Peiné mi largo cabello y miré mi reflejo en el espejo, habían ligeras ojeras bajo mis párpados.
Estaba tan cansada.
Toda mi vida había cambiado en tan poco tiempo ¿Cómo aún me mantenía de pie?
Suspiré al pensar todo lo que había perdido. La muerte de mi madre, abandoné mi carrera de arquitectura, casi muero en una explosión, el centro comercial ya no era lo bastante seguro para una chica de veintiún años, mi padre era un mafioso traficante de mujeres y yo me había enamorado de mi guardaespaldas, o sentía una fuerte atracción hacia él.
Tomé mi celular y le marqué otra vez a Miguel, a diferencia de las otras veces que el celular sonaba y no respondía, esta vez me envió directo al buzón.
—Vamos, responde —volví a intentarlo, pero lo único que me recibió fue el buzón de voz.
La última v
