Pov Amanda
5 años atrás….
Soy Amanda Collins, tengo 17 años y estoy en la Universidad de Harvard en la facultad de Educación, ya que soy estudiante de primer año de licenciatura de pedagogía en historia, tengo que reconocer que me va muy bien, porque amo esto.
Los que no lo tomaron bien fueron mis padres, ambos son arquitectos y tienen una empresa y anhelaban que yo fuera parte de ella y en un futuro no muy lejano, tomara las riendas de este.
Siempre me compraron libros y libros de arquitectura, set para armar cosas, pero jamás les tomé atención, no puedo negar que me gustaba armar cosas, pero no para trabajar en eso, no, así como la historia, desde joven descubrí que tenía ese don de enseñar, debo reconocer que siempre fui la nerd del salón.
Siempre tuvieron la esperanza que llegara con algo Que crear de la nada como ellos.
Y siempre era la misma cantaleta que dejara a mi imaginación correr ja, ja, ja, eso jamás sucedió.
Fue un desastre cuando mis padres se enteraron de que no me inscribí en la facultad de arquitectura.
Amanda. — me llama la atención mi madre—. Si no estudias lo que nosotros te exigimos, no cuentes con nuestro apoyo económico.
Tu solita correrás con todos tus gastos me entiendes. — Keyty karts. Agrega enérgica.
Ok, si no pueden apoyarme en mi decisión, no les rogaré.
. — Amy Pequeña, porque no quieres seguir con la tradición. Somos arquitectos y tú nos sales con que quieres ser profesora. — válgame, Dios.
.— te das cuenta de que si no estudias arquitectura quien manejará el estudio.
. — y tú te quieres ir a trabajar por un sueldo de mierda, quién sabe dónde demonios te enviarán, - Felipe Collins, mi padre—. Habla en voz fuerte.
Mis padres con los años se han vuelto muy intransigentes, si bien gracias a su esfuerzo pude estudiar en colegios privados y esas cosas.
Pero, Mis logros son míos y ellos no tiene Idea de cuáles son. Porque desde que me negué hacer lo que ellos ordenaron, siempre me dejaron sola. Cada vez que participaba en los decatlones jamás me fueron a ver, cómo forma de protesta por mi “rebeldía”, así que no es como si hubiese hecho mucho por mí, mis padres.
Contra todo pronóstico ingresé a la universidad con una beca del 100 por ciento, mis amigos Karla y Thomas, con ellos crecí toda mi vida, a ellos siempre les pareció raro ese comportamiento, yo siempre lo atribuí a que siempre fueron personas narcisistas, desde que tengo uso de memoria, siempre fui lo que ellos quisieron que yo fuera.
Salgo de mis pensamientos, siempre con la misma pregunta, el porqué; pero no me desgastaré pensando y arreglando algo que yo no descompuse. Debo decir que llevo ya un año viviendo en los dormitorios de la facultad, el contacto con mis padres en mínimo, por no decir nada.
Estoy sentada en unos de mis sitios favoritos de la facultad, los jardines del ala norte, donde nadie viene y por ende siempre esta solitaria.
Me concentro nuevamente en el libro que tengo entre mis manos, el cual habla de la cultura y mitología de la Patagonia de chile y argentina.
. — jajajajaj ya ven por qué me decían la nerd Collins. —
Me encuentro tan sumergida en mi libro que no me doy cuenta qué hay un chico detrás de mí y cuando voy a darle vuelta la página me pide que espere. Con este gesto yo doy un salto en mi sitio.
Lo miro con cara de querer en ese preciso momento convertirme en una homicida. Él sonríe cuando yo estoy roja por la rabia de haber botado mi libro y por ende haber perdido el número de página en que me encontraba.
Debo confesar que no me fije primeramente en quién era mi asustado y era nada más ni nada menos que Christian Black.
Debo confesar que este chico es el más popular de toda la ciudad y como no serlo si es heredero de casi todo el continente americano, sin contar que es un dios griego. Su rostro es tan limpio, sin una imperfección, alto, pelo castaño, ojos azules y un cuerpo para hacerte alucinar.
Una mandíbula perfecta. Ese es Christian Black, pero como dice no, todo lo que brilla es oro y el todo con su rostro y cuerpo hermoso.
. — ojo no es que me guste, pero lo que se ve, ni modo. —
Pero cuando recuerdo quién es, todas mis alertas se encienden, lo que me lleva a tomar todo rápidamente y guardarlo en mi bolso.
Como dije anteriormente, él es famoso, por ser, como es, un playboy en toda la extensión de la palabra, si tiene pechos y un trasero, no perdona; pero si creían que eso era lo peor, pues no, todos saben que si estás en el camino de él estás acabado, han expulsado a chicos y chicas.
Bueno, no les conté, que su familia es dueña de los colegios más privados de los estados unidos y si él no te quiere cerca de él, ya saben el final. Él busca a sus presas y junto con su séquito de imbéciles te pueden destruir la vida. Es como si fueran una especie de secta.
Debo decir que porque sea bello y la perfección hecha persona, no borra lo hijo de puta que es.
Me levanto de un salto y mi mirada busca por todos lados, sabía que estando él cerca de mí, no es bueno; para nada. Él me mira confundido, mirando a donde yo dándome una sonrisa.
. —La sonrisa en su rostro lo hace ver más bello de lo que es. —
Mi instinto está en alerta total, con cuidado me empiezo alejar de poco dudando de mis pasos, hasta que él decide hablar dejándome quieta por sus dichos.
¿De verdad me vas a ignorar de esa manera? Yo solo quería entablar una conversación Contigo.
Me quedo de pie a la espera de que sus amigos salgan de algún rincón, estoy a unos cuantos metros del estacionamiento si Christian Black quería hacerme la vida imposible lo podría hacer y nadie le diría nada.
¿Por qué?, señor, me das estas pruebas, está bien que mis padres me odien y que desde hace un año no contesten mis llamadas, ni mensajes. Pero esto ya es mucho.
Salgo de mis pensamientos raros y lo miro ya más calmada le hablo.
Disculpa, no sabía que estabas hablándome a mí. — sonríe, y debo decir que se ve guapísimo. Niega aún con su hermosa sonrisa.
Me mira confundido y me hace mirar todo a nuestro alrededor; ¡en serio! Por si no te has dado cuenta estamos solos. En ese momento me doy cuenta de que es verdad.
Bueno, será lo que dios quiera, hay te voy san pedro…