Fernada siempre supo que Adela era de esas amigas con las que podías contar en las buenas y en las malas. Desde que la había conocido en preparatoria, hicieron un click inmediato que las unió. Una amistad inseparable desde hace diez años. Había sido su pañuelo de lágrimas cuando se enteró que el idiota de Diego la había estafado. Había conseguido ese trabajo para las dos y siempre era su hombro en el cual recargarse en los momentos difíciles. Entendía perfectamente como se sentía Adela en esos momento, después de ver la pequeña confrontación con Davila. Fernanda conocía tan bien a su amiga, así como ella podía leerla también. — ¿Desde cuándo has tenido estas confrontaciones con Dávila? —preguntó Adela con los brazos cruzados. — Desde hace poco. Y no te dije porque es cosa de Nina Ferr