Magnus. El llegar a la ciudad me vuelve un poco paranoico dado que la prensa se encuentra justo fuera de mi edificio. El equipo de seguridad los mantiene a raya y antes de que puedan fotografiar a mi hija le cubro el rostro con su manta. La abrazo a mi pecho al bajar, el portero me abre la puerta y salgo teniendo las cámaras ante mis ojos. Buscan de todas las maneras posibles llegar a mí, preguntarme acerca de mi hija y de cómo llegó a mi vida pero me niego a dar explicaciones, solo ingreso directo hacia el edifico donde las puertas se cierran detrás de mí. Puedo respirar solo cuando estamos a solas, en la seguridad de nuestra sala. Ella, al ser tan pequeña, no tiene idea de qué es lo que pasó, pero a fin de cuentas yo sí, y me molesta que vinieran a molestar a mi casa. Entiendo qu