Fernanda en ese momento supo que debía adoptar aún más su papel de ser Nina Ferrer, la heredera de su tío quien la quiere mucho. No sonaba tan descabellado pues ¿cuántos herederos ha habido a lo largo de la historia? Con el cerebro hecho una tormenta eléctrica y una seguridad más fuerte que el acero, sonrió con sarcasmo hacia su amiga. — ¿Por qué debería ocultar algo? ¿Por qué no me “adapto”? Simplemente todos son nuevos por aquí. Y te aseguro que estaré como pez en el agua más pronto de lo que te imaginas— respondió Fernanda sin perder la sonrisa, con una vista altanera ante las mujeres que habían ahí reunidas. Salma la escuchó un momento tratando de entender las palabras que su nueva amiga le estaba diciendo. Cayó en la cuenta que la palabras “adaptar” no era una palabra propia para