CAPÍTULO 8: TU ÚNICA SALIDA. ―¡¿Qué está pasando?! Él se colocó frente a ella, protegiéndola y buscando cualquier señal de peligro. —¡Señor, estamos bajo ataque! —gritó uno de sus hombres mientras corría hacia ellos con el arma desenfundada—¡Vienen del lado este! —¡Protejan el perímetro! —ordenó él, mientras sacaba su propia arma y la cargaba con rapidez—¡No dejen que se acerquen a Liana! Los disparos llenaron el aire y las monjas corrieron, asustadas y lanzando gritos. Artem no soltó a Liana ni un segundo. —¡Tranquila! No dejaré que te pase nada —dijo, tomándola de la mano y guiándola hacia una salida trasera. Artem estaba seguro de quiénes habían llegado venían por ella. En medio del caos, los disparos resonaban con fuerza alrededor. Los hombres de Víctor se enfrentaban ferozment