Diane se había levantado temprano para hacerle el café a Ezra, si alguien era feliz en aquel momento, esa era Diane Moreau. Volvía a tener una relación con la persona que amaba, a pesar de que éste seguía casado. A ella no le importa. Lo tenia y eso le bastaba. - Buenos días. – lo había despertado el olor del café. - Buenos días.- le dio un tierno beso y lo abrazó, aun no se lo creía, que aquello realmente podía suceder, después de tantas noches de lagrimas sin hallar consuelo, mas que la mano de su hermano acariciando su espalda. Fueron los últimos meses los más difíciles, sobre todo en el trabajo o cuando tuvo que mudarse de la casa porque la otra venía, su esposa. – Te he preparado el desayuno.- le habló con una enorme sonrisa en el rostro. - Gracias. Siempre diré que haces el m