Matthew Pov: —Matthew…—Oigo como me llama la voz vacilante y aterciopelada de Emily en el umbral de la puerta de mi oficina. Elevo mí cansada mirada de los papeles que se encuentran reposando en mi escritorio y la fijo en la despampanante y hermosa rubia que se encuentra delante de mí entrando con lentitud y mantiene su clara mirada en mí, analizándome y analizando la situación. La verdad, no me la he pasado muy bien en este tiempo, me siento sumido en un oscuro abismal infinito sin posibilidad de salir de él. Y todo por ella. Es claro, que todo mi enojo proviene del dolor, la herida duele y mucho; y, para serles sincero, no sé cómo sanar debidamente. Me duele mucho toda mi situación; me está lastimando mi propio sueño, que ya no es un sueño sino la peor de las pesadillas. Muchos me