Melani y Justino se pusieron de acuerdo en que, después de la fiesta de fin de año, Justino iría a pedir la mano de Melani a su padre. Justino se fue a trabajar al lugar que le había mencionado a Melani, decidido a juntar dinero no solo para la boda, sino también para la casa y las cosas que Melani podría necesitar en caso de que tuvieran que escaparse si su padre no lo aceptaba.
Durante los días en los que Justino estuvo lejos, Melani experimentó una mezcla de emociones que oscilaban entre la nostalgia y la anticipación. Cada mañana, esperaba ansiosamente las cartas que llegaban a través de sus amigos, esperando con el corazón en la mano la palabra escrita de su amado. Cada sobre abierto era como abrir una ventana a su corazón, lleno de palabras de amor que la reconfortaban y fortalecían su determinación.
Las cartas de Justino eran su ancla en aquellos días de separación. Cada línea escrita con cuidado llevaba consigo promesas de un futuro juntos, sueños compartidos y planes que construían un horizonte de esperanza. Las palabras resonaban en su mente, llenándola de consuelo y la certeza de que su amor era profundo y verdadero.
En respuesta, Melani escribía con la misma pasión y dedicación. En cada carta detallaba sus días, desde las pequeñas alegrías cotidianas hasta los momentos de añoranza por su compañero ausente. Los márgenes de las páginas se llenaban con pequeños dibujos de corazones entrelazados y flores coloridas, un reflejo de los sentimientos que adornaban sus pensamientos mientras escribía.
A través de estas cartas, su conexión crecía más allá de la distancia física que los separaba. Cada palabra escrita era un lazo que fortalecía su amor, una prueba tangible de que, incluso en la ausencia, sus corazones estaban unidos en un vínculo indestructible. Melani encontraba consuelo en la certeza de que, a pesar de las dificultades y la espera, su amor por Justino solo se fortalecía con el tiempo, alimentado por la sinceridad y la devoción que compartían mutuamente.
Finalmente, casi llegando la Navidad, Justino regresó a la casa de su padre. El aire frío de la estación contrastaba con el calor que sentía en su corazón al pensar en Melani. Con paso firme, se dirigió a la casa donde había crecido, sintiendo la mezcla de nostalgia y determinación.
Al llegar, su padre lo recibió con una mirada severa pero curiosa. "Justino," dijo, su voz firme pero con una leve nota de afecto. "¿Qué te trae de vuelta?"
Justino respiró hondo, tratando de calmar los nervios que le revoloteaban en el estómago. "Papá, no vuelvo para quedarme," comenzó, mirando directamente a los ojos de su padre. "Estoy aquí porque necesito tu bendición para casarme con Melani."
Su madre, que había estado escuchando desde la cocina, entró en la sala con una expresión de sorpresa y emoción. "¿Casarse?" repitió, su voz temblando ligeramente. "¿Estás seguro, hijo?"
Justino asintió, tomando la mano de su madre. "Sí, mamá. Melani es lo que quiero, lo que necesito. Ella me hace feliz de una manera que nunca antes había experimentado."
El padre de Justino frunció el ceño, cruzando los brazos sobre el pecho. "Muchacho terco nos salió este, vieja," murmuró, mirando a su esposa mientras le pasaba el mate amargo antes de dirigirse de nuevo a su hijo. "Melani es la hija de mi antiguo amigo, quien me traicionó. Pero entiendo lo que sientes."
Justino asintió, agradecido por la comprensión de su padre. "Papá, sé que nuestras historias están entrelazadas de maneras complicadas, pero mi amor por Melani es sincero. No puedo imaginar mi vida sin ella."
El padre de Justino suspiró, mirando a su hijo con una mezcla de resignación y respeto. "Yo también fui joven y me escapé con tu madre porque la amaba. Ella es el amor de mi vida," dijo, su voz suavizándose al recordar su propio pasado. "Así que cuentas con mi apoyo. Pero debes entender algo, Justino. Si el padre de Melani no te acepta, no te sientas mal. Será un viejo rencoroso y mañoso. Escápate con su hija si tanto la amas, pero prométeme que solo harás esa locura tan grande si realmente te hace feliz. Si no, no."
Hubo un momento de silencio tenso antes de que el padre de Justino asintiera lentamente. "Hijo, no puedo negar tu determinación. Si estás dispuesto a enfrentar los desafíos que se presenten, cuentas con mi apoyo. Melani es una mujer fuerte y digna, y si tu amor por ella es tan profundo como dices, entonces sé que harás lo correcto."
Justino se sintió aliviado y emocionado. Había temido la reacción de su padre, pero ahora sentía una renovada confianza en el futuro que él y Melani estaban construyendo juntos. Con un gesto de gratitud hacia sus padres, se comprometió a hacer todo lo posible para que su amor triunfara sobre cualquier adversidad que pudiera surgir.
"Gracias, papá," dijo Justino sinceramente. "Prometo no defraudarte."
Su madre, con lágrimas en los ojos, se acercó y abrazó a Justino. "Estoy tan orgullosa de ti, hijo," susurró. "Sigue tu corazón, y todo saldrá bien."
Justino devolvió el abrazo, sintiendo una calidez que le daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío. Sabía que no sería fácil, pero con el apoyo de su familia y el amor de Melani, estaba dispuesto a luchar por su felicidad.
Esa noche, después de la conversación con sus padres, Justino se quedó un poco más con ellos en el salón, compartiendo recuerdos y planeando el futuro. Recordaron anécdotas de su infancia, momentos difíciles superados en familia y sueños que habían tenido para él desde pequeño. Entre risas y nostalgia, Justino sintió una alegría profunda al ver cómo sus padres, a pesar de las diferencias y desafíos, apoyaban ahora su decisión de seguir su corazón con Melani.
Los nervios también estaban presentes. Cada tanto, sentía un cosquilleo en el estómago al pensar en los próximos días. Sabía que pedir la mano de Melani sería un paso importante y lleno de significado. A pesar de la confianza que tenía en su amor por ella y en su propia determinación, la incertidumbre de cómo sería recibida su solicitud por el padre de Melani le generaba una mezcla de emociones.
Finalmente, cuando se retiró a su habitación esa noche, se sintió más ligero de lo que había estado en días. Una sensación de paz interior lo invadió mientras se acostaba, como si una gran carga hubiera sido levantada de sus hombros. A pesar de los nervios y la incertidumbre, Justino tenía la certeza de que estaba en el camino correcto. Los próximos días serían cruciales, pero estaba listo para enfrentarlos con el corazón lleno de esperanza y la determinación de hacer realidad su sueño junto a Melani.