Capítulo 10

1320 Words
Pov Santana. Llegar al reclusorio es revivir todo nuevamente, pero sé que debo ser fuerte porque nadie me sacará de la cabeza que ese maldito viejo asqueroso mató a mi bebé. Han pasado 15 días y el cuerpo de mi bebé reposa en un cementerio. El día de su entierro, algo en mí cambió y sé que el dolor jamás se marchará. Hoy es día de visitas y como siempre pensé que mi padre estaría en la fila, bueno, eso pensé, pero quien llega es Alondra con su rostro pálido, antes de decirle algo ella me abraza, y solloza. . — Sé que no me conoces, pero créeme que me duele en el alma, la pérdida de la pequeña Rayen. Sí, pero sé que no fue un accidente, ya que el fiscal que lleva el caso, me amenazó con la muerte de mi pequeña. Las piernas de ella seden porque al parecer se debilitan y yo la ayudo a sentarse, y me pregunta qué pasó exactamente. Y le cuento todo lo que sucedió ese día. Ella solo asiente con cara de pena, se retira y quedó extrañada con la actitud de esta chica y acá entre nosotros esa chica no me disgusta. Me quedé unos minutos perdida en mis pensamientos, hasta que mi padre llegó con la sonrisa en su rostro. Así que le pregunto el porqué de su buen humor. . —Bueno, pequeña, lo que pasa es que ya me llamaron para confirmar mi cita con el abogado Volkov, ¿no crees que es suficiente el motivo? Pero, papito, tú sabes lo que le pasa a mis abogados; verdad. Yo no quiero ser la responsable de otra muerte. Papi, tú has visto el informe sobre lo que pasó ese día, nadie me ha dado una explicación de cómo se originó el incendio en donde murió mi hija y mi compañera de celda. Mi padre me explica que, según el reclusorio, fue una falla eléctrica, pero yo sé que, y todos saben, esa mierda, ellos la inventaron para tapar la amenaza que me hizo el viejo de mierda del fiscal. Pero juro por mi pequeña Rayen y el hijo de margarita que está esperando con su abuela algún dinero compensatorio por su muerte. Bueno, sabemos que es un asesinato, pero haré justicia por ambos. Me despido de mi papá y antes de irse me entrega un sobre con las fotos de mi preciosa princesa. — Tengo copias, así que no te preocupes. — Solo asiento con lágrimas en mis ojos. Salgo, camino y veo de lejos el pabellón y mi antigua celda, los cuales fueron clausurados. Pero aun así me encuentro mirando fijamente el sector, todo en mi ser se remueve. No pude protegerte, no pude llegar a verte a sonreír ni menos escuchar tu risa y tu voz. Me informa una de las guardias que debo volver a mi nueva celda y me encierro nuevamente. Tomo asiento en mi cama; tomo el cuaderno que me dio una de las guardias, como diario de sentimientos, como ella lo llamó. Pongo su primera foto: la que mi padre me tomó con su celular. Desde tu partida, todo sabe a nada, no sé cómo aún estoy de pie, no sentir tu calor en mi pecho es lo más cruel que la vida me dio a vivir. Mi único consuelo son las noches, ya que aún puedo tenerla entre mis brazos. Aún puedo sentir el aroma característico que tenía mi bella Rayen. Luego de escribir solo esas palabras, me acuesto y me duermo de inmediato. Despierto en la madrugada, como viene ocurriendo desde que mi pequeña partió, me siento en mi cama mirando hacia afuera por la pequeña ventana, la cual me indica que afuera llueve a cantaros. El amanecer nuevamente me encuentra en el mismo lugar como cada día. Sé que muchas creen que me volví loca, pero solo estoy tratando de vivir mi duelo, mi pena, mi dolor. Pero se me vuelve cada día más y más difícil. Pero cuando el primer rayo del sol alumbra, juro por lo más sagrado que tuve, que fuera quien fuera culpable de la muerte de mi pequeña lo pagara. Así tenga que hacerlo con mis propias manos. Dos días después… Nuevamente, la misma rutina, creo que realmente me volveré loca en este sitio, o será que el dolor me volverá loca, estoy indecisa, ja, ja, ja. —Perdón, señorita Williams. — Me pregunta un hombre alto y muy guapo, pero lo que me sacó del lugar de donde estaba fue su voz, ese timbre grueso que vibró dentro de mi alma. Sí, soy yo, contestó dándole la mano, pero queda a medio camino cuando veo a otro hombre igual a él, solo se diferencian en sus tatuajes. Salgo de mi sorpresa y nuevamente les tiendo la mano, pero cuando hago ese simple movimiento, una electricidad recorre todo mi cuerpo con ambos hombres. No es como si con uno sentí más o no, sino que sentí lo mismo en la misma cantidad. .— Bueno, soy Godric Volkov; su abogado, lo primero, mi más sentido pésame por su pérdida. Mis ojos se vuelven a llenar de lágrimas, las cuales no derramamos solo por el hecho de mencionar a mi bebé. — Muchas gracias, respondo en un susurro. El abogado está frente de mí, mientras su hermano gemelo está a un costado, mirándome fijamente. Vuelve a hablarme el abogado y me informa que nuevamente solicitó mi libertad bajo fianza y que tiene mucha esperanza. Antes de que él siga hablando, sobre todo lo que hará, le hago la pregunta más importante de todas. Perdón, pero usted está consiente qué dos de mis abogados murieron por solicitar eso y aún más por defenderme. Yo no quiero más muertes de personas inocentes. —Les digo con mis lágrimas ya corriendo por mi rostro. Hasta que siento la presencia a mi lado, del hermano de mi abogado y de pronto se arrodilla a mi costado. . — Mira, sé que no nos conoces, y que posiblemente te intimide con solo mi presencia. —Me habla mirando a la cara y yo solo puedo reír por sus palabras. En ese momento me doy cuenta de que desde hace casi 1 mes no lo hacía. .— No te preocupes, nosotros no dejaremos que nada malo te pase, y por si te preguntas, mi nombre es Drogo Volkov y soy el más guapo de ambos y el más simpático, pequeña conejita. Sé que lo más probable es que antes y con la presencia tan intimidante de ambos hombres había salido huyendo, pero no, es como si un imán me atrajera a ellos. Las visitas terminan y ambos se marchan, y siento esa sensación de que algo me falta, que su presencia ya la extraño. Jajajajaj, salgo riéndome y cuando me dirijo al baño, hay una de las reclusas de alta peligrosidad nuevas con un grupo, y al verme ingresar, todas se callan de manera abrupta. —PERDÓN LLEGÓ LA MAESTRA. — Cuando termino con esa oración, decido irme y cuando me doy vuelta, veo que dos me cierran el paso, así que nuevamente me giro y con voz neutral les pido que me dejen en paz. .— SABES QUE NO PODEMOS, Y QUE AHORA sí TERMINAREMOS LO QUE NO TERMINAMOS. — La maldita me da a entender que ella o el grupo tuvo que ver con el incendio. Y sin pensarlo, me tiro como perro con rabia, la tomo del pelo y la dejo caer al suelo, pero después las demás me tiran al piso dándome patadas por todos lados y de un momento a otro siento un dolor en mi vientre. Mis ojos pesan, y no siento miedo porque posiblemente veré nuevamente a mi preciosa Rayen ————————————————— Bueno ya se conocieron 🤭🫣
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