Una vez el avión aterrizo en nuestro destino, me sentí más tranquilo y seguro, sabía que si los lancheros hablaban de nosotros, ya estábamos a kilómetros de distancia. Mientras esperábamos las maletas decidimos tomar un café en uno de los locales que estaban disponibles en el Duty Free del aeropuerto, el café de esta región sabe muy distinto al de Puerto Rico es una mezcla de culturas sin duda. Una vez retiradas las maletas tomamos un taxi y le pedimos que nos llevara a un hotel de categoría media en el centro de la ciudad, una vez allí buscar algún lugar donde podamos vivir todos juntos. Eduard le estaba dando vueltas en su cabeza la idea de montar un negocio de distribución aquí pero no sabía cómo podía hacerlo. Olivia me había dicho que ella quería trabajar y así incrementar su historia