SAMUEL Clarisse estaba en un completo shock. Íbamos en camino al hospital en donde habían trasladado a su abuela y ella aún seguía sin poder absorber la noticia. Por suerte, el día de hoy yo no había bebido una gota de alcohol y estaba en perfecto estado para conducir. Aún nos quedaba camino para llegar y Clarisse no había dicho ni una sola palabra desde que subimos al automóvil. La abuela de Clarisse había sufrido un infarto, por lo que entendí y me apenaba mucho la situación, pues sabía que ambas eran muy unidas. Su abuela era la única familia que a Clarisse le quedaba. Yo también había vivido una gran pérdida, por lo que entendía muy bien su sentimiento, ese miedo y temor que te carcome el alma, que te hace sentir que el aire es tan denso que no puedes respirarlo. Incluso cuando