¿Sabes? Entonces dejé que Sesshomaru entre con tanta sencillez, le entregué todo de mí, mi corazón, mi alma, mi cuerpo, mis pensamientos hasta mis suspiros—me incorporo quedando sentada con las piernas en forma de indio—todo fue como una tormenta, una montaña rusa de sentimientos. En realidad, comenzó como un juego sencillo, donde ninguno se oponía a sentir más por el otro. No fuimos esa típica pareja donde hacen un drama por amar a alguien, pero en cierto punto los comprendo. Yo nunca recibí un corazón roto. Hasta él, entonces tengo miedo de dejarlo entrar a mi corazón tan fácilmente. Tengo miedo de que destroce mi confianza mintiéndome a los ojos. Odio las mentiras y él no se detuvo al mentirme, me siento algo... Tonta—suspiro.
—¿Tu primer corazón y confianza roto y ya pretendes cerrarte?—pregunta Ayumi deteniendo de pintarse las uñas—eres una mujer muy hermosa Rin, talentosa, Sesshomaru sabe lo que vales y jamás volverá hacer lo que hizo. Sé que no eres mucho de segundas oportunidades, pero, ese hombre te ama con todo de él y ha hecho hasta lo imposible por sacarte una sonrisa—niego con tranquilidad.
—Es cierto, pero déjame torturarlo más—ella deja a un lado el esmalte y besa mi mejilla.
—Cocinaré algo ¿Qué quieres?—pregunta.
—Mejor compramos pizza y vemos alguna serie ¿No es mejor?—ella me sonríe.
—Definitivamente—la veo alejarse y suspiro. Es cierto todo lo que dijo—¡Rin!—grita y ruedo los ojos. Espero que no haya olvidado el número de...
Escucho murmullos y me levanto. Como estoy en mi casa no me importa como luzco. Llevo un pequeño pantalón y una camisa de tirantes que en el momento en que haya frío mis pezones saludarán a todos. Espero que no lo hagan porque no me gusta andar en sujetador en mi casa.
Salgo y veo a Ayumi sonreír de manera extraña. Frunzo el ceño y salgo. Sesshomaru está de pie e inmediatamente me capta en su campo de visión.
—Preciosa—saluda besando mi mejilla.
—Sesshomaru, pesé que te habías muerto—digo con una sonrisa.
—Siempre con tan lindos pensamientos, pero sigo vivo—ruedo los ojos.
—Si no me lo dices ni lo noto—él ríe, pero entonces mi mirada capta a una chica a su lado.
—Ella es Tsukiyomi, una amiga—presenta Sesshomaru.
—Será idiota, pierde puntos—murmura Ayumi, pero al parecer solo yo la escuché.
—Mucho gusto ¿Rin cierto?—asiento con una sonrisa. Su piel clara y cabello castaño hacen magia por ella. Es preciosa, sus ojos son una cosa hechizante, te exigen ser vistos.
—Igualmente—ella se pega a Sesshomaru—¿Dónde has estado? Desapareciste—lo acuso.
—Tenía trabajo en el extranjero, de hecho, Tsukiyomi está bajo mi cuidado ya que visita el país—ella sonríe.
—Tenía años sin verlo, papá se puso feliz al yo venir, necesitaba unas vacaciones después de tanto trabajo—comenta.
—¿Empresas?—pregunto y ella asiente.
—Claro, además, Sesshomaru y yo tenemos un nuevo proyecto que llevaremos a cabo juntos—comenta agarrando el brazo de Sesshomaru con una sonrisa.
—Si es así felicidades. ¿Se quedan para la pizza o se van?—abro los ojos al ser consciente que mi voz sonó un poco brusca.
—Tenemos tiempo, podemos quedarnos—dice Sesshomaru.
—Bien, debe estar por llegar—Ayumi viene hasta mí.
—¡Entonces a tomar asiento chicos!—ellos ríen y se alejan para sentarse—¿Estás bien?—pregunta.
—Sí, aunque si le pongo un poco de veneno a ese idiota estaría saltando de alegría—ella ríe—y de paso a la chica manos largas, joder, mira como lo toca—ella muerde su labio.
—Estás celosa—asegura.
—Claro que no, vamos a comer con la parejita—caminamos hasta sentarnos.
—Rin, ¿tienes novio?—la miro con sorpresa.
—No, de hecho, mi ex está a tu lado—la sonrisa que llevaba se le borra.