015.

3614 Words

Casey. Cuando Taylor nació, ese fue el mejor día de toda mi vida. ¿Quién hubiera dicho que una simple bebé, con tan solo dos kilos trescientos gramos, cambiaría mi forma de ver la vida? Era tan pequeña, tan hermosa con sus dos faros azules. Le juré, en el instante en que la tuve entre mis brazos, que la haría la niña más feliz del mundo. Pero fallé, y miserablemente. Intenté, por todos los medios, conseguir un empleo para saldar nuestras cuentas. Con uñas y dientes me aferré a los pocos empleos que pude conseguir, guardé todo el dinero que conseguí e intenté que durmiera en una habitación de hotel varias veces. Dios sabe que fue lo que hice. Me dolía verla, tan pequeña e indefensa, durmiendo en la parte trasera del coche que para esas alturas comenzaba a deteriorarse por estar todo

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