Narra Soledad El vestido que me había prestado Diana era muy hermoso. Nunca había tenido uno tan costoso. Una vez vestida, me hice rizos en el cabello y me puse la máscara de marfil. Había sido diseñado especialmente para combinar con el vestido. Desde aquí se podía escuchar la música clásica que provenía de la fiesta. Bajé las escalera con cuidado. Cuando estuve a la vista Diana se acercó a mi. –Te ves increíble —me dijo. —Tu tambien—respondí. —Sí te sientes muy cansada por tu pie, dímelo y te acompaño a tu habitación –comentó amablemente. —Gracias lo tendré en cuenta—le agradecí. Ella me presentó algunas personas, la mayoria vivían a los alrededores. Todo el mundo estaba vestido de manera exquisita. Había asistido alguna vez a alguna fiesta, pero no eran tan elegantes. Mi rostro