Un grito de emoción por parte de Beatriz llamó la atención de todos, ella venía sonriente colgada del brazo de mi guardaespaldas > por su parte el mantenía las manos en los bolsillos y su mirada distraída. —¿Encontraste tu pendiente querida? —le preguntó Maria a Beatriz, ella lo levantó sonriente. —Gracias a Darío, tiene buen ojo para encontrar las cosas —lo miró, sus mejillas se habían sonrojado. —Pedí tus panqueques —dijo el pelinegro dirigiéndose a mí y librándose del agarre de Beatriz, para sentarse a mi lado —Se que son tus favoritos . —Yo también amo los panqueques, gracias Darío —respondió ella, miró las sillas con recelo, no le quedaba de otra que sentarse en el otro extremo, entre Don Felipe y yo. —Hablas muy bien italiano, pero te noto un pequeño acento —observó Don Fel
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