CAPITULO 25: MENTIRAS Y PESADILLAS. —¡¿Tenías que poner eso allí?! —exclamó Tatiana, cruzándose de brazos y lanzándole una mirada acusadora—. ¡Fue bastante desagradable, Artem! ¡Mírala, seguramente la dejaste traumada! Artem bufó, pasándose las manos por el cabello, y luego miró en dirección a Liana, que aún no había despertado. La preocupación se reflejaba en su rostro; la posibilidad de que algo le hubiera pasado por su culpa lo tenía al borde de perder el control. —¿Y yo qué iba a saber que aparecería de la nada? —replicó, a la defensiva—. Creí que estaba en su habitación, joder. La vi subir las escaleras... Tatiana suspiró, claramente exasperada. —Pues tendrás que medirte, Artem. Es solo una chiquilla y no está acostumbrada a este mundo. No hagas tus reuniones aquí. Artem soltó u