Capítulo III

1858 Words
¡Ya basta! Sabía que mi comportamiento iba a traer consecuencias pero las aceptó gustosa a tener que pasar mis días al lado de una persona de la que no estoy enamorada. Me extrañé que mamá no hubiese ido a mi cuarto a sacar el televisor o quitarme el teléfono. Ese era el castigo inmediato y ya habían pasado dos días del incidente. Solo me estaba aplicando la ley del hielo, yo tampoco hablaba, comía en silencio y me retiraba a mi habitación. Tenía clase así que el chófer se encargó de llevarme hasta la universidad y volverme a traer. Éste barrio en el que vivo es uno de los barrios más caros de toda Colombia. En la universidad tengo compañeros, pero no amigos. Todos son niños ricos y en su mayoría consumen sustancias estupefacientes. Así que prefiero mantenerme al límite de ese bando y el otro grupo son las niñas sifrinas que solo se preocupan por estar haciendo “Lives” sus r************* presumiendo si fueron al baño o no y cuantos milímetros le crecieron los vellos del … del cuerpo. Entonces me pongo mis audífonos y no habló con nadie. Además si tuviera algunos amigos normales no me dejarían salir con ellos porque mamá no lo permitiría. Entonces me relajo y me llevó la vida tranquila. Llegué a casa agotada y con sueño, como tenia dinero aprovechaba los recesos para ir a comprarme la cantidad de frituras que quisiera porque en casa solo comería verduras para mantener la figura. Y por ende llegaba sin apetito en ocasiones probaba la ensalada pero hoy siento que si me llevo algo más a la boca voy a devolver todo. Subí las escaleras y casi alcance a agarrar la manija de la puerta de mi cuarto cuando mi madre gritó: ꟷ ¿Cómo te fue Marieth? ꟷ Me dí media vuelta para responderle y vi que tenía puesto un vestido muy elegante. Y con intriga respondí: ꟷ Bien. ¿Vas a salir? ꟷ Se puso las manos en la cintura y dijo: ꟷNo, no voy a salir. En la cama te deje un vestido para que bajes a acompañarnos a almorzar porque tendremos a un viejo amigo de tu papá que vino a visitarnos. ¡No quiero excusas! Alístate que te estamos esperando. ꟷ ¡Ay por Dios! ¿Ahora qué se le habrá ocurrido a ésta señora? Sin responderle me giré, abrí la puerta, entré. Y arrugué mi cara cuando vi el vestido. Estaba hecho en lino de color azul pastel con encajes dorados como los disfraces de princesas de Disney. ꟷ ¡Bien! ꟷ Me quité la ropa para darme un fabuloso baño, me puse el vestido y después de todo no estaba tan mal, se me marcaba el trasero bastante bien. Me puse un maquillaje suave y bajé con cuidado, fue hasta que estuve en la sala que reconocí a Don Justino, un señor como de cincuenta años que hacía poco o más de dos años que se le había muerto su difunta esposa. Le conocía porque solían visitarnos a tomar el té con mis padres, pero desde que enviudó no había vuelto a regresar a la casa. Me aproximé a saludarlo porque le guardaba mucho cariño. Me tomó las manos y las besó, yo sonreí mientras él decía: ꟷ ¡Cuánto has crecido Marieth! Eres una mujer hermosa. ¿Me aceptaría un paseo antes del almuerzo? Quisiera hablar algunas cosas contigo. ꟷ Esto era muy extraño, desde cuándo Don Justino tenía que hablar cosas en privado conmigo. Sin embargo acepté con una sonrisa y le tomé de la mano. Salimos a caminar por el jardín y como estaba haciendo un sol muy fuerte opté por llevar un paraguas, a ésta hora el sol es muy inclemente y con este vestido iba a terminar rostizándome la paloma. Empezamos a caminar y él quiso hablarme de su difunta esposa. Yo entendía el dolor que aún le ocasionaba y le dije: ꟷ Don Justino, me conmueve que se haya ido tan pronto, siempre va a doler perder a un ser querido. Pero lo importante es lo que viviste a su lado. ꟷ Él se detuvo, agarró mi mano y dijo: ꟷ Llámame Justino, a secas. Cuando me dices “Don” me haces sentir más viejo de lo que soy. Además gracias a tus padres ahora podré visitarte más seguido. ꟷ Me dejó perturbada porque eran dos cosas que parecían muy evidentes: primero un paseo a solas y ahora que lo trate con más confianza. Bueno aún no puedo decir nada pero donde sea un nuevo plan de mamá, no se lo voy a perdonar. Seguimos caminando y era tan agradable hablar con él que me hacía recordar a mi abuelo paterno. Fue un hombre muy humilde y yo era su consentida. Loretta se ponía celosa porque con ella no era tan especial como era conmigo. Me reí de sus cuentos y regresamos a casa para almorzar. Me sentaron a su lado y todo iba muy bien hasta que mi madre quiso hacer un brindis: ꟷ Bueno, hoy quiero brindar por la oportunidad que Don Justino le está brindando a nuestra familia y por aceptar formar parte de la vida de Marieth, qué aunque debe madurar y crecer será la mejor decisión que tomé en su vida. ꟷ Bajé la copa y pasé un mirada asesina a mi mamá. Mi papá tenía la cabeza agachada y mi futuro esposo con su copa muy en alto tenía una sonrisa que ahora, con claridad agarraba un tono sádico. Pero entonces quería más claridad y entonces mirando fijamente a Justino le pregunté: ꟷ ¿Podrías explicar qué está sucediendo? ꟷ Entonces él puso la copa en la mesa y procedió a decir: ꟷ Marieth, has sido desprestigiada por no ser aceptada por Doña Trina por indecente. Por lo tanto, ningún hombre de bien se fijará para elegirte como esposa. Pero yo te conozco y sé que me aprecias, así que tu madre me ha solicitado que te corteje y yo lo he aceptado. ꟷ Ya lo sabía mi madre siempre se quería salir con su propósito. Entonces le repliqué: ꟷ Perdóname Don Justino, lo aprecio porque son años de conocerte y saber quién eres, pero ¡Por favor podrías ser mi abuelo! ꟷ Era ilógico, me llevaba treinta años o más y solo mirando su rostro e imaginando tener que darle un beso me dió asco. Y él replicó: ꟷ Para el amor no hay edades Marieth, además reconsidera qué te estoy haciendo un favor, no sólo a ti. Sino a tu familia. Porque jamás encontrarás a una mejor persona que yo para emparentar. ꟷ A éstas alturas y todavía usando lenguaje cavernícola… ¡Qué absurdo! Pero tenía que pensar muy bien las cosas, así que mientras en mi cabeza empezaba a idear un plan alcé mi copa y dije: ꟷ ¡Salud! ꟷ La cara de victoriosa de mamá no la podía disimular, el viejo agarró mi mano y me dió un beso. Yo sonreí con falsedad y les dije: ꟷ ¡Aprovechemos de comer antes de que se enfríe el almuerzo! ꟷ Estaba comiendo con rabia, pero trataba de disimular porque de lo contrario las lágrimas me iban a delatar. Mi padre autorizo podernos levantar de la mesa. Y entonces yo dije: ꟷ Si me disculpan, iré a mi habitación, estoy agotada. Un gusto haber compartido con ustedes. ꟷ No quise escuchar lo que tenían para decirme así que me di la vuelta y empecé a subir las escaleras. Cerré la habitación con llave y me quité el vestido. Lloré un largo rato porque me sentía como un objeto. Para mi mamá no importaba lo que yo sintiera, sino lo que pensaran los demás. ¡Que desgracia tan infinita! Me limpie el rostro, saqué una maleta del clóset y la llene con lo más esencial, añadí mi portátil y algunos juguetes de Starky. Me iría y me lo llevaría. La escondí debajo de la cama y le escribí a mi tía. Ella de inmediato me llamó y me dio la dirección de su departamento. Ella no estaba pero yo podía quedarme todo el tiempo que considerara necesario. Lo más bueno es que si permitían animales y me dejarían entran con mi bebé gigante. Volví a salir para dar un último paseo por la casa, pero ví a mi papá y se me reventó el corazón, él no se merecía sufrir por mi culpa. Así que le pedí que me acompañará al jardín donde nadie nos pudiera escuchar y le dije: ꟷ Papi, mamá ha ido demasiado lejos. Yo no me puedo casar con ese vejete. ¡Es ilógico! Espero que me entiendas y no me juzgues pero hoy me iré de la casa. Y quiero que me guardes el secreto para que no tengas problemas con mamá. ꟷ Papá agachó la cabeza con una amplia tristeza y dijo: ꟷ ¡Yo también lo haría! Pero por favor no me olvides. ¡Promételo! ꟷ Lo abracé porque alejarme de él era lo que me mataba y le dije: ꟷ No lo haré jamás papá, prometo irte a visitar a la oficina. Por ahora quiero que sepas que estaré bien. ¡Por favor ayúdame guardando el secreto! ¿Si? ꟷ Lloré con sentimiento pero era la mejor decisión que podía tomar, ya basta de que ella sea quien decide como debo vivir. La tarde transcurrió y cené con ellos como siempre. Mi papá tenía sus ojitos apagados y no habló durante la cena. Me dolía verlo así pero no podía dar marcha atrás a mi plan. Cuando considere oportuno lancé la maleta por la ventana, sujetada de una sábana para que no hiciera ruido, salté y terminé arañandome la panza. Luego agarré a Starky de su cadena y lo saqué sin hacer ruido. Mi tía Olivia había dispuesto de un chófer para que me recogiera a las ocho en punto y allí estaba esperando por mí. Subí al auto y con mis ojos llenos de lágrimas me alejé del lugar. El chofer me entrego las llaves del departamento y yo entré al ascensor. Starky tenía miedo y se resistía a seguirme, así que tuve que cargarlo y del susto me orinó. Pero a partir de hoy nuestra vida iba a cambiar. Por fin podría dormir conmigo en mi cama como siempre lo había deseado y lo mejor es que ya no volvería a estará atado con una cadena nunca más. Al entrar la soledad reinaba en ese lugar. En la mesa había una nota de mi tía donde explicaba que no regresaría sino hasta la mañana siguiente. Y que me había dejado yogurt, frutas y huevos para que hiciera un buen desayuno antes de ir a la universidad. Entré a la ducha y puse el agua caliente, entré arrastrando a Starky porque era muy miedoso para bañarse, lo enjaboné, y luego lo sequé con un secador para el cabello. ꟷ¡Quedaste oliendo rico bebé! ꟷ Me bañé y nos fuimos a dormir. Lloré mucho porque mi vida cambiaría y aunque sabía que iba a ser para mejorar, tenía miedo...
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