_Solo quiero decirte que, lo que dije de quedarme con todo su dinero es mentira. Estaba blofeando para poder sacar a mis hijos de Tijuana — lo miro a los ojos para que viera que era sincera y en ellos también pudo ver la pena, se sentía culpable, no le sostuvo la mirada.
_No te preocupes, sé muy bien porque lo hiciste — recibió de sus manos el platito y la taza de café, que ella había solicitado al servicio a la habitación. No cabía duda que era hermosa y casi, por unos días, sintió que de verdad la amaba, pero no podía verla a los ojos, habría sido incapaz de ponerle una mano encima sin recordar todas y cada una de las ocasiones en que, lo que Marco le hacía eran más que evidente. Incluso había tenido sueños horribles y se sentía cobarde y miserable porque no podía hacer nada.
_No sabí
